Los activistas que insisten en temas de inmigración, los republicanos en la Cámara de Representantes y el presidente Barack Obama están de acuerdo en que queda muy poco tiempo para que el Congreso apruebe una ley de inmigración este año.
En todo lo demás están en desacuerdo.
Este martes pasado Obama trató de suavizar las cosas hablando bien del presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner (R-Oh.). En esa ocasión, Obama dijo que él creía en las buenas intenciones de Boehner y que este también buscaba la forma de aprobar una ley que ayude a los indocumentados en este país.
Cinco días antes, sin embargo el presidente había amenazado que él podría diferir con una orden ejecutiva la deportación de los inmigrantes indocumentados que viven en el país, a menos que los Republicanos de la Cámara aprueben una ley similar a la pasada por el Senado que le abre paso a la ciudadanía a los indocumentados.
El congresista Mario Díaz-Balart (R-Fl.), también quiere que la Cámara pase una ley de inmigración pero advierte que sólo quedan tres meses para poder hacerlo este año.
Hay buena voluntad de muchas partes. Pero lo difícil es ponerse de acuerdo en el contenido de dicha ley.
Los mismos republicanos están divididos. Algunos creen que una ley de inmigración sería buena para el partido. Pero los miembros más conservadores del mismo están totalmente en desacuerdo. Ellos no creen que la Casa Blanca esté dispuesta a cumplir con una nueva ley que aumente la seguridad fronteriza y exija que las personas que buscan empleo en el país puedan probar que tienen derecho a hacerlo.
“No hay duda que nuestro sistema de inmigración no funciona”, dijo Boehner. “Pero es imposible que los representantes electos por el pueblo aprueben nada hasta que ellos se convenzan que el presidente va a hacer cumplir la ley que nosotros aprobemos”.
El problema para los republicanos es que el presidente le ha ordenado al Departamento de Seguridad Nacional (Homeland Security) que haga que sus agentes utilicen el sentido común antes de decidir que indocumentados van a deportar y a quien van a permitirle seguir en el país.
Organizaciones comunitarias hispanas protestan porque dicen que aunque el presidente habla bonito, su política a la hora de las deportaciones es draconiana. Apuntan que ya son más de dos millones los deportados. Entre ellos hay padres de hijos nacidos en este país que son ciudadanos estadounidenses. A la vez aseveran que no han visto ese famoso sentido común a la hora de decidir a quién deportan y a quién dejan en el país.
Hay casos de niños nacidos en Estados Unidos que tienen que irse a vivir a otros países porque sus padres han sido deportados. No importa que estos niños cuando lleguen a la mayoría de edad pueden reclamar a sus padres. Mientras, tienen que vivir en países totalmente desconocidos para ellos.
Este martes Obama repitió “que está dispuesto a llegar a un acuerdo para modificar la ley ya aprobada por el Senado. Agregó que lo único en lo que no cedería es que cualquier ley aprobada por las dos cámaras tiene que darle paso hacia una eventual ciudadanía.
Agregó que el cree que Boehner y otros republicanos en la Cámara quieren aprobar una reforma migratoria, pero necesitan un espacio político para librarlos de ataques de los que están renuentes a aprobar cualquier reforma de inmigración.
Lograrlo va a ser muy difícil.
Ya falta poco para las elecciones de noviembre y muchos republicanos temen que un voto a favor de una reforma migratoria puede poner sus escaños en peligro.
Analistas políticos dicen que están equivocados. Los distritos a la Cámara están diseñados de tal forma que es muy difícil derrotar a los que ya ocupan el cargo. Agregan que los congresistas republicanos podrían votar a favor de dicha ley sin peligro de perder en las próximas elecciones.
El voto hispano va a tener una enorme importancia en las elecciones presidenciales de 2016 y en las elecciones a nivel estatal.
Los que proponen una reforma apuntan a los jóvenes indocumentados que ya fueron beneficiados por una orden presidencial ejecutiva que les permite quedarse, estudiar y trabajar en este país. Ellos son un aporte a la economía del país.
En esa oportunidad el presidente actuó después que el Congreso no había pasado una ley de amnistía para los jóvenes indocumentados. Pero ahora, la cosa es diferente.
El vocero de la Casa Blanca Jay Carney dijo que ahora era necesario aprobar una ley. Eso quiere decir que va a ser casi imposible pasar una reforma migratoria este año.
Este artículo apareció originalmente en Martí Noticias