La premisa de la década: cuidar y justificar al delincuente

Daría la sensación que lo que se buscó durante la gestión de los Kirchner fue garantizar la seguridad jurídica de los delincuentes. Ellos fueron la prioridad durante toda esta década. No se persiguió nunca desalentar sus conductas, mucho menos castigarlas. Por el contrario, se modificaron leyes y códigos para alivianar o directamente eliminar sanciones.

Se impuso como la obligación de encontrar siempre una justificación a la conducta ilícita. En contraposición, se hizo evidente el desprecio a la persona y a los derechos de las víctimas. Para estos últimos, la situación fue muy distinta: se los condenó a soportar y sufrir el castigo que implica la falta de respuesta del Estado y la falta de sanción al delincuente.

Para las víctimas, la otra cara de la moneda, solo inseguridad jurídica. Fueron dejados expuestos y abandonados a su suerte. No solo sin protección, sino mostrándoles que estaba a favor y preocupado por los derechos de los delincuentes por sobre el de las víctimas.

Una vez mas, el absurdo como regla; el mundo del revés. A quienes el Estado debió garantizar la seguridad jurídica que debiera emerger de sus leyes, solo les generó inseguridad e incertidumbre. A quienes debió desalentar en el accionar ilícito, por el contrario les ofreció garantías y seguridad jurídica. Los derechos para el delincuente, la inseguridad para las víctimas.

Como para coronar esta situación de inseguridad que vive el ciudadano común y honesto, la grieta que ha generado en el seno del Poder Judicial. Enfrentamiento entre fiscales y jueces que a nadie pasa desapercibido, y que por cierto afecta a todos. Hoy la suerte de una causa pareciera estar echada, según en que juez o fiscal recaiga. Imposible hablar de seguridad jurídica en esas condiciones.

Asistimos impávidos en causas de la entidad de la denuncia y muerte del fiscal Nisman, a un claro enfrentamiento entre jueces y fiscales, donde se dicen de todo de un lado y de otro; incluso contra la persona del fiscal muerto. Resultante natural de este desmadre, al final del día, las causas no avanzan y los únicos que se benefician son los responsables de los delitos que no se investigan.

Nunca antes el país vivió una situación así. Nunca antes tanta inseguridad jurídica para el ciudadano de bien. Nunca antes, tanta seguridad jurídica para los delincuentes. Definitivamente, algo anda mal.

La hora de los jueces

La permanente descalificación que desde el Ejecutivo se le formula al Poder Judicial se profundizó a partir de la marcha del 18F.

Hoy la Presidente de la Nación ya no tiene ningún inconveniente en aseverar que los jueces y fiscales que participaron de la marcha, o los que llevan adelante procesos que la involucran a ella o a miembros de su gobierno, familiares o amigos, han desviado su eje, y se han erigido en un nuevo partido político, el Partido Judicial, cuya finalidad sería la de formar parte y participar de un supuesto  “golpe blando”.

Más allá de la infortunada manifestación, tanto en su concepción como en su oportunidad, -en el contexto de un homenaje a un fiscal de la Nación muerto sirviendo al país-, lo cierto es que tal descalificación de la labor y ética judicial constituye una afrenta mayor no solo hacia los jueces y fiscales, sino para con la República misma. Continuar leyendo