Mucho se ha dicho y escrito en las últimas semanas sobre la falta de vacantes en el sistema de educación pública inicial porteño y del sistema de inscripción informático u “online” como se lo conoce. Todas las críticas silencian que ha sido a partir de la gestión de Mauricio Macri que se ha dado cabal cumplimiento al artículo 24 de la Constitución de la Ciudad que establece la obligatoriedad de la enseñanza desde prescolar. Es bueno recordar que la Constitución data de 1996. Es más, no solo se asegura la escolaridad para los niños de 5 años sino también a los de 4 años y más aún, en el primer caso casi un 20 % de la matrícula proviene de la provincia de Buenos Aires y casi un 8 % en el segundo. Es cierto y nadie niega que faltan entre seis mil y siete mil vacantes entre 0 y 3 años (esta última franja etaria está cubierta en un 85 %) pero ha sido un mérito de la denostada inscripción ” online” transparentar esta situación y dar datos ciertos sobre dónde es necesario construir escuelas y para qué franja etaria.
Ningún distrito del país garantiza el 100 % de escolaridad para esa edad y ninguno se acerca a los índices de la Ciudad. En este sentido cabe destacar que de acuerdo a los datos del censo del 2010 la tasa de escolarización en el nivel inicial promedio país era del 67, 5 % y en 3 y 4 años del 55,2 %. La Ciudad registraba los mejores índices con un 87,9 % y 83,5% respectivamente, superando en más de 10 puntos porcentuales a las provincias de Buenos Aires y Tierra del Fuego que ocupaban el segundo y tercer lugar respectivamente. La ciudad en la franja de 4 años muestra índices superiores al promedio de la OECD (82 %) según datos de esa propia organización (www.oecd.org/edu/eag2012).
Muchas de las críticas son infundadas y otras contradictorias. Por ejemplo se piden soluciones “urgentes” pero se cuestiona a las aulas de construcción modular que permitieron en dos meses ofrecer más de 2200 vacantes en aulas que cumplen con todos los requisitos de edificación escolar y están dotadas de calefacción y aire acondicionado (del que carecen costosos colegios de la ciudad y el gran Buenos Aires). Se las pretende falazmente equiparar a un “container”, como si existieran “containers” con más de 40 metros cuadrados de superficie de su base, con ventanas que permiten la iluminación con luz natural, con paredes revestidas en yeso y como ya se dijo con calefacción y refrigeración. También es una falacia efectista decir que se gasta menos en educación. La forma correcta de medirlo es analizar el gasto por alumno y este pasó en moneda constante (calculado de acuerdo a índices reales de inflación y no por el INDEK) de 17.650 pesos en 2007 a 21.435 en 2013 de acuerdo a datos del Ministerio de Educación.
Esta gestión construyó 33 escuelas entre 2008 y 2013, la mitad en el sur de la ciudad y este año inaugurará otras 18, 13 de ellas en dicha área, sin mencionar que en 2008 recibimos más de 300 edificios con serios problemas estructurales, hoy todos solucionados. Se incorporó además la enseñanza de inglés en primaria y se crearon 7000 cargos docentes sin contar la distribución de casi 200 mil netbooks entre alumnos y docentes con conectividad a internet. Además en los últimos dos años no ha habido huelgas y se ha cumplido con los 190 días de clases. Hay 10 colegios que se incorporarán al sistema de bachillerato internacional. No por nada la matrícula de educación estatal crece en la ciudad de Buenos Aires a diferencia de lo que sucede en otros distritos del país. Mientras los detractores de hoy en su gestión (2001-2006) no pueden mostrar un crecimiento de la matrícula en el nivel inicial, esta gestión la incrementó en más de un 20%.
En los deseos imaginarios de cierto “progresismo” lo que debía suceder era que la gestión de PRO relegara a la educación pública en beneficio de la escuela privada. La realidad se impone a sus prejuicios. Educación pública, gratuita y de calidad es un compromiso día a día concretado en hechos.