Uno de los esfuerzos más interesantes de EPN, pausado y discreto, es la construcción de la “marca México”, proyecto que comenzó con Fox, siguió con Calderón, pero que no se ha consumado.
Sin apresurarse, busca una definición de la “marca México” más allá de la imagen turística. Habrá que esperar al año entrante para ver si se puede construir a través de Hollywood y la publicidad, de la literatura y de la televisión el prototipo del mexicano exitoso, honesto, que sea apreciado así por el resto del mundo. El esfuerzo vale la pena.
Para que prospere, debe acompañarse de algo que ha faltado. Me refiero a proyectos emblemáticos, de realización concreta, perceptible e ilustrativa de lo que se quiere hacer como país. En el pasado ya hubo: CU con Alemán, Antropología con López Mateos, las Olimpiadas de Díaz Ordaz, los aeropuertos de Echeverría y las plataformas petroleras de López Portillo. Sin una realización de este tipo, y que sirva como símbolo de lo que los mexicanos somos capaces de hacer, va a ser difícil construir esa marca. Hay muchas ideas, repito cinco interesantes.