Un ser humano actual y moderno no es el que corre detrás del último teléfono inteligente o se deja arrastrar por el novísimo grito de la moda, sino aquel que tiene plena conciencia de lo que es ineludible hacer ahora mismo.
El avance tecnológico ya es un factor decisivo a la hora de lograr propósitos en la vida. En estos tiempos se hace inevitable tomar conciencia de lo práctico y beneficioso que es dominar la tecnología, al menos hasta el nivel que la necesitamos. ¡Eso es ser moderno, estar actualizado!
Sin embargo, una cosa es dominar la tecnología y otra es que ella nos domine a nosotros. Si permitimos que ocurra, nos convertimos en sus esclavos, dejamos de ser nosotros mismos y, aunque parezca paradójico, nos trocamos en seres humanos ajenos al mundo real, pues nos distanciamos de la naturaleza, de la familia y hasta de nuestro propio yo interno. Cuando la tecnología nos domina, no somos más modernos, somos unos enajenados. Continuar leyendo