Un grupo de gobernadores adictos al gobierno, se reunió el fin de semana con el fin de congraciarse con la Presidente y en busca de superar un problema complejo: su análisis de coyuntura política, les indica que no tendrán en las próximas legislativas el respaldo del voto popular como para incrementar el volumen de sus bloques en el Congreso, y por ende, jamás alcanzarían los dos tercios de cada Cámara, necesarios, para sancionar una ley que declare la necesidad de la reforma dela Constitución Nacional, que garantice la reelección eterna de la actual presidente.
Así las cosas, se inició una serie de desvaríos sobre interpretación constitucional, que concluyeron en que, en el citado encuentro, el gobernador del Chaco, Jorge Capitanich, propuso una consulta popular, como la establecida en el artículo 40 dela Constitución, para que el pueblo sea quien defina si es necesaria la reforma.
La idea es por cierto una muestra de desesperación política, surgida de la noción de la inexistencia de un sucesor y la extinción del kirchnerismo como grupo controlante del poder político estatal, sin la actual titular del Ejecutivo en el rol de candidata.