Más endeudamiento que desendeudamiento

Argentina se encuentra en default selectivo producto de los fallos judiciales en EEUU y el limbo en el que quedaron algunos títulos reestructurados y aquellos que no entraron al canje. No obstante, el gobierno de Cristina Kirchner cumplió puntualmente con la mayor parte de las obligaciones y la cancelación total del Boden 2015 por USD 5.900 millones es una prueba de esa voluntad oficial.

Distinto es hablar de “desendeudamiento”, como pregonan los funcionarios de Economía, pues a la par de los pagos, el Gobierno activa distintos mecanismos para emitir más deuda o bien trasladar esos pasivos a los balances de organismos públicos.

Con las recientes emisiones de títulos Bonar y Bonad la semana pasada, la colocación de deuda pública en 2015 alcanza a unos 161 mil millones de pesos. Si a este monto se le suman pasivos asumidos por el Banco Central, principal asistente financiero de un Tesoro nacional en franco déficit, el endeudamiento del sector público se aproxima a los 350 mil millones de pesos en lo que va del año.

Hasta el 8 de octubre, el Tesoro emitió títulos por $71.687 millones y USD 9.433 millones, si en este último tópico se contemplan bonos en dólares y aquellos en pesos atados a la evolución de la divisa norteamericana (dollar linked). Estos bonos, con una tasa de rendimiento en torno al 27% en pesos, vencen a partir de 2016, con lo que añaden un condicionamiento financiero extra a la próxima administración, que de entrada tendrá que afrontar una coyuntura económica comprometida por factores internos –déficit fiscal, inflación, atraso cambiario, escasez de crédito e inversión- y externos –caída de precios de las materias primas, default selectivo, recesión en Brasil-.

En 2015 el Gobierno decidió cargar con una parte del costo de su desequilibrio presupuestario con nuevos títulos soberanos, a diferencia de años anteriores en los que trasladaba el déficit a organismos descentralizados como el Banco Central, la ANSES o el PAMI, a través de la suscripción de letras del Tesoro o adelantos transitorios.

El Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) destaca que “el deterioro fiscal evidenciado entre 2009 y 2014 corresponde paradójicamente con el periodo en que adquiere relevancia la asistencia financiera recibida por el Tesoro del ANSES y BCRA para financiar su gasto. Dicha asistencia, que se compone por un lado de la transferencia de utilidades que el BCRA captura básicamente por la devaluación del peso y por el otro de las generadas por el Fondo de Garantía de Sustentabilidad del ANSES, se registra actualmente como parte de los ingresos corrientes bajo la denominación ‘Rentas de la propiedad’”, en la Base Caja que informa la Secretaría de Hacienda.

Aunque su uso tiene menor incidencia este año, el Palacio de Hacienda no abandonó ese recurso, pues tomó fondos del BCRA, y también partidas de la ANSES al colocarle letras por unos 16 mil millones de pesos y 502,6 millones de dólares. “Los ingresos bajo este concepto llegaron en el 2014 a representar un 2,7% del PBI, en contraste con su nula participación del 2004”, subraya el IARAF. Las Rentas de la propiedad surgieron en el 2006, en carácter de recursos “extraordinarios”, pero “han ido adquiriendo mayor preponderancia dentro de los ingresos totales, en detrimento de las fuentes tradicionales de fondos, llegando en el 2014 a representar un 12% de los ingresos del Gobierno nacional”.

Deuda “cuasi fiscal”

En el pasivo del Banco Central es notorio en 2015 el incremento de los montos de Letras y Notas (LEBAC y NOBAC) por 86.842,2 millones de pesos. El ítem de bonos del BCRA aumentó 30,8% de $282.135,2 millones al cierre de 2014 a $368.977,5 millones el 30 de septiembre pasado.

También hay que tener en cuenta el endeudamiento con el exterior que significa la activación de todos los tramos del “swap” con el Banco Central de China, en yuanes equivalentes a 11 mil millones de dólares. Entre octubre y diciembre de 2014 se ingresaron a las reservas internacionales USD2.414 millones, mientras que los otros USD 8.586 millones se acreditaron este año.

El ítem “Otros pasivos”, en el que el Central “calza” los yuanes en reservas -además de otros ingresos menores al activo- aumentó entre enero y septiembre unos $98.474 millones, que al tipo de cambio vigente son unos USD 10.462 millones. En el balance de la entidad que preside Alejandro Vanoli, el aumento de los montos por LEBAC, NOBAC y “Otros pasivos” asciende en los primeros nueve meses de 2015 a 185.316 millones de pesos.

Así, entre emisiones del Tesoro ($160.926 millones) y pasivos del BCRA el endeudamiento del sector público se expandió en poco más de nueve meses unos 346.242,2 millones de pesos.

Hay coincidencia entre este endeudamiento y las estimaciones de déficit fiscal para este año, que las consultoras ubican en un rango de 6 a 8 por ciento del PBI. Un estudio elaborado por Lucio Castro y Walter Agosto, del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), estima que en 2015 el déficit fiscal totalizará unos $388.000 millones, un 30% más que el desequilibrio previsto en el proyecto de Presupuesto 2016, que establece un rojo financiero de 293.486 millones de pesos.

El Ministerio de Economía informó al cierre del primer semestre de 2015 un PBI en pesos de 5,44 billones ($5.441.469.629.000) o de USD 607.848 millones, según el tipo de cambio oficial de referencia de 8,952 pesos.

Con una estimación optimista de crecimiento de 0,5% del PBI en el tercer trimestre, más una inflación en torno al 6% en el período, el PBI argentino se acerca a 5,8 billones de pesos. Una emisión de deuda del orden de los $346.242,2 millones, por todo concepto, alcanza el 6% del PBI, sin contabilizar aún la expansión de los tres últimos meses del año, que son los que estacionalmente más erogaciones demandan del Estado. La cifra es a la vez un indicador aproximado del nivel de déficit financiero que puede alcanzar el sector público este año.

En las reservas ya hay más yuanes que dólares

Hace casi un año, el 29 de octubre de 2014, las reservas internacionales del Banco Central se situaban en un nivel parecido al de hoy, en 27.346 millones de dólares. El 1° de octubre del año pasado Alejandro Vanoli asumió la presidencia de la entidad en reemplazo de Juan Carlos Fábrega con el firme objetivo de sostener el nivel de activos a través de un recurso que se había usado escasamente en el pasado, la firma de acuerdos de “swap” o intercambio de monedas con otros bancos centrales del mundo.

Así, el 30 de octubre de 2014 se activó el primer tramo del “swap” rubricado con el Banco Central de China, por el equivalente en yuanes a 11.000 millones de dólares. Entonces, el 80% de las reservas del BCRA, o poco menos de USD 22.000 millones, estaban nominados en dólares estadounidenses, que incluían fondos netos, depósitos bancarios como encajes o títulos realizables en dólares, como bonos del Tesoro de los EEUU.

Con el transcurso de los meses dicha relación fue retrocediendo a menos de la mitad, pues se utilizaron los dólares para pagar deuda pública o surtir de billetes a los minoristas para ahorro y turismo. Mientras tanto, esa salida de dólares del sistema financiero local se compensó con el ingreso de yuanes prestados, divisas que en el mundo no son consideradas como reserva de valor o moneda “dura”.

El pago final del BODEN 2015 este lunes, por unos USD 5.900 millones, asestó un golpe a los cimientos del activo del BCRA, que pasó el último año reemplazando dólares genuinos, ganados a fuerza de exportaciones -es decir, trabajo argentino-, por yuanes ingresados a través de asientos contables.

“La Argentina ha cerrado el último capítulo del gran endeudamiento argentino. Argentina ha pagado íntegramente el BODEN 2015”, ponderó la presidente Cristina Kirchner por cadena nacional. Aquella emisión la llevó adelante el gobierno de Néstor Kirchner en 2005 para cubrir los préstamos de dólares que hizo Venezuela a la Argentina, cuando el país aún lidiaba con los bonistas luego del default más grande de la historia. Por ello, la mandataria destacó que “es la primera vez que un gobierno que emite una serie de bonos de endeudamiento es el mismo que los paga y no se los deja a otro”. Sin embargo, queda pendiente otra deuda: la que se oculta en el deteriorado balance del BCRA.

A la fecha, ya activado el total de los tramos del “swap” chino, esos yuanes por USD 11.000 millones significan el 39,7% del total de los activos internacionales del BCRA, en USD 27.713 millones, según datos provisorios, tras el pago del BODEN 2015. Las tenencias de oro en reservas, por unos U$S 2.250 millones, representan ahora un 8,1% del total, mientras que los Derechos Especiales de Giro (DEG) del FMI (alcanzaban unos USD 2.880 millones al cierre de agosto) son un 10,4 por ciento.

Si a los activos en moneda extranjera (en divisas convertibles) declaradas por el BCRA descontamos los yuanes, los euros equivalentes a unos USD 1.600 millones (un 6,3% del total) y omitimos las posiciones marginales en otras divisas como la libra esterlina, las tenencias de dólares (en divisas y bonos) ascienden a unos USD 10.000 millones (35,4% del total) por debajo del monto del “swap” chino, lo cual sitúa a los yuanes como el activo de mayor peso dentro de las reservas internacionales de la Argentina.

Un tercio de las reservas son yuanes prestados

Mientras que el Gobierno insistió en pregonar su política de “desendeudamiento” en moneda extranjera, lo cierto es que en el plano financiero la economía nacional se caracterizó desde 2011 por la pérdida de reservas. Éstas lograron estabilizarse desde la llegada de Alejandro Vanoli a la presidencia del Banco Central gracias a los ingresos de yuanes al activo, luego del acuerdo de intercambio de monedas rubricado con China.

Las reservas internacionales se sitúan en unos u$s33.500 millones, aunque se contabilizan en ese concepto yuanes captados por la activación de diversos tramos del “swap” con el Banco Central de China, equivalentes hoy a un monto entre 9.000 y 10.000 millones de dólares. Aunque desde marzo la entidad monetaria no brinda datos actualizados de los yuanes en las reservas, Vanoli explicitó en agosto que “la devaluación del yuan no afecta patrimonialmente al Banco Central porque los activos en dicha moneda están perfectamente calzados con los pasivos”.

Vanoli asumió al frente de la entidad el 1° de octubre de 2014, hace casi un año. El 31 de octubre se activó el primer tramo del swap chino por el equivalente a u$s814 millones, que elevó a los activos líquidos sobre los 28.100 millones de dólares. En el balance de la autoridad monetaria del 31 de octubre pasado, el ítem “otros pasivos” se incrementó casi 7.000 millones de pesos, de $32.663,3 millones $39.658 millones, por lo que se infiere que los yuanes del activo se “calzan” dentro ese concepto: u$s814 millones, multiplicados por $8,5023 del tipo de cambio mayorista vigente entonces, resultan en 6.920,9 millones de pesos.

Previo a la activación del swap, el 23 de octubre de 2014 el pasivo total del balance del BCRA alcanzaba los $830.400,2 millones; el ítem “otros pasivos” ($32.663,3 millones) representaba el 3,9% de ese total. En la hoja de balance del 7 de septiembre de 2015 -último disponible-, el ítem “otros pasivos” pasó a ser el 10,9% del pasivo total, unos $140.484,7 millones sobre 1.283.939,8 millones de pesos. La expansión de “otros pasivos” desde octubre último representa 7% del pasivo total, aumento que tiene su contraparte en el activo con el ingreso de yuanes a las reservas internacionales.

Si a ese 7% del pasivo total, unos $89.875,8 millones, se lo divide por el tipo de cambio mayorista vigente el 7 de septiembre, ($9,3338 por dólar) resulta el equivalente a u$s9.629,1 millones, un monto consistente con las estimaciones de consultoras financieras sobre el nivel de activos líquidos que están integrados por moneda china, un 28,7% de los u$s33.546 millones ($313.112 millones) en las reservas internacionales el lunes de la semana pasada.

Vale recordar que el límite del swap acordado con China es el equivalente a 11.000 millones de dólares. Con un nivel de reservas, en el mejor de los casos, estabilizado en los u$s33.000 millones luego de la cancelación de Boden 2015, el gobierno de Cristina Kirchner llegará a las elecciones presidenciales con un activo líquido del BCRA compuesto en una tercera parte por yuanes prestados.

Exportaciones del agro son las únicas que aumentan

Con datos actualizados al cierre del primer semestre del año, el comercio exterior argentino sufrió un parejo deterioro en los montos de exportaciones como importaciones. Incidieron en este fenómeno las restricciones locales al dólar, en el caso de las importaciones, y el atraso cambiario para exportar, pero más aún perjudicaron las devaluaciones de las monedas de los principales socios comerciales, y la caída de la actividad y la demanda de Brasil.

Ante un contexto tan adverso, volvió a destacarse el aporte del agro argentino y sus derivados industriales, que integran un rubro fuertemente superavitario. En líneas generales el “campo” incrementó los volúmenes exportados, y si bien redujo su ingreso de divisas, éste se debió al declive de los precios de las materias primas, una variable que excede la dinámica de la economía doméstica.

Según el Banco Central, entre enero y junio se registraron en el mercado de cambios exportaciones de bienes por u$s30.810 millones, de los cuales u$s12.735 millones correspondieron al sector de oleaginosas, aceites y cereales, que representaron el 41,3% del total. Así, el agro incrementó levemente su participación en las ventas externas, desde los 41,2% del mismo período de 2014.

En el acumulado de la primera mitad del año el sector recortó los cobros de exportaciones en un 14% por “la reducción de los precios internacionales de los principales commodities agrícolas que exporta nuestro país, dado que las cantidades comercializadas localmente mostraron una recuperación en el periodo”, señala el Banco Central en su Balance Cambiario.

“La reducción de los precios obedeció, entre otros elementos, al significativo aumento de la producción mundial de productos agrícolas (en especial, soja, maíz y trigo) durante las últimas campañas, mientras que el crecimiento de la comercialización en el mercado interno estuvo vinculado con el volumen de producción récord de soja obtenido en la presente campaña”, explica el BCRA.

El Ministerio de Agricultura informó que la cosecha 2014/15 alcanzó un nivel récord de 120 millones de toneladas, con un volumen máximo de soja de 60,8 millones de toneladas. En la campaña 2013/2014 se habían cosechado 55,5 millones de toneladas de la oleaginosa. Argentina es el tercer productor y exportador de porotos de soja sin procesar, y primer exportador mundial de harinas y aceites del cultivo.

Al término de la primera mitad de 2015, la soja se sostuvo como el principal producto de exportación argentino, a pesar del retroceso de precios de un 30% interanual. Es cierto que luego de dos campañas récord consecutivas quedaron importantes stocks sin comercializar, a la espera de mejores precios en el exterior y un tipo de cambio más alto en el plano local, pero tanto el BCRA como el INDEC reconocieron mayores volúmenes exportados, a diferencia del resto de los rubros, que mostraron bajas tanto en cantidades como en precios, con cifras más notorias en las manufacturas de origen industrial (-16% y -2%, respectivamente).

El INDEC dice que el campo exportó más

En su informe sobre Intercambio Comercial Argentino, con cifras estimadas del primer semestre de 2015, el INDEC informó que las ventas de cereales (principalmente maíz y trigo) crecieron 13% en monto, a u$s3.179 millones, y semillas y frutos oleaginosos ingresaron u$s2.591 millones, un 3% más. Grasas y aceites (principalmente aceite de soja) restaron 9%, a u$s2.292 millones, y residuos y desperdicios de la industria alimenticia (otros derivados de soja) cedieron 27% en divisas, a 5.256 millones de dólares. Estos subrubros sumaron unos u$s13.318 millones, el 44% del total exportado por la Argentina, contra 40,8% del primer semestre de 2014.

En otro informe, el de Índices de Precios y Cantidades del Comercio Exterior, el INDEC determinó que “las exportaciones argentinas en el primer semestre de 2015 registraron bajas en los precios (-16,7%) y en las cantidades (-1,4%); en este período las exportaciones alcanzaron el valor de 30.213 millones de dólares, un 17,9% inferior al primer semestre de 2014”.

El ente estadístico especifica que en el primer semestre los precios de la soja, el maíz y el trigo cedieron 29,6; 18,1 y 26,1 por ciento, respectivamente. El aceite de soja cayó 19,2% y otros subproductos de soja, un 27,7% en el período.

En contraste, los embarques de trigo treparon un 131,4% interanual entre enero y junio; los de maíz, 60,1%, y los de porotos de soja, un 46,4 por ciento. Las ventas externas de aceite de soja aportaron 13,4% más cantidades que en el primer semestre de 2014, mientras que el volumen comercializado en residuos y desperdicios de la oleaginosa creció 1,3 por ciento. A excepción de pescados y mariscos sin elaborar, todos los demás rubros exportadores redujeron sus envíos.

Otras fuentes, como la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), informaron en el primer semestre del año una liquidación de exportaciones por u$s10.941,9 millones, con un retroceso de 17,6% respecto de los u$s13.275,3 del mismo lapso de 2014, también explicado por la caída de la cotización de los granos y  profundizado por los productos con mayor valor agregado.

Está claro que el balance del año no está cerrado y aunque el campo concentra sus ventas externas en el segundo trimestre del año, la sangría de precios de las materias primas acotará el ingreso de agrodólares en el futuro próximo. Entre julio y agosto, la tonelada de soja pierde 14% (de u$s380,37 el 30 de junio a u$s327,11 hoy), el maíz cae 13,4% y el trigo, un 19 por ciento. En tanto, el aceite de soja restó en menos de dos meses 18,5%, y la harina de soja, 9 por ciento.

A pocas semanas de las elecciones presidenciales, el retroceso de los montos exportables, que ajustará la oferta de dólares para reservas e importaciones y también los ingresos fiscales, quedará como un desafío que tendrá que afrontar el nuevo gobierno.

La sobre emisión anticipa más inflación a fin de año

El Banco Central informó que al 21 de julio pasado la Base Monetaria (billetes y monedas en poder del público, depósitos a la vista y cheques cancelatorios) sumaba un monto récord de 531.382 millones de pesos. En apenas tres semanas de julio el indicador creció un 10,1% desde el cierre de junio, en 482.719 millones de pesos.

La expansión de los pesos en la economía está alcanzando en las últimas semanas un nivel sin precedentes, con un ritmo de incremento interanual de 39,6% si se lo compara con los datos del 23 de julio del año pasado ($394.680 millones).

La inflación tiene múltiples causas, pero es la emisión de moneda sin respaldo el principal cimiento para que aumenten los precios en forma generalizada y esta expansión es promovida por el Gobierno para financiar el déficit de las cuentas públicas.

Es habitual una correlación entre el aumento de la Base Monetaria y la tasa de inflación. En una comparación interanual, el incremento de la Base Monetaria al cierre del primer semestre fue de un 30%, desde los $370.611 millones del 30 de junio de 2014 a los $482.719 millones en 2015. La inflación acumulada en doce meses fue de 27,9% hasta junio último, según promedió el índice “Congreso”.

Por ese motivo, mantener el ritmo de expansión de la Base Monetaria en torno a 40% anual dará un fuerte impulso a la inflación hacia fin de año, más si se tiene en cuenta que el déficit fiscal se multiplica por cuatro este año respecto a 2014 y no hay alternativas financieras suficientes para cubrirlo.

El incentivo al consumo con una importante inyección de liquidez es un propósito del Gobierno de cara a las elecciones presidenciales. El 10% de aumento de la base monetaria en el corriente julio es sólo superado por el alza de 12% de diciembre de 2014. El último mes del año es el que mayor demanda de pesos registra por las necesidades de pago de salarios, medio aguinaldo, cierre de balances y pagos de bonos empresarios, y por estacionalidad exige mayor emisión monetaria. Este año electoral apuró los tiempos y diciembre se adelantó a julio.

Menos esterilización, más inflación

El Banco Central utiliza la emisión de deuda “cuasi fiscal”, las LEBAC, para “esterilizar” la liquidez de la economía. No es un instrumento neutro, pues al tomar pesos del mercado se compromete a pagar una tasa de interés cercana al 30% al vencimiento, pero permite que la expansión monetaria no se cristalice plenamente en inflación, al menos en lo inmediato.

En 2014 la emisión de letras fue crucial para evitar una espiralización inflacionaria: el crecimiento de la Base Monetaria se redujo a un 22,6% anual (de 377.196,5 a 462.564,5 millones de pesos) debido a que la deuda de la entidad trepó 155% (de 110.546,6 a 282.135,2 millones). El resultado fue que la inflación anualizada (38,5% según el índice Congreso, un 37,6% según el sitio Inflación Verdadera) se desaceleró sensiblemente hasta quedar debajo del 30% anual en el transcurso de 2015. Los números de julio dan señales claras de que esta tendencia se está revirtiendo.

Para no causar un deterioro mayor en la hoja de balance del Central, este año el Tesoro empezó a contribuir al financiamiento de su propio déficit, con la colocación de bonos en pesos. Y el BCRA aflojó con la licitación de LEBAC. En los últimos cuatro meses se tomaron $42.200 millones en Bonos del Tesoro Nacional (BONAC) y la deuda del Central subió desde enero un 22% o $64.446,8 millones, a 346.582 millones de pesos.

Una diferencia principal es que los pesos absorbidos a través de BONAC regresan al mercado en pocos días, pues son utilizados para cubrir gastos corrientes, por lo tanto no surten el efecto antiinflacionario de las LEBAC. Apenas sirven para el financiamiento del Tesoro en el corto plazo.

Se despereza el dólar al calor de la puja electoral

El dólar informal volvió a la primera plana después de meses de quietud: la mayor provisión de divisas que inyectan la AFIP y el Banco Central empieza a perder efecto para congelar la cotización en el mercado paralelo.

Los ahorristas que adquieren dólares dejan de vender en el mercado “blue” a medida que se aproximan las definitorias elecciones primarias del 9 de agosto y las presidenciales del 25 de octubre, con probable ballottage el 24 de noviembre. Optan por atesorar y dejan desprovisto al marcado negro; a falta de mercadería, los precios suben. “No hay corrida cambiaria, sino turbulencia con el dólar por temor de la gente a que haya una devaluación y se vaya a descapitalizar”, explicó el economista Jorge Todesca, de la consultora Finsoport.

El dólar paralelo avanzó hasta los $14,22, su precio más alto del año, con un incremento de 6,1% en julio, aunque con un modesto 1,2% desde el cierre de 2014, a 14,05 pesos. En el mismo lapso el dólar oficial ganó un 6,9% en el mercado mayorista (de 8,555 a 9,1475 pesos en seis meses y medio) que apenas moderó el profundo atraso cambiario.

El mercado minorista quedó partido en dos al atrofiarse el flujo por ese canal que comunica las operaciones formales con las informales, en busca de un arbitraje que dejó una inmediata ganancia entre 30 y 40 por ciento en pesos en el primer semestre. Esa divergencia se tradujo en una mayor brecha de precios, ahora claramente por encima del 50 por ciento.

En 2015 la incidencia de la intervención oficial sobre el dólar fue muy efectiva si se observa que el billete paralelo tocó un máximo histórico de $15,95 el 24 de septiembre del año pasado. De hecho, a fines de mayo llegó a pactarse en torno a 12,60 pesos.

El ex presidente del Banco Central Martín Redrado advirtió que “la calma cambiaria comienza a esfumarse” debido a “las inconsistencias de la política cambiaria y monetaria”. Esa tensión se relaciona con una serie de fundamentos que habían perdido peso por la inundación de dólares oficiales, pues en lo que va del año la AFIP autorizó ventas para atesoramiento por u$s3.341,9 millones, un 12,7% más que en todo 2014.

Inflación, elecciones y emisión

La referencia más clara es la inflación. Si en el primer semestre del año los precios de la economía acumularon un aumento promedio entre 6,7% (INDEC) y 11,8% (inflación “Congreso”), el reciente repunte del “blue” es apenas un movimiento de corrección. En una comparación interanual el índice Congreso sumó en doce meses un 27,9%; el IPC del INDEC, un 15%, mientras que la divisa en el mercado informal subió 16,3% desde mediados de julio del año pasado.

Otro motivo para explicar el alza del dólar marginal es el salto de precio de los activos financieros argentinos, que al avanzar en pesos también presionan al alza a la cotización del dólar que se deduce por sus precios en el exterior. El llamado “contado con liquidación” sube un 32,2% en doce meses (de $10,04 a $13,29) y un 14% en el transcurso de 2015. Solo en julio el “liqui” gana un 3,3% que le pone un piso al valor del “blue”, pues la brecha entre ambos es sólo de 7 por ciento.

Rodrigo Álvarez, director de Analytica, identificó tres factores que apuntalan al dólar informal. “Uno de ellos es la proximidad de elecciones, que genera incertidumbre. A los argentinos les gusta llegar con ahorros dolarizados”, explicó. “A eso hay que sumarle algunos focos de desconcierto por las idas y vueltas con algunas modalidades como el ‘contado con liqui’ y el dinamismo entre reservas y Base Monetaria, porque los pesos en circulación están creciendo a un ritmo que no acompaña al stock de reservas”.

Los agentes de la plaza cambiaria siguen de cerca este precio “teórico” del dólar obtenido al dividir los pesos de la Base Monetaria (billetes, monedas, depósitos a la vista y cheques cancelatorios) por el nivel de reservas internacionales en el Banco Central. Al cierre de 2014 se obtenía un dólar de “convertibilidad” de $14,62, mientras que con datos al 14 de julio último se situaba en 15,29 pesos, con una Base Monetaria récord de $517.340 millones y activos líquidos del BCRA por 33.837 millones de dólares.

Reservas y Base Monetaria serán dos variables protagónicas en la transición presidencial. La primera se mantiene estabilizada cerca de los u$s34.000 millones por el préstamo de yuanes del “swap” con el Banco Central de China, que cálculos privados estiman por encima del 20% del total de activos internacionales, cuando falta el pago de Boden 2015 por u$s6.200 millones el 3 de octubre. La segunda acelerará su aumento hacia fin de año, a la par de las necesidades de financiamiento del sector público.

El que apuesta al peso ¿gana?

Los últimos datos fiscales fueron la información económica más relevante de la semana pasada. El Ministerio de Economía indicó que el déficit financiero en abril de 2015, que incluye los pagos de deuda, trepó a $24.103 millones, mientras que el rojo acumulado en los primeros cuatro meses del año ascendió a $81.853 millones, cuatro veces superior al saldo negativo de $19.456 millones del mismo período del año anterior.

Nadin Argañaraz, especialista del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), refiere que el Gobierno transita “por una línea muy delgada, ya que sí o sí tiene que haber más pesos en la plaza para financiar el desequilibrio fiscal: más pesos, junto a reservas en el mejor de los casos estables, significa un tipo de cambio de cobertura más elevado”.

Argañaraz estimó que si se toma en cuenta la emisión de pesos que llevó adelante el Banco Central para financiar al fisco en la primera mitad del año, “da una proyección anual de $250.000 millones” para todo 2015, y que “aun siendo una cifra muy significativa, el déficit fiscal esperado sigue siendo más alto que este valor”. En esa línea, el economista Nicolás Cachanosky, profesor de la Metropolitan State University de Denver (EEUU), apuntó que “según una simple proyección, el déficit fiscal –nominal- puede llegar a ser tres veces el del año pasado”, cuando alcanzó unos 110 mil millones de pesos en su resultado financiero.

Daniel Artana, economista Jefe de la Fundación FIEL, subraya que “la evolución de la posición fiscal y de las cuentas externas muestra que los desequilibrios aumentan. El déficit fiscal ‘genuino’ terminaría el año en alrededor de u$s35.000 millones y el déficit de caja en la cuenta corriente del balance de pagos rondaría los u$s10.000 millones, aún a pesar de las restricciones al giro de dividendos, regalías y pagos de importaciones”.

Los pesos que le faltan al Tesoro nacional para asumir el gasto público provienen de la emisión sin respaldo del Banco Central que, a la vez, se encuentra obligado a emitir deuda (LEBAC) para reabsorber parte de esa masa de dinero. El Tesoro apeló en los últimos meses a la emisión de títulos BONAC para asistir a la autoridad monetaria en la tarea de esterilización que le pone límites a la inflación generada en el excedente de pesos.

Tanto el BCRA como el Tesoro nacional pagan una tasa de interés que se aproxima al 30% anual, con vencimientos en un rango de 90 a 180 días de plazo. A la vez, los pesos que absorbe el Gobierno regresan al circuito económico en forma continua, debido precisamente al déficit que obliga a utilizarlos. Un reporte de Proficio Investment resume que “en un contexto pre-electoral, se mantiene fuerte la expansión fiscal y monetaria, mientras que la administración cambiaria sigue en línea con la suba oficial de precios”.

Pesos, dólares e inflación

Con un dólar que el Banco Central se esfuerza en mantener atrasado para reducir la inflación y privilegiar consumos en pesos antes que ahorros en divisas, en los últimos doce meses las inversiones en pesos fueron mucho más redituables que la tenencia de dólares. Con datos del cierre de junio de 2015, la entidad que preside Alejandro Vanoli determinó que los ahorristas que hicieron plazos fijos ganaron en promedio un 26,1% en un año (según tasas promedio por colocaciones a 60 días), mientras que los plazos fijos en el segmento mayorista arrojaron ganancias del 22,6% anual. La autoridad monetaria también informó un importante crecimiento en junio del 40,2% de los montos depositados a plazo fijo, un incremento que fue parejo en el segmento minorista y mayorista.

Inversores más sofisticados que se posicionaron en acciones obtuvieron un rédito del 47,8% en doce meses, según el crecimiento del panel líder Merval de la Bolsa de Comercio. Muy rezagados quedaron los inversores conservadores, aferrados a los dólares. La divisa al público, para quienes compran dólar “ahorro” autorizados por la AFIP, subió 11,7% en el último año, mientras que el “blue” ganó apenas 10,3% en el mismo período. La adquisición de dólares a través de transacciones bursátiles, como el llamado dólar MEP (Medio Electrónico de Pagos), dejó un beneficio de 17% anual.

La ganancia de las inversiones en pesos queda opacada por la elevada inflación, que según el “índice Congreso” acumuló hasta mayo un 28,8% anual. Sin embargo, esa brecha de rentabilidad entre las inversiones en pesos y en dólares, incentivada por la necesidad de financiar el déficit y pagar una tasa alta para limitar la inflación, garantiza en lo inmediato un mayor beneficio en consumir bienes y servicios, apostar a la Bolsa o al plazo fijo que una posición defensiva con dólares “cash”.

“La búsqueda de cobertura contra la inflación hace que los bancos recuperen plazos fijos y aumenten el financiamiento al consumo”, indica Proficio Investment, aunque recalca que “con todos los agregados monetarios creciendo por encima del 30% continúa acelerándose la expansión monetaria. Esto terminaría impactando en la inflación de los próximos meses y agregará presión al mercado cambiario”.

“El riesgo está en que si el dólar ilegal se mueve para arriba, esto puede disparar expectativas negativas en los agentes económicos, que los lleve a volcarse al propio dólar ilegal. Si esto sucediera, el BCRA podría verse obligado a esterilizar una proporción mayor de los pesos que siga emitiendo. En este caso sería la tasa de interés la variable que tendría que subir para restablecer de alguna manera el equilibrio”, expresó Argañaraz, del IARAF.

Daniel Artana señala que “el cepo cambiario ha provocado un ‘exceso’ de pesos en relación a lo que podría esperarse dada la evolución de las variables macroeconómicas” y en la medida que dicho exceso “pretenda dolarizarse, ello puede presionar a la cotización del dólar blue antes de las elecciones”.

El Gobierno le transfiere su enorme déficit al sucesor

Cristina Kirchner cierra su segundo período presidencial con un rojo fiscal sin precedentes desde el colapso la convertibilidad, financiado esencialmente con deuda en pesos a una tasa del 27% anual, cuyo vencimiento será una enorme carga que dificultará el inicio de la próxima gestión.

Los analistas económicos alertaron en las últimas semanas por el creciente rojo de las cuentas públicas que, lejos de ser corregido por la actual administración, aumenta a un ritmo mucho mayor que el de la inflación, hoy estabilizada en un rango del 25 al 30 por ciento anual. Así fue que en los primeros tres meses de 2015, el déficit financiero –que contabiliza el pago de deuda- se triplicó respecto de 2014, pues trepó a $57.751 millones, contra $17.179 millones de un año atrás. Solo en marzo el rojo financiero fue de $27.894 millones, más de seis veces el resultado negativo obtenido en el mismo mes de 2014.

En un año electoral en que el Gobierno estableció su propio “piloto automático” para llegar a los comicios con una recesión contenida, y estabilidad política y social, la dinámica del déficit público ya fija un piso de $200 mil millones, más de u$s20.000 millones medido por el tipo de cambio oficial, en un cálculo muy conservador que no proyecta la aceleración del gasto que estacionalmente se registra en el cuarto trimestre.

Con una estrategia similar a la utilizada el año pasado, el Ministerio de Economía se vale del auxilio de pesos enviados por el Banco Central y, en menor medida, por otros organismos descentralizados como la ANSES y el PAMI. Esa febril emisión de moneda, que no es acompañada en la misma proporción por ingresos genuinos de dólares a las reservas internacionales de la entidad, es reabsorbida a través de títulos de deuda -tomados casi en totalidad por los bancos- para reducir el impacto inflacionario.

Por esta vía se aplazan los vencimientos a cambio de una tasa de interés que ahora promedia el 27% anual, pero la insistencia en esta mecánica resulta en una descomunal acumulación de pasivos que recaerán en 2016. En 2014, la deuda del BCRA por emisión de Letras y Notas (LEBAC y NOBAC) subió unos $172.000 millones, hasta los 282.135 millones, un monto incluso más elevado que el déficit financiero de casi $110.000 millones acumulado durante todo el año pasado.

En 2015, la correlación entre la colocación de deuda en pesos en conjunto del Banco Central y el Tesoro Nacional y el déficit público es más notable. El rojo presupuestario alcanzó en el primer trimestre $57.751 millones; la emisión de LEBAC y NOBAC, más BONAC, ascendió a $57.781 millones en el mismo lapso.

Una diferencia con 2014 es que este año el Banco Central está muy cerca del límite de emisión impuesto por la Carta Orgánica de la entidad reformada en 2012. Por ese motivo, el Tesoro apeló a la colocación de un instrumento de duración y rendimiento similares a los de los títulos del BCRA, el Bono del Tesoro Nacional (BONAC), para complementar el financiamiento de su propio gasto corriente. Entre enero y marzo de este año, las Letras y Notas del BCRA aumentaron en $52.781 millones, que junto a los $5.000 millones de la emisión de BONAC del 27 de marzo alcanzaron para cubrir el rojo fiscal del período.

Aunque el Ministerio de Economía no brindó aún las cifras, con esta proyección podría estimarse en torno a $90.000 millones el déficit financiero acumulado en los primeros cinco meses de 2015, si se toma en cuenta que la colocación de deuda en pesos entre enero y mayo trepó a $86.900 millones, por licitaciones de bonos del BCRA ($67.100 millones) y del Tesoro ($19.800 millones). Estos montos multiplican por cuatro el déficit acumulado entre enero y mayo de 2014 ($20.615 millones). A este ritmo, es posible que el déficit presupuestario de 2015 alcance los $400 mil millones (sin contar deuda cuasi fiscal), aproximadamente un 8% del PBI.

Dólar: turismo y ahorro desplazan a importaciones

Hace tres años y medio que hay “cepo” cambiario en la Argentina. Con exclusividad el Estado es el que arbitra a la vez precios y cantidades de divisas y es así que en los últimos meses la decisión política sesgó a favor del público el flujo de billetes, en perjuicio de las importaciones de bienes. Una consecuencia de esta estrategia oficial es que se resintió la actividad económica ante las restricciones para ingresar insumos necesarios para la industria, mientras que se flexibilizaron las ventas a minoristas, ya sea para atesoramiento como para viajes y consumos en el exterior.

En el último informe sobre Evolución del Mercado Único y Libre de Cambios y Balance Cambiario del Banco Central, actualizado al primer trimestre de 2015, se explica esta transferencia de dólares que antes se derivaban a empresas y ahora en buena medida capta el público. Las importaciones retrocedieron entre enero y marzo u$s3.373 millones interanual, un monto que equipara los u$s3.368 millones que significaron la caída de exportaciones (u$s2.248 millones) y el incremento de ventas a minoristas (u$s1.120 millones más para ahorro y turismo).

La entidad monetaria logró con esa liberación de divisas mantener bajo control al dólar “blue”, que en el período perdió cerca de 10% frente a sus valores de cierre de 2014 (la divisa cerró marzo a $12,62, casi el mismo precio de hoy). A la vez, sostuvo el nivel de reservas internacionales, pues según el Balance Cambiario “el Banco Central continuó haciendo un uso en forma parcial del acuerdo de ‘swap’ de monedas locales con el Banco Central de la República Popular de China”. De esta manera, compensó la salida de divisas del sistema con ese mayor endeudamiento, ya que nueve de cada diez dólares para atesoramiento son retirados de los bancos y, por lo tanto, dejan de contabilizarse como reservas. En su totalidad fugan del país las divisas autorizadas por la AFIP para viajes y consumos en el exterior.

En esta “sintonía fina” para equilibrar los flujos en el mercado de cambios no todo pasó por “pisar” importaciones. En el primer trimestre hubo una fuerte caída del orden de u$s1.280 millones en las compras de energía, que aliviaron el déficit sectorial, y una baja de u$s1.000 millones en las ventas externas de granos y derivados. En ambos casos fue decisivo el desplome de precios internacionales de las materias primas, dato insoslayable para establecer los niveles de ingreso y egreso de divisas en la economía doméstica.

Según el BCRA, “en el primer trimestre de 2015, la demanda neta por turismo y viajes y pasajes alcanzó los u$s1.900 millones y las compras netas de billetes para atesoramiento los u$s1.400 millones, registrando entre ambos conceptos una demanda adicional cercana a u$s1.300 millones en términos interanuales”. En algún aspecto se reemplazaron importaciones de mercancías por “importaciones” de servicios -al contratar paquetes turísticos en el exterior- e importaciones de bienes al menudeo, como los artículos de tecnología que adquieren los argentinos fuera del país.

Al complementar esos datos con los informes diarios de la AFIP sobre tenencia de moneda extranjera se llega a conclusiones similares. Entre enero y marzo de 2015 el ente recaudador autorizó ventas a particulares por u$s1.404,7 millones para atesoramiento, otros u$s145,5 millones para viajes al exterior. Además, el BCRA puntualizó que en el primer trimestre de este año se registraron egresos brutos por otros u$s2.027 millones por uso de tarjetas en el exterior, pagos a operadores turísticos y pasajes. En total, son unos u$s3.577,2 millones tomados por minoristas tanto para tenencia personal como para gastos en el exterior.

Ese monto es 45,6% superior a los u$s2.457,1 millones para ahorro y turismo insumidos en el mismo lapso del año pasado. Según la AFIP, entre enero y marzo de 2014 se vendieron u$s484,5 millones para atesoramiento y u$s252,6 millones para viajes al exterior. A ello se suman u$s1.720 millones que según el BCRA se destinaron a gastos con tarjetas en el exterior, pagos a operadores turísticos y pasajes.

La firme demanda minorista de dólares responde seguramente a la licuación de la devaluación del peso del año pasado -concentrada principalmente en enero de 2014- por efecto de la inflación. El dólar oficial aumentó en doce meses 31,2% en el mercado mayorista (de $6,523 a $8,555) contra una inflación estimada por consultoras privadas en torno al 38% anual. Ese desfasaje profundizó el atraso cambiario y mejoró la capacidad de compra de divisas de los particulares luego de los aumentos salariales aplicados a mediados del año pasado.

Las reservas tuvieron la mayor alza mensual en 8 años

Abril de 2015 fue uno de los mejores meses para el balance del Banco Central. Las colocaciones de deuda del Tesoro y de YPF generaron un ingreso de divisas infrecuente desde que el Gobierno estableció restricciones al mercado de cambios a fines de 2011, muy oportuno además por el declive de la liquidación de exportaciones de la agroindustria.  Las reservas internacionales de la entidad que preside Alejandro Vanoli treparon unos u$s2.411 millones el último mes, el mayor incremento mensual desde junio de 2007, hace casi ocho años, cuando se contabilizaron 2.576 millones de dólares. Así regresaron al nivel de octubre de 2013.

Desde que hay “cepo” los dólares comerciales fueron la principal fuente de abastecimiento de divisas para sostener importaciones, pagos de deuda y demanda para ahorro y turismo. En 2015, el Gobierno viró su postura refractaria a endeudarse en el mercado y empezó a demandar divisas financieras, con lo que logró con creces alcanzar su objetivo de estabilizar la plaza cambiaria, aunque debió resignarse al pago de una elevada tasa de interés en dólares cercana al 9% que casi en totalidad deberá ser asumido por los próximos gobiernos.

El último 23 de abril el BCRA informó que las reservas habían aumentado u$s1.247 millones, que formaban parte de los u$s1.415 que alcanzó la colocación del Bonar 2024 del 21 de abril. Por la inyección de las Obligaciones Negociables de YPF, entre el 28 y el 29 de abril se sumaron otros 1.221 millones. En el caso de la petrolera, la emisión de deuda superó a la del Tesoro, pues alcanzó u$s1.500 millones, y lo aventajó en tasa de interés: 8,5% contra 8,956% anual en dólares, a diez años.

En los seis meses anteriores, desde la asunción de Vanoli, los activos fueron sostenidos por los yuanes captados a través del “swap” con el Banco Central de China. Estos fondos, sin embargo, constituyen préstamos que los analistas financieros no contabilizan como reservas netas. También discriminan los depósitos en moneda extranjera en el sistema financiero local (encajes), Derechos Especiales de Giro (DEG) del FMI, préstamos de organismos internacionales y multilaterales, los CEDIN y otros pasivos, por cuanto afirman que las reservas reales son la mitad que el monto informado en reportes oficiales.

Con los dólares ingresados a cambio de títulos soberanos y de YPF mejora esta ecuación. De acuerdo con un estudio elaborado por el economista Nicolás Dujovne, las reservas en octubre del año pasado tenían un nivel neto que representaba el 66% del total de los activos internacionales. En marzo de este año esa proporción se había reducido al 45 por ciento. Con esta dinámica, la semana pasada las reservas netas se recuperaron hasta un 53% del total de activos internacionales, unos 18.000 millones de dólares. Debe recordarse que las reservas internacionales representan apenas un 26% del total del activo del BCRA, integrado principalmente por títulos en dólares y pesos entregados por el Tesoro nacional a la autoridad monetaria a cambio de efectivo para pagar deuda o cubrir gasto corriente.

En ese sentido, un informe de Empiria Consultores resalta que “las colocaciones del Bonar 24 y de YPF reforzaron las reservas en el momento del año en que ello era menos necesario, aunque tal vez deban ser usadas para cancelar parte del fondeo cosmético que recibió el BCRA. Por otra parte, el BCRA podría utilizar esta abundancia relativa reforzada por las colocaciones de deuda para aliviar las restricciones a las importaciones. Endeudarse para mantener un atraso cambiario insostenible es una muy mala receta, que solo tiene explicación con sentido electoral”.

Más deuda, menos dólares comerciales

Desde el “cepo”, la principal fuente de divisas para las arcas del Central fueron sus compras en el mercado mayorista, donde se liquidan las exportaciones y los escasos créditos e inversiones del exterior. En este sentido, el deterioro de la balanza comercial en 2015, en particular por la caída de precios internacionales de los granos, permitió a la entidad acumular en abril un saldo positivo de unos u$s1.400 millones, un monto reducido si se contempla que ese mes, junto a mayo y junio, concentran las ventas del agro y constituyen el trimestre más fuerte para la llegada de dólares a la economía local.

La Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales comunicaron que sus empresas asociadas liquidaron exportaciones por unos u$s5.039,1 millones desde que comenzó el año. La cifra es 31,4% inferior a la del mismo período de 2014, explicada por la caída de cotizaciones de estos productos, que totalizan un tercio de las ventas al exterior. “Sería una paradoja que se reemplacen los dólares perdidos por la caída en el precio de las commodities por dólares financieros que permitan sostener por un tiempo una paridad cambiaria real inadecuada”, señaló Daniel Artana, economista Jefe de la Fundación FIEL.

La notoria alza de reservas no implica el fin de la restricción externa. Aunque el país está en default técnico y los acreedores reestructurados continúan sin cobrar intereses de títulos Par y Discount, las divisas serán necesarias para la amortización de capital e intereses de Boden 2015, el 3 de octubre. El principal vencimiento de deuda del año, por unos u$s6.300 millones, aún obliga a una ajustada transición en materia cambiaria.