La despenalización de la marihuana ayudaría a reducir los altos costos sociales y económicos que se pagan en México por seguir un modelo prohibicionista respecto de las drogas, con el que los más beneficiados son los grupos criminales, por las altas ganancias que obtienen, consideró el ex canciller Jorge Castañeda.
El primer costo social que en México se paga, indicó, es el de tener a miles de personas en las cárceles por el sólo hecho de llevar consigo una dosis mínima de marihuana, pues al recluírseles se les confina en un espacio altamente criminógeno, en el que, en lugar de salir preparados para reincorporarse a la sociedad, salen listos para escalar en el ambiente criminal.
“En segundo lugar, tenemos el costo financiero de tenerlos en la cárcel y de perseguirlos. En tercero, la renta extraordinaria que obtienen los cárteles por el negocio de la marihuana.
“¿Qué porcentaje es de su negocio? No sabemos. Puede ser el 60, el 50, puede ser el 20; no lo sabemos porque no sabemos qué porcentajes tienen otros negocios, pero de éste tenemos la absoluta certeza que sí es un negocio de ellos, ese dinero, esa renta, ya no la tendrían con la legalización en México o la tendrían muy reducida, muy mermada, menos dinero para corromper autoridades, menos dinero para comprar armas y menos dinero para contratar a sicarios”, indicó.
Si bien la despenalización de la marihuana traería algunos costos, como sería un incremento en su consumo una vez que se diera la medida, estos son mucho menores, de los que hoy en día se pagan por intentar resolver el problema de manera penal, consideró Castañeda.
“No es imposible que haya un pequeño repunte, como lo hubo un rato en Portugal, en algunos estados de la Unión Americana, pero también sabemos que, al poco tiempo se vuelve al nivel que había anteriormente.
“Esa tesis del aumento del consumo tiene una premisa falsa, que es que hay una gran cantidad de mexicanos hoy que sí quieren fumar, pero que no fuman marihuana porque está prohibido, como si fuéramos un país tan respetuoso de las leyes. Entonces, casi se supone que están todos ahí: listos, en sus marcas, fuera, eso no es cierto, no hay ninguna razón para suponer eso. No es imposible que haya un pequeño aumento y que luego se estabilice, ese costo hay que compararlo con el costo de la política prohibicionista”, sostuvo el ex titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Castañeda indicó que si bien el narcotráfico es un problema global, no hay que esperarse a que la discusión se dé multilateralmente -aunque el tema está a debate en distintos países- pues lo que se decida en algunos de ellos, como es el caso de México, tendría una repercusión internacional.
“Si la Ciudad de México, el Distrito Federal, adoptara, contemplara una despenalización, tendría un impacto enorme porque sería la primera gran capital del mundo que, no de manera hipócrita como en Ámsterdam, sino de manera abierta y legal, tomara la decisión de despenalizar la marihuana, tendría un impacto enorme en el mundo entero, en América Latina, por supuesto, pero en el mundo entero y en Estados Unidos, por supuesto”, señaló.
En México, apuntó, se vive una situación especial, debido a que por su posición geográfica, produce una gran cantidad droga que se consume principalmente en Estados Unidos.
“Es un negocio internacional, pero tiene características propias en cada país y México es un país extraño, en el sentido de que es, por un lado, un país productor importante de marihuana y consumidor muy pequeño de marihuana y eso hace que tenga características muy específicas el problema en México y por eso es muy importante que ya se empiece a debatir eso de manera más abierta”, señaló Castañeda.