Debe haber satisfacción entre quienes estaban preocupados por la magnitud del déficit fiscal, o el monto de tinta roja en las cuentas del gobierno de Estados Unidos. Justificadamente, porque el gobierno, durante los últimos cinco años, estaba gastando cada año más de $1 billón en exceso de sus ingresos.
Sin embargo, para sorpresa de muchos, cifras reveladas por el Departamento del Tesoro, sobre el último año fiscal, indican que la tinta roja ha disminuido drásticamente, por un monto que no se veía desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Durante el año fiscal 2013, el déficit disminuyó en casi la mitad, desde $1.1 billón a $680,000 millones, o de 6,8 por ciento como proporción de toda la economía, a 4,1 por ciento. La explicación de este desempeño impresionante se encuentra en menos gasto, impuestos más elevados y la recuperación económica. Todos empujaron hacia arriba los ingresos del gobierno, en $324,000 millones, un aumento de 12,8 por ciento entre 2012 y 2013. Además, el gasto público no aumentó. En ambos años, los gastos locales, estatales y federales llegaron a $3,5 billones cada año. Como consecuencia, desde 2007, el empleo gubernamental, local, estatal y federal, disminuyó en 535,000 puestos de trabajo, el nivel más bajo alcanzado en 2005.
A lo largo de esta década, la proyección es que el déficit fiscal disminuirá a 3 por ciento de la economía. Si todo sigue igual, la proyección es que los déficits crecientes retornarán durante la próxima década, causados por mayores costos en la salud y en las jubilaciones.