La permanente descalificación que desde el Ejecutivo se le formula al Poder Judicial se profundizó a partir de la marcha del 18F.
Hoy la Presidente de la Nación ya no tiene ningún inconveniente en aseverar que los jueces y fiscales que participaron de la marcha, o los que llevan adelante procesos que la involucran a ella o a miembros de su gobierno, familiares o amigos, han desviado su eje, y se han erigido en un nuevo partido político, el Partido Judicial, cuya finalidad sería la de formar parte y participar de un supuesto “golpe blando”.
Más allá de la infortunada manifestación, tanto en su concepción como en su oportunidad, -en el contexto de un homenaje a un fiscal de la Nación muerto sirviendo al país-, lo cierto es que tal descalificación de la labor y ética judicial constituye una afrenta mayor no solo hacia los jueces y fiscales, sino para con la República misma. Continuar leyendo