Los Pumas han finalizado su actuación en la Copa del Mundo de Inglaterra. Perdimos sin atenuantes ante Sudáfrica y nos quedamos sin el bronce, pero cuánto ganamos, ¡cuánto! Los Pumas se han ganado el reconocimiento del mundo con su juego vistoso, su compromiso y la ambición que muchos envidian. También se llevaron la consideración de un país futbolero por excelencia como el nuestro, que se conmovió frente a la televisión viendo a sus gladiadores cantar el Himno Nacional, casi como soldados velando las armas. Hoy los argentinos se animan a opinar hasta sobre la táctica y los movimientos de los forwards o el medio scrum, e incluso a discutir un knock-on, aspectos de los que hace semanas muchos no tenían la menor idea.
Parabienes para Los Pumas, para todos los que hicieron grande el rugby nacional, desde aquel lejano triunfo sobre Australia en 1978, liderados por el legendario Hugo Porta, hasta hoy. Parabienes para Agustín Pichot y todos aquellos que apostaron por un cambio serio que ha empezado a dar sus frutos y, aunque decaiga algo la euforia, porque no logremos el campeonato (el único valor que nuestra sociedad legitimiza), lo hecho por este equipo ya ha entrado en la historia del rugby nacional. Continuar leyendo