Un fallo buitre que pone a los K ante el default político

¿Por qué la “biblia” del capital financiero internacional -el Financial Times- examina, nada menos que en un editorial (26/6), la conveniencia de que Argentina rechace el fallo Griesa y proceda a reestructurar la totalidad de la deuda externa y ponerla bajo jurisdicción nacional, lo cual equivaldría a una cesación temporaria de pagos?

Las razones que esgrime el diario dejan en evidencia que cualquier arreglo con los fondos buitre podría desencadenar una ola de juicios de parte de los acreedores que entraron en los canjes de 2005/10, en virtud de la cláusula que les permite reclamar las ventajas económicas que se concedan a aquellos. Un día antes, el jefe editorial del Financial Times había puesto en duda que esa cláusula fuera inaplicable para el caso de que el arreglo con los fondos buitre fuera el resultado de una decisión judicial y no de un acuerdo “voluntario”. Una extensión del arreglo con los buitres a todos los acreedores duplicaría de una vez el monto total de la deuda externa de Argentina. A la vista de este resultado, el Financial Times califica de “extorsión” la orden de pagar al mismo tiempo a los buitres y a los acreedores regulares, y descalifica el criterio de ‘pari passu’ (igual trato) aplicado por la Justicia norteamericana.

En resumen, Argentina se encuentra en un laberinto: si no cumple con el fallo entra en default, y si lo hace se arriesga a una serie de procesos judiciales que la arrastrarían al default. Defensor del capital financiero internacional, el Financial Times recomienda arreglar con los ‘buitres’ y afrontar el riesgo de juicios ruinosos. El planteo de que el pago a los buitres, en el caso de una orden judicial, sería inocuo, no es más que una triquiñuela mediática que pondría a la Argentina en un estado de vulnerabilidad financiera y política sin precedentes, en la larga historia de claudicaciones de las clases dominantes del país.

La advertencia condicional del Financial Times es compartida por el gobierno K, el cual sigue, sin embargo, la ruta de arreglar con los buitres con un pago en títulos del Estado, lo cual significaría, de entrada, un aumento de la deuda externa en 15 mil millones de dólares. Procede de esta manera bajo la presión de los intereses de clase que representa: la burguesía nacional reclama el restablecimiento del financiamiento internacional para ella y para los proyectos de gas y petróleo. La burguesía nacional, que posee asimismo gran parte de la deuda externa, quiere cobrar y de ningún modo ser víctima de una cesación de pagos.

Desde un punto de vista más amplio, un default como el que sugiere el Financial Times requeriría de inmediato medidas internas de fondo para contrarrestar un boicot financiero internacional. Nos referimos a la nacionalización de la banca y el comercio exterior, para aplicar el ahorro y los recursos nacionales a un plan de inversiones y desarrollo económico y social. Argentina establecería, en esas condiciones, una contabilidad nacional única, lo cual implica la apertura de los libros de las compañías grandes y el control obrero de los monopolios capitalistas. En oposición completa a esta alternativa, el gobierno “nacional y popular” ha preferido reforzar su acción de “pagador serial”, mediante el cierre de acuerdos ruinosos con Repsol y el Club de París y en el Ciadi (Banco Mundial), que han incrementado la deuda externa -sin contar los intereses- en cerca de 20 mil millones de dólares.

El tema de los fondos buitre y los fallos antijurídicos de la Justicia norteamericana ha ocultado el latrocinio económico y jurídico que tiene lugar en el Ciadi, donde las empresas privatizadas bajo el menemo-kirchnerismo, reclaman la redolarización de las tarifas que fueran pesificadas en 2002. De acuerdo con El Cronista, el monto en litigio es de 22 mil millones de dólares. La aceptación de las sentencias del Ciadi, por parte del gobierno K, no solamente lleva al país a la bancarrota, sino que es un atropello descomunal de la soberanía argentina y una violación del orden jurídico. Ocurre que la pesificación fue legitimada por una acordada de la Corte Suprema de Argentina, que es colocada por el propio gobierno argentino por debajo de un tribunal arbitral de un banco internacional. La Corte no ha abierto la boca sobre esto. ¿Cómo protestar contra las vejaciones de la Justicia norteamericana cuando el mismo gobierno nacional autoriza la degradación de las instituciones jurídicas del país y, por lo tanto, de la Constitución Nacional? 

Mientras la City de Londres admite la conveniencia de una declaración de default, la City porteña y el establishment político que la representa reclaman cumplir los fallos coloniales y re-endeudar otras diez veces al Tesoro nacional. Se ha formado un frente nacional a favor de un arreglo con los buitres desde los K hasta Massa, Binner, Cobos, Macri, Carrió. Los K alegan que lo hacen para defender el modelo y los otros para superar los desequilibrios, como si el resultado de un nuevo endeudamiento masivo pudiera ser otro que la confiscación de los ingresos y de las condiciones de vida de los trabajadores.

Nuestra posición es: rechazo del fallo yanqui y de cualquier acuerdo con los buitres y de los arreglos en el Ciadi; repudio de la deuda usuraria; adopción de las medidas de nacionalización y control obrero necesarias para establecer una contabilidad y un plan económico de industrialización y de mejora de las condiciones de las masas. Que el pueblo decida: por un plebiscito sobre el fallo yanqui y la deuda externa.

El Gobierno ante su propia medicina

La Corte Suprema de Estados Unidos acaba de aplicar el gobierno kirchnerista su propia medicina. El fallo que lo obliga a pagar la totalidad de la deuda que reclaman los ‘fondos buitres’ será aplicado con la misma metodología usada con los litigios en el Ciadi, con Repsol y con el Club de París: una suma al contado y una nueva emisión de deuda, la cual podría llegar a los u$s 30 mil millones. Es el monto que reclama el conjunto de los acreedores que rechazó la reestructuración de deuda de 2005 y 2010. Se trata de una acumulación abusiva de intereses desde 2001. Los fondos que sí aceptaron la reestructuración podrían reclamar para ellos los mismos beneficios que los ‘buitres’, esto en virtud de la cláusula del “acreedor más favorecido” introducida por Néstor Kirchner en el primer canje de deuda. Este cláusula y el ofrecimiento de ‘cupones de PBI’, por u$s 40 mil millones, delata el carácter usurario del arreglo de deuda pergeñado por el gobierno ‘nacional y popular’.

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La Patrie en Danger

Los intelectuales del kirchnerismo se jactaron alguna vez de la capacidad del gobierno para “construir poder”. Contraponían alegres este oportunismo corrupto contra el principismo político de la izquierda, que asienta su estrategia en categorías históricas. La taba, sin embargo, parece haberse dado vuelta, dialécticamente, digamos, porque la quinceava Carta Abierta se lamenta ahora de que el kirchnerismo es víctima del poder de las corporaciones que él mismo albergó ‘a paladas’ en la década remanida. Los K devalúan el peso, dice Carta Abierta, contra su propia voluntad, como si el contratiempo cambiara en algo su carácter social regresivo. ¿Qué dirán entonces de la revalorización que registra el peso en estos días como consecuencia de la resolución del Banco Central kirchnerista para que la banca local venda la mayor parte su tenencia de cuatro mil millones de dólares al tipo de cambio Bolsa? (11/12 pesos, que compró con la plata de sus depositantes, para realizar un beneficio extraordinario y encima invertirlo al 30% anual con un seguro de cambio que le garantiza una paridad con el dólar).

El famoso poder que se construyó con cooptaciones y sin considerar los prontuarios políticos y judiciales, se ha ‘deconstruido’. ¿Se dan cuenta estos pensadores de que con la caracterización de que el poder pasó a las ‘corpos’ están alentando ‘simbólicamente’ el derrocamiento de su propio gobierno? Un gobierno que no gobierna es una contradicción en sus términos. Hasta hace poco los K se jactaban de que haber impuesto la soberanía de la política sobre el interés particular, ahora lamentan que diez años de política haya devuelto el poder al llamado ‘poder concentrado’; los K se pasan de bando. El discurso de los intelectuales K derrama derrotismo. La patria está en peligro es el documento cobarde de un grupo de capituladores. Hasta el encabezamiento del texto es una farsa: en lugar de un slogan gaucho esgrimen una consigna afrancesada, la de las insurrecciones populares, en Francia, entre 1791 y 1793, que convocaban al armamento del pueblo bajo el llamado de la Patrie en Danger. Los filósofos que supimos conseguir no convocan, sin embargo, a ningún levantamiento popular, solo a establecer una Junta Nacional de Granos (justo cuando el precio de la soja está en caída). Jorge Abelardo Ramos, él mismo un nacionalista que recaló en el menemismo, ironizó una vez que allí donde la burguesía francesa había estampado los derechos del hombre y del ciudadano, la de Argentina se trenzaba por las alícuotas de importación.

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Salta no es una isla

En la capital de Salta, el Partido Obrero alcanzó el 22% en las PASO provinciales; su distante seguidor, un romerista, sacó un módico 7%. En todo el interior tuvimos votaciones de dos dígitos, las mayores de nuestra historia política. En la noche del domingo, el gobernador Urtubey nos oficializó como el adversario político principal del régimen dominante y salió a pactar enseguida con el sojero Olmedo -el homófobo. Ya nos hemos lanzado para que nuestro candidato, Pablo López, se convierta en el primer salteño que llegue al Congreso Nacional con una plataforma obrera y socialista. Se corona, de este modo, un trabajo enérgico de delimitación política con el peronismo de Salta y de oposición resuelta -primero, al menemista Romero, y luego al kirchnerista Urtubey. Nos involucramos, con una posición socialista, en la experiencia de las masas de la provincia y, con este método, desarrollamos conclusiones comunes, que las urnas han reflejado a lo largo de la década.

Trayectoria

El Partido Obrero de Salta obtuvo su primera representación parlamentaria luchando contra Romero, el Menem salteño, desde las luchas docentes, la resistencia al desmantelamiento de YPF y las sacrificadas luchas de General Mosconi. Varios de nuestros militantes y dirigentes fueron encarcelados en esa lucha e incluso tuvieron que pasar a la clandestinidad -”en democracia”.

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