Exportaciones del agro son las únicas que aumentan

Con datos actualizados al cierre del primer semestre del año, el comercio exterior argentino sufrió un parejo deterioro en los montos de exportaciones como importaciones. Incidieron en este fenómeno las restricciones locales al dólar, en el caso de las importaciones, y el atraso cambiario para exportar, pero más aún perjudicaron las devaluaciones de las monedas de los principales socios comerciales, y la caída de la actividad y la demanda de Brasil.

Ante un contexto tan adverso, volvió a destacarse el aporte del agro argentino y sus derivados industriales, que integran un rubro fuertemente superavitario. En líneas generales el “campo” incrementó los volúmenes exportados, y si bien redujo su ingreso de divisas, éste se debió al declive de los precios de las materias primas, una variable que excede la dinámica de la economía doméstica.

Según el Banco Central, entre enero y junio se registraron en el mercado de cambios exportaciones de bienes por u$s30.810 millones, de los cuales u$s12.735 millones correspondieron al sector de oleaginosas, aceites y cereales, que representaron el 41,3% del total. Así, el agro incrementó levemente su participación en las ventas externas, desde los 41,2% del mismo período de 2014.

En el acumulado de la primera mitad del año el sector recortó los cobros de exportaciones en un 14% por “la reducción de los precios internacionales de los principales commodities agrícolas que exporta nuestro país, dado que las cantidades comercializadas localmente mostraron una recuperación en el periodo”, señala el Banco Central en su Balance Cambiario.

“La reducción de los precios obedeció, entre otros elementos, al significativo aumento de la producción mundial de productos agrícolas (en especial, soja, maíz y trigo) durante las últimas campañas, mientras que el crecimiento de la comercialización en el mercado interno estuvo vinculado con el volumen de producción récord de soja obtenido en la presente campaña”, explica el BCRA.

El Ministerio de Agricultura informó que la cosecha 2014/15 alcanzó un nivel récord de 120 millones de toneladas, con un volumen máximo de soja de 60,8 millones de toneladas. En la campaña 2013/2014 se habían cosechado 55,5 millones de toneladas de la oleaginosa. Argentina es el tercer productor y exportador de porotos de soja sin procesar, y primer exportador mundial de harinas y aceites del cultivo.

Al término de la primera mitad de 2015, la soja se sostuvo como el principal producto de exportación argentino, a pesar del retroceso de precios de un 30% interanual. Es cierto que luego de dos campañas récord consecutivas quedaron importantes stocks sin comercializar, a la espera de mejores precios en el exterior y un tipo de cambio más alto en el plano local, pero tanto el BCRA como el INDEC reconocieron mayores volúmenes exportados, a diferencia del resto de los rubros, que mostraron bajas tanto en cantidades como en precios, con cifras más notorias en las manufacturas de origen industrial (-16% y -2%, respectivamente).

El INDEC dice que el campo exportó más

En su informe sobre Intercambio Comercial Argentino, con cifras estimadas del primer semestre de 2015, el INDEC informó que las ventas de cereales (principalmente maíz y trigo) crecieron 13% en monto, a u$s3.179 millones, y semillas y frutos oleaginosos ingresaron u$s2.591 millones, un 3% más. Grasas y aceites (principalmente aceite de soja) restaron 9%, a u$s2.292 millones, y residuos y desperdicios de la industria alimenticia (otros derivados de soja) cedieron 27% en divisas, a 5.256 millones de dólares. Estos subrubros sumaron unos u$s13.318 millones, el 44% del total exportado por la Argentina, contra 40,8% del primer semestre de 2014.

En otro informe, el de Índices de Precios y Cantidades del Comercio Exterior, el INDEC determinó que “las exportaciones argentinas en el primer semestre de 2015 registraron bajas en los precios (-16,7%) y en las cantidades (-1,4%); en este período las exportaciones alcanzaron el valor de 30.213 millones de dólares, un 17,9% inferior al primer semestre de 2014”.

El ente estadístico especifica que en el primer semestre los precios de la soja, el maíz y el trigo cedieron 29,6; 18,1 y 26,1 por ciento, respectivamente. El aceite de soja cayó 19,2% y otros subproductos de soja, un 27,7% en el período.

En contraste, los embarques de trigo treparon un 131,4% interanual entre enero y junio; los de maíz, 60,1%, y los de porotos de soja, un 46,4 por ciento. Las ventas externas de aceite de soja aportaron 13,4% más cantidades que en el primer semestre de 2014, mientras que el volumen comercializado en residuos y desperdicios de la oleaginosa creció 1,3 por ciento. A excepción de pescados y mariscos sin elaborar, todos los demás rubros exportadores redujeron sus envíos.

Otras fuentes, como la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), informaron en el primer semestre del año una liquidación de exportaciones por u$s10.941,9 millones, con un retroceso de 17,6% respecto de los u$s13.275,3 del mismo lapso de 2014, también explicado por la caída de la cotización de los granos y  profundizado por los productos con mayor valor agregado.

Está claro que el balance del año no está cerrado y aunque el campo concentra sus ventas externas en el segundo trimestre del año, la sangría de precios de las materias primas acotará el ingreso de agrodólares en el futuro próximo. Entre julio y agosto, la tonelada de soja pierde 14% (de u$s380,37 el 30 de junio a u$s327,11 hoy), el maíz cae 13,4% y el trigo, un 19 por ciento. En tanto, el aceite de soja restó en menos de dos meses 18,5%, y la harina de soja, 9 por ciento.

A pocas semanas de las elecciones presidenciales, el retroceso de los montos exportables, que ajustará la oferta de dólares para reservas e importaciones y también los ingresos fiscales, quedará como un desafío que tendrá que afrontar el nuevo gobierno.

Los ahorristas motorizan la fuga de capitales

La semana pasada el Banco Central presentó su informe sobre operaciones en el Mercado Único y Libre de Cambios y el Balance Cambiario actualizado al cierre del segundo trimestre de 2015. Uno de los datos destacadas fue que en la primera mitad del año las ventas de dólares a minoristas sumaron u$s6.500 millones, prácticamente el doble que el monto alcanzado en el mismo lapso de 2014.

En el desglose que hace el BCRA, los egresos netos por turismo y viajes y pasajes alcanzaron los u$s3.700 millones entre enero y junio, mientras que las compras netas de billetes para atesoramiento totalizaron en ese período unos 2.800 millones. La AFIP informó ventas para ahorro por u$s2.856 millones en los primeros seis meses de 2015. En base a las cifras del reporte del Central, la “demanda adicional” de de divisas por parte de los minoristas por ahorro y viajes al exterior sumó u$s3.100 millones en el primer semestre de 2015, con un crecimiento de 92,2% interanual.

Estos u$s6.500 millones efectivizados por el público responden a un ostensible atraso cambiario. En la ponderación de los particulares el dólar se exhibe como un activo “barato”, eficaz para escudarse de una futura devaluación. También la experiencia de las últimas décadas posiciona a la divisa norteamericana como una alternativa para cubrirse de la inflación, si bien al concluir el primer semestre el dólar oficial subía un 12% interanual (de 8,13 a 9,09 pesos en el mercado mayorista) y el “blue” apenas 10,3% (de 12,15 a 13,40 pesos), tasas que fueron menos que la mitad de la inflación real acumulada en 12 meses.

En el último tramo del gobierno de Cristina Kirchner, los particulares procuran captar la mayor cantidad de dólares que la AFIP les autoriza, al punto de arrasar con las divisas que ingresan al país por el intercambio de mercancías con el mundo. Las transacciones de bienes son la principal fuente de ingresos en el mercado cambiario y en el detalle del Central representaron en el primer semestre un 27% menos que las divisas destinadas a cubrir la demanda minorista y que en su mayor proporción salieron del sistema, ya sea al quedar sin registrar en cajas de seguridad, en el “colchón” o por consumos fuera del país.

El BCRA determinó que las transferencias netas por mercancías, es decir, la diferencia entre el cobro de exportaciones y el pago de importaciones cursados a través del mercado de cambios, totalizaron unos u$s5.100 millones en la primera mitad de 2015, unos u$s331 millones o 6,9% más que en el mismo lapso de 2014. Estos datos contrastan con el magro saldo comercial argentino del primer semestre informado por el INDEC, que alcanzó los u$s1.231,4 millones, el monto más bajo para el período desde el 2001.

Más dólar “ahorro”, más fuga de capitales

La autoridad monetaria informó que en el primer semestre de este año salieron del sistema financiero argentino unos u$s3.046 millones, casi el doble que en el mismo lapso del año anterior. Esta fuga de capitales está emparentada con el incremento constante de divisas efectivizadas para atesoramiento, ya que nueve de cada diez de esos dólares son retirados de los bancos, y también a la salida neta de divisas por turismo, debido a que el encarecimiento de los precios internos en términos relativos desalienta la llegada de turistas extranjeros y hace a los argentinos más proclives a vacacionar en el exterior.

De esta forma, en 2015 los ítem turismo y ahorro se “comen” los dólares del superávit comercial y a la vez alimentan una fuga de capitales que en el año electoral será la más grande desde que se estableció el “cepo” cambiario el 31 de octubre de 2011, motorizada por la venta de billetes autorizada por la AFIP, que salen del registro financiero y terminan en cajas de seguridad o directamente fuera del país por gastos en el extranjero.

Viajes al exterior consumen más divisas en 2015

El informe sobre Evolución del Mercado Único y Libre de Cambios y Balance Cambiario del Banco Central correspondiente al primer trimestre de 2015 muestra algunas particularidades sobre la demanda de divisas. La más saliente es que creció de forma significativa el déficit turístico, que entre enero y marzo equiparó al rojo comercial de los rubros automotriz y energético sumados.

En los primeros tres meses de 2015 el déficit en el balance cambiario por turismo aumentó 19,4% respecto del mismo período del año pasado. El BCRA detalló que los egresos netos por turismo y viajes y pasajes ascendieron a u$s1.850 millones en el trimestre, contra los u$s1.549 millones de enero a marzo de 2014.

Por los conceptos de “Turismo y viajes” y “Pasajes”, la autoridad monetaria entregó entre enero y marzo de 2015 unos u$s2.170 millones, repartidos en Venta de billetes sujetas a validación fiscal y otros (u$s142 millones según el BCRA; u$s145,5 millones para la AFIP), Pagos de operadores turísticos (u$s297 millones), Gastos de turismo y viajes por uso de tarjetas en el exterior (u$s1.479 millones) y Pasajes (u$s251 millones).

“El incremento interanual de unos u$s250 millones en los egresos brutos por turismo y viajes y pasajes estuvo vinculado principalmente a mayores consumos con tarjetas en el exterior, compensado en parte por la caída en la compra de billetes para turismo”, indicó el informe del Banco Central.

Estos egresos superaron con creces los dólares ingresados por turistas extranjeros. Las restricciones cambiarias dispuestas en el mercado local y una inflación que hoy se ubica en torno al 30% anual atentaron contra el turismo receptor, mientras que incentivaron el emisor, en un mundo en el que la inflación es baja y muchos países decidieron devaluar sus monedas respecto del dólar, dinámica que los hizo más baratos para los turistas argentinos.

“Los ingresos por los gastos de turistas no residentes en el país, a pesar del aumento con respecto al trimestre previo de u$s37 millones, continuaron cayendo en términos interanuales y alcanzaron los u$s320 millones en el trimestre, un 14% menor a los ingresos registrados en el mismo trimestre del año anterior”, especificó el BCRA.

De esta forma el sector Turismo se encamina a ser el más deficitario de la economía en el corriente año -como ya lo había sido en 2013- al tiempo que otros rubros fuertemente deficitarios en términos de comercio exterior, como Industria Automotriz y Energía, reducen su demanda de divisas en 2015.

Menos dólares para autos y energía

El rojo de las empresas vinculadas al sector energético se recortó a la mitad en la comparación con 2014, pues entre enero y marzo de 2015 acumuló u$s852 millones contra u$s1.562 millones del mismo lapso del año anterior. En este concepto fue central la caída de los precios internacionales del petróleo, que prácticamente se redujeron un 50% entre 2014 y 2015. Por ejemplo, el 31 de marzo del año pasado, el crudo de Texas se negociaba en Nueva York a u$s101 el barril, contra u$s49 doce meses después.

El sector petrolero registró cobros de exportaciones por u$s802 millones en el trimestre, con un descenso interanual de 42%, mientras que las empresas vinculadas al sector (electricidad, petróleo y gas) registraron pagos de importaciones por u$s1.654 millones, con una caída interanual de 44%, monto que significó “un mínimo de pagos del sector para un primer trimestre desde el año 2011”, según el Banco Central.

En el primer trimestre de este año, el déficit automotriz disminuyó 31,5% interanual, a 686 millones de dólares. El rojo automotriz fue u$s1.002 millones entre enero y marzo de 2014. Según el BCRA, esta industria generó cobros de exportaciones por u$s1.667 millones en los primeros tres meses de 2015, con una contracción interanual de 13%, a la vez que registró pagos de importaciones de bienes por u$s2.353 millones (-20% interanual).

En ese aspecto, la Asociación de Fábricas de Automotores (ADEFA) reportó al cierre del primer trimestre un total de 123.546 unidades construidas, un 16,2% menos respecto de las 147.416 unidades que se fabricaron en el mismo período de 2014. Entre enero y marzo se exportaron 60.402 vehículos, un 18,8% menos que los 74.348 enviados a diversos mercados en el mismo período de 2014.

El “impuestazo” a los autos de alta gama aplicado por el Gobierno el año pasado redujo las ventas internas y la demanda de unidades importadas. Los vehículos de más de $195.000 son gravados con una alícuota del 30%, mientras que los que superen los $241.500 tributan una alícuota del 50% de ese valor. En tanto, las ventas al exterior cayeron por el desplome de envíos a Brasil, destino de ocho de cada diez vehículos exportados por Argentina.

Dólar: turismo y ahorro desplazan a importaciones

Hace tres años y medio que hay “cepo” cambiario en la Argentina. Con exclusividad el Estado es el que arbitra a la vez precios y cantidades de divisas y es así que en los últimos meses la decisión política sesgó a favor del público el flujo de billetes, en perjuicio de las importaciones de bienes. Una consecuencia de esta estrategia oficial es que se resintió la actividad económica ante las restricciones para ingresar insumos necesarios para la industria, mientras que se flexibilizaron las ventas a minoristas, ya sea para atesoramiento como para viajes y consumos en el exterior.

En el último informe sobre Evolución del Mercado Único y Libre de Cambios y Balance Cambiario del Banco Central, actualizado al primer trimestre de 2015, se explica esta transferencia de dólares que antes se derivaban a empresas y ahora en buena medida capta el público. Las importaciones retrocedieron entre enero y marzo u$s3.373 millones interanual, un monto que equipara los u$s3.368 millones que significaron la caída de exportaciones (u$s2.248 millones) y el incremento de ventas a minoristas (u$s1.120 millones más para ahorro y turismo).

La entidad monetaria logró con esa liberación de divisas mantener bajo control al dólar “blue”, que en el período perdió cerca de 10% frente a sus valores de cierre de 2014 (la divisa cerró marzo a $12,62, casi el mismo precio de hoy). A la vez, sostuvo el nivel de reservas internacionales, pues según el Balance Cambiario “el Banco Central continuó haciendo un uso en forma parcial del acuerdo de ‘swap’ de monedas locales con el Banco Central de la República Popular de China”. De esta manera, compensó la salida de divisas del sistema con ese mayor endeudamiento, ya que nueve de cada diez dólares para atesoramiento son retirados de los bancos y, por lo tanto, dejan de contabilizarse como reservas. En su totalidad fugan del país las divisas autorizadas por la AFIP para viajes y consumos en el exterior.

En esta “sintonía fina” para equilibrar los flujos en el mercado de cambios no todo pasó por “pisar” importaciones. En el primer trimestre hubo una fuerte caída del orden de u$s1.280 millones en las compras de energía, que aliviaron el déficit sectorial, y una baja de u$s1.000 millones en las ventas externas de granos y derivados. En ambos casos fue decisivo el desplome de precios internacionales de las materias primas, dato insoslayable para establecer los niveles de ingreso y egreso de divisas en la economía doméstica.

Según el BCRA, “en el primer trimestre de 2015, la demanda neta por turismo y viajes y pasajes alcanzó los u$s1.900 millones y las compras netas de billetes para atesoramiento los u$s1.400 millones, registrando entre ambos conceptos una demanda adicional cercana a u$s1.300 millones en términos interanuales”. En algún aspecto se reemplazaron importaciones de mercancías por “importaciones” de servicios -al contratar paquetes turísticos en el exterior- e importaciones de bienes al menudeo, como los artículos de tecnología que adquieren los argentinos fuera del país.

Al complementar esos datos con los informes diarios de la AFIP sobre tenencia de moneda extranjera se llega a conclusiones similares. Entre enero y marzo de 2015 el ente recaudador autorizó ventas a particulares por u$s1.404,7 millones para atesoramiento, otros u$s145,5 millones para viajes al exterior. Además, el BCRA puntualizó que en el primer trimestre de este año se registraron egresos brutos por otros u$s2.027 millones por uso de tarjetas en el exterior, pagos a operadores turísticos y pasajes. En total, son unos u$s3.577,2 millones tomados por minoristas tanto para tenencia personal como para gastos en el exterior.

Ese monto es 45,6% superior a los u$s2.457,1 millones para ahorro y turismo insumidos en el mismo lapso del año pasado. Según la AFIP, entre enero y marzo de 2014 se vendieron u$s484,5 millones para atesoramiento y u$s252,6 millones para viajes al exterior. A ello se suman u$s1.720 millones que según el BCRA se destinaron a gastos con tarjetas en el exterior, pagos a operadores turísticos y pasajes.

La firme demanda minorista de dólares responde seguramente a la licuación de la devaluación del peso del año pasado -concentrada principalmente en enero de 2014- por efecto de la inflación. El dólar oficial aumentó en doce meses 31,2% en el mercado mayorista (de $6,523 a $8,555) contra una inflación estimada por consultoras privadas en torno al 38% anual. Ese desfasaje profundizó el atraso cambiario y mejoró la capacidad de compra de divisas de los particulares luego de los aumentos salariales aplicados a mediados del año pasado.

El derrape del crudo no redujo el déficit energético

Este mes el Banco Central difundió su informe sobre Evolución del Mercado Único y Libre de Cambios y Balance Cambiario de 2014, en el que señala que el déficit comercial del rubro energético se incrementó 25% frente a 2013 y superó los u$s8.000 millones, en un nuevo récord.

En las cuentas del Central, el rojo comercial por energía ascendió a u$s8.131 millones, producto de exportaciones por u$s5.292 millones –con una caída interanual de 11%- e importaciones por u$s13.423 millones, un 8,1% más que en 2013. En un contexto de restricciones para operar divisas en el país, esta cifra cobra mayor magnitud cuando se recuerda que hasta 2010 Argentina tuvo superávit energético.

Con precios internacionales más elevados, en 2013 el déficit sectorial fue de u$s6.478 millones, según el ente monetario. La Argentina no pudo capitalizar plenamente la debacle de los hidrocarburos: desde los u$s107,26 por barril que cotizó el petróleo de Texas el 20 de junio de 2014, su valor se redujo prácticamente a la mitad en el segundo semestre. Este viernes el barril finalizó a u$s50,34 en Nueva York y a u$s60,22 en Londres para la variedad Brent.

En el saldo final del año, esta caída no fue suficiente para equilibrar las cuentas comerciales de la Argentina en este ítem y, probablemente, será recién en 2015 cuando la economía local podrá beneficiarse de los bajos precios del crudo, en tanto éstos se conserven estables. Sin embargo este abaratamiento de la energía es el principal escollo para reducir el déficit, pues desactiva los planes de inversión para desarrollar campos de gas y petróleo en el país, en particular del yacimiento no convencional de Vaca Muerta.

La baja del crudo se percibió levemente en el tercer trimestre del año pasado (-7% interanual) y con más contundencia en el período octubre-diciembre, pues “durante el cuarto trimestre de 2014 las distintas empresas vinculadas al sector energético registraron pagos de importaciones 20% menores a las realizadas el mismo trimestre del año anterior”, indica el documento del BCRA.

En 2014 la energía consumió el 22% de las divisas demandadas para las importaciones nacionales, que totalizaron u$s60.635 millones, según el Banco Central. Esto significa que hidrocarburos y electricidad se llevaron uno de cada cinco dólares destinados a compras en el exterior. “A excepción de los sectores vinculados al sector energético que registraron un aumento por unos u$s1.000 millones, el resto de los principales sectores registraron bajas interanuales en el total de pagos de importaciones”, subrayó el BCRA. Así, el peso del rojo energético se evidencia en otro dato: de las diez primeras empresas con mayores pagos de importaciones en 2014, seis correspondieron a la industria automotriz y tres al sector energía: dos petroleras y una del rubro eléctrico.

Por efecto del “impuestazo” a los autos premium y la leve recesión económica de 2014, resalta el recorte en u$s7.500 millones en compras del sector automotriz por insumos, piezas y unidades terminadas. De esta forma, el rubro energía, al contabilizar hidrocarburos y electricidad adquiridos en el exterior, desplazó a la industria automotriz como principal complejo importador de la Argentina. Las terminales locales acumularon compras por unos u$s12.000 millones el año pasado, frente a u$s19.579 millones en 2013.

El BCRA detalló que “los mayores pagos de importaciones del sector energía en 2014 se dieron en un contexto de mayores niveles de demanda. Según la información disponible en la síntesis del mercado eléctrico mayorista, informe publicado por la Secretaría de Energía, la energía demandada del sistema creció alrededor de 2% interanual en los primeros once meses de 2014. Dicho incremento se observó particularmente en el periodo marzo-julio”.

Divergencias con el INDEC

Las cifras del rojo energético registrado por el BCRA son holgadamente mayores que las difundidas por el INDEC, con una diferencia de 30,2% o 1.888 millones de dólares. El cuestionado ente estadístico informó un déficit sectorial de u$s6.243 millones en la balanza comercial energética en el acumulado de los doce meses de 2014.

Esta divergencia puede surgir por el momento en que se asientan las transacciones con el exterior, que en algunos casos se efectúan al contado y en otros se cancelan por adelantado o a plazo, aunque no deja de ser llamativa, pues en el ejercicio 2013 la brecha entre las cifras del BCRA y el INDEC no superó el 12%, entonces unos 800 millones de dólares.

En 2014 se duplica el déficit energético

Los dólares comerciales son en la práctica la única fuente de divisas genuinas para una economía local debilitada y cada vez más alejada de las posibilidades de crédito internacional, debido al irresuelto conflicto judicial con los holdouts en los EEUU.

El viernes, el Banco Central presentó su informe sobre Evolución del Mercado Único y Libre de Cambios y Balance Cambiario del segundo trimestre del año, que aportó novedades positivas aunque, a primera vista, coyunturales: las reservas crecieron u$s2.271 millones entre abril y junio, después de registrar caídas por ocho trimestres consecutivos. Se duplicó el rojo energético, se sostuvieron los ingresos por la soja, y cayó abruptamente el déficit comercial automotriz, así como el desbalance de servicios por una reducción del déficit turístico.

El flujo de los dólares es un indicador útil para observar la evolución de la economía del 2014, luego de la fuerte devaluación de enero. Los pagos de deuda por unos u$s1.632 millones en el período, neutralizaron los ingresos por u$s1.600 millones en concepto de colocaciones de deuda e inversiones concentradas en el sector petrolero. Asimismo, el superávit por la totalidad de operaciones registradas en el Mercado Único y Libre de Cambios en el segundo trimestre (u$s4.100 millones) fue absorbido por el BCRA, que adquirió en el mercado mayorista 4.042 millones de dólares.

En términos trimestrales, el superávit de mercancías alcanzó los u$s4.207 millones, producto de una caída mayor para las importaciones que para las exportaciones, declive propio del actual período de contracción de la actividad económica.

El sector de oleaginosas, aceites y cereales registró cobros de exportaciones por u$s9.860 millones en el segundo trimestre de 2014, que es el de mayor volumen de operaciones. Este monto se mantiene prácticamente estancado si se lo compara con igual período de 2012 y 2013. Asimismo, es 9% inferior al del récord de 2011. Al tomar el resto de los sectores exportadores, la caída de ventas externas entre abril y junio fue de u$s1.378 millones u 11% interanual, desde los u$s12.427 millones de 2013 a los u$s11.049 millones de 2014. La producción agrícola y la agroindustria moderaron la recesión económica que reflejan los números del comercio exterior.

Durante el segundo trimestre de 2014, los pagos de importaciones de bienes según el Balance Cambiario totalizaron u$s16.703 millones, con una baja de 8% interanual, aunque las importaciones de energía mostraron un preocupante incremento. Las compras de petróleo aumentaron 26% interanual, a unos u$s3.500 millones, mientras que las de electricidad ascendieron a unos u$s800 millones (+152%), para totalizar u$s4.353 millones, un 38% más. Con exportaciones de energía por u$s1.581 millones (-7% interanual), el déficit trimestral del sector fue de unos 2.772 millones de dólares.

La energía demanda más dólares

En el acumulado de la primera mitad del año, los cobros de exportaciones del sector agrícola e industrias derivadas totalizaron u$s14.862 millones, sin variaciones significativas en términos interanuales. El rubro automotriz recortó fuerte su déficit comercial, a unos u$s1.500 millones en el primer semestre, un 45% menos, en un marco de profunda caída de ventas y producción.

En cuanto a los servicios, por efecto de la devaluación y suba de la tasa de percepción impositiva aplicada a los gastos en el exterior, el rubro turismo redujo su balance negativo en un 51,3% a u$s2.190 millones en el primer semestre de 2014, respecto de los u$s4.504 millones del mismo período de 2013. De todos modos, en este ítem deberían tenerse en consideración los u$s1.110 millones vendidos al público para atesoramiento y viajes, según las cifras de la AFIP.

En cuanto a la energía, “el nivel de pagos del sector para el primer semestre del 2014 representó un valor récord de unos u$s7.300 millones, con un incremento interanual de 36 por ciento”. Al descontarle las exportaciones entre enero y junio, el rojo energético en términos comerciales fue de u$s4.334 millones en el primer semestre, un 101% más que los u$s2.151 millones del primer semestre de 2013. Si se contabilizan otros ítems, como inversiones extranjeras, giros por rentas y servicios, y otras operaciones de capital y financieras, el rojo energético entre enero y junio se ubica en los 3.486 millones de dólares.

El déficit energético tiene un impacto directo sobre las deterioradas cuentas públicas. El viernes pasado se conoció una ampliación del Presupuesto Nacional por casi $200 mil millones, a través de un decreto de necesidad y urgencia. La Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP), señaló que “el crédito vigente para los subsidios económicos aumenta un 66,4% con respecto a la ejecución 2013 (+$74.908 millones), principalmente por los subsidios al sector energético”, asignados principalmente a través de CAMMESA, ENARSA y “Plan Gas”, por un total $65.750 millones o un 89% más que lo aprobado por el Congreso el año pasado. Al actual tipo de cambio oficial ($8,2625) representan unos 7.957 millones de dólares.

ASAP detalla que “las transferencias para gastos de capital muestran un incremento del 57,4% con respecto a la ejecución 2013 (+$15.814 millones), como consecuencia nuevamente de las mayores asignaciones al sector energético”, que demandan, en este caso, $12.906 millones (unos u$s1.562 millones).

El agro compensa el déficit de autos, turismo y energía

A través del Balance Cambiario, el Banco Central difundió la semana pasada los datos consolidados de las operaciones en el Mercado Único y Libre de Cambios del primer trimestre de 2014. En términos generales, se observó una disminución en la salida de dólares por intercambio de bienes y servicios, aunque se profundizó la caída de reservas aún con la devaluación de enero.

Tal como lo demuestra el intenso ritmo de liquidaciones en el mercado mayorista de divisas, las exportaciones del agro, principalmente la soja y en particular sus derivados industriales como aceites y harinas, posibilitaron ingresos trimestrales por u$s5.000 millones que equilibraron la salida de divisas de los rubros automotriz, turismo y energía, por casi 3.800 millones de dólares. Las exportaciones de las cerealeras crecieron un 1% interanual, a 5.003 millones de dólares. Este aumento permitió al agro acaparar un tercio de las ventas del período, debido a que “el conjunto del resto de los sectores registró cobros por exportaciones por u$s10.130 millones, mostrando un descenso interanual de 13%”, según consignó el BCRA.

La apreciación del dólar incide este año en la disminución del déficit comercial automotriz, que en todo 2013 acumuló un rojo récord de u$s8.178 millones, en una tendencia declinante que coincide con el ciclo de baja en la producción, debido a la dependencia sectorial de piezas, insumos y unidades terminadas de origen extranjero. El rojo automotriz se redujo un 25,3%, a u$s1.002 millones entre enero y marzo de 2104, contra u$s1.342 millones del mismo período del año pasado.

En esta actividad también impactó el aumento de los impuestos a los vehículos de alta gama, aplicado para desalentar la demanda de autos importados, que en 2013, medidos a cotización “blue”, llegaron a pagarse más baratos que en sus países de origen. Además de las ventas internas, la disminución de las exportaciones a Brasil fue muy perjudicial para la industria. Entre enero y marzo, las terminales nacionales produjeron un 16,2% menos respecto del mismo lapso de 2013, mientras que las exportaciones cedieron un 17,8 por ciento.

En cuanto a los servicios, el sector turístico también recortó el profundo déficit que mostró durante todo 2013, fruto de la devaluación del peso que encareció los viajes al exterior, así como el incremento de la imposición a cuenta de Ganancias hasta el 35 por ciento. Así, el déficit por servicios turísticos contabilizó una contracción del 30,5% respecto de los u$s1.725 millones del primer trimestre de 2013, a u$s1.199 millones entre enero y marzo de 2014. La cuenta de turismo fue la más deficitaria del año pasado, por unos 8.700 millones de dólares.

El Gobierno alcanzó un modesto objetivo al contener la salida de divisas comerciales, con el elevado costo recesivo que significó la devaluación y el incremento de los impuestos. Hay que subrayar que la factura energética dificultó esta tarea: en el primer trimestre, las empresas vinculadas al sector energético dejaron un rojo por u$s1.562 millones en el intercambio de mercancías, un 123% más que en el mismo período de 2013.

Un dato para preocuparse es que el primer trimestre siempre es el de menor demanda de importaciones energéticas. No obstante, en este lapso, las compras aumentaron un 33%, hasta u$s2.934 millones: con esta tendencia el año podría finalizar con importaciones por más de u$s16.000 millones si se aspira a cubrir las necesidades de hidrocarburos y electricidad que requiere la economía argentina. Sólo una recesión marcada podría reducir esta demanda, lo cual agregará un problema mayor en lugar de una solución.

¿Por qué cayeron las reservas?

En la “cuenta corriente cambiaria”, que incluye las transacciones de bienes, servicios –como el turismo- y rentas –como el pago de intereses de deuda-, el Banco Central contabilizó una salida de u$s2.103 millones en el primer trimestre, un 7% menos que en 2013.

Sin embargo, la “cuenta capital y financiera cambiaria”, que contempla la inversión extranjera, los préstamos de organismos internacionales y las diversas líneas de crédito del exterior, entre otros ítems, dejó un saldo negativo de u$s1.628 millones entre enero y marzo, cinco veces más que los u$s323 millones del mismo período de 2013. Esto significa que las empresas optaron por cancelar créditos contraídos en el exterior antes que tomar nueva deuda, para aprovechar un tipo de cambio que todavía luce atrasado, a la vez que el Estado canceló más préstamos con organismos multilaterales y bilaterales que los que pudo renovar.

El rojo de las cuentas corriente y capital-financiera sumaron entonces unos u$s3.723 millones, que luego de ajustes contables explican la pérdida de reservas del BCRA por u$s3.592 millones entre enero y marzo, un 26% más que en 2013, monto que no pudieron atenuar la devaluación y los controles a las importaciones.

El atraso cambiario de 2013 aceleró la salida de dólares

En el informe sobre Evolución del Mercado Único y Libre de Cambios y Balance Cambiario, el Banco Central brindó esta semana una radiografía de la salida de dólares que marcó a fuego la economía argentina a lo largo de 2013 y se convirtió en la más elevada en 12 años.

El forzado atraso cambiario, que mantuvo al dólar oficial en un precio estimado como bajo por los ahorristas, incentivó consumos con tarjeta y viajes al exterior, la venta de autos en general y de vehículos importados en particular. La mayor demanda de combustibles también precisó de mayores importaciones de energía. Estos ítems explican una alta proporción de salida de divisas del país y pueden interpretarse como una concesión del Gobierno a la clase media, en el marco de un año electoral en el que se optó por postergar los ajustes y estimular la actividad económica a fuerza de sacrificar reservas del BCRA.

El dólar oficial promedió en 2013 los 5,51 pesos. Comenzó el año en $4,92 y concluyó en $6,53, con una ganancia en doce meses de 32,8%, que superó la inflación, pero no alcanzó a recomponer el deterioro del poder de compra de la divisa norteamericana en el mercado local, acumulado a partir de la crisis del campo, en 2008.

El BCRA explica que la demanda bruta por turismo y viajes y pasajes al exterior “alcanzó un récord de unos u$s10.300 millones”. Para comprender su magnitud, se trata de un monto superior a los u$s9.024 millones que dejó el superávit comercial de bienes en todo el año. Al contabilizar los ingresos por turismo receptivo, el déficit sectorial finalizó en un nivel récord de 8.700 millones de dólares.

En el caso de las automotrices, el saldo negativo por insumos, piezas y unidades terminadas alcanzó en 2013 el récord de los u$s8.200 millones, justamente producto del gran año de ventas que atravesaron las terminales radicadas en el país.

Según ADEFA, la producción nacional automotriz finalizó con un crecimiento del 3,5% respecto de 2012, aunque las ventas a concesionarios crecieron un 16,1% en el año, por lo que se infiere que la diferencia fue cubierta por unidades importadas (se vendieron un 26% más que en el año anterior). Además, en los vehículos nacionales el componente importado asciende a un 70% en promedio, por cuanto el rojo comercial del principal rubro importador es inevitable con un elevado nivel de demanda como el del año pasado. Según ACARA, se patentaron 955.023 unidades 0 kilómetro en 2013.

La aceleración inflacionaria promovió la adquisición de autos como una forma de ahorro, ante alternativas con tasa de retorno negativas en el mercado financiero, como pueden ser los plazos fijos. A la vez, un tipo de cambio estimado como bajo permitió el ingreso de vehículos importados a un precio relativamente barato para la percepción de un usuario argentino. En contrapartida, desde enero el aumento de los impuestos internos de hasta un 50% para autos de más de $170.000 y la devaluación del peso elevaron los precios de tal manera que ya se espera un año de contracción para este mercado. Un remedio amargo para detener la salida de dólares en este rubro.

En cuanto a los pagos con tarjeta en el exterior, que incluyen las compras a través de sitios web, la salida de divisas se duplicó a u$s2.600 millones, desde los u$s1.200 millones de 2012. Desde enero, la AFIP restringió el ingreso de objetos físicos por esta modalidad a dos transacciones por persona por año y sólo se permitirán operaciones por hasta 25 dólares anuales sin impuestos.

Las distintas empresas vinculadas al sector energético registraron pagos de importaciones por u$s12.412 millones, un alza interanual del 16%, frente a registros de exportaciones por u$s5.934 millones, con un balance negativo de unos 6.500 millones de dólares. En cuanto a la industria química, el déficit comercial fue de unos 4.700 millones de dólares.

Estos canales de salida de divisas consolidaron la caída de reservas del Banco Central. Según el informe diario de la entidad, ésta alcanzó en 2013 los u$s12.691 millones, mientras que en el balance cambiario, con un ajuste por “tipo de pase y valuación”, la pérdida fue de 11.825 millones de dólares. Con estas cifras, se trató de un recorte de los activos líquidos de la entidad de un 29%, una sangría que no tenía registro desde 2001, cuando con un colapso económico en ciernes -y sin “cepo” cambiario-, las reservas restaron u$s19.000 millones o 55,5 por ciento.

En 2014, el Gobierno ya dio señales de mayor control a la salida de divisas. La devaluación encareció las importaciones, además desalentadas por la política de autorizaciones de la AFIP, y mejoró el perfil de los rubros exportadores. La carga impositiva sobre los autos puso paños fríos al rubro fabril de mayor protagonismo y el turismo al exterior fue gravado con un 35% como anticipo del pago de Ganancias. Están dadas las condiciones para que este año sea más proclive al cuidado de los dólares que al crecimiento económico.