Desde que el Gobierno reactivó la venta de dólares a particulares para atesoramiento, el Banco Central se desprendió de unos u$s749,2 millones, que sumados a los u$s244,8 millones adquiridos para turismo, ascendieron a u$s994 millones hasta el lunes. Desde el 27 de enero último la AFIP autorizó la venta de divisas a minoristas por el 20% de los ingresos mensuales comprobados, como una vía para quitarle presión a la demanda en el mercado informal, donde se canalizaban las necesidades de divisas extranjeras en efectivo. La flexibilización cambiaria, complementada con la devaluación, contribuyó con éxito a desacelerar el alza del “blue” y la caída de reservas.
La modalidad redujo prácticamente a la mitad el volumen de operaciones del circuito paralelo, pues en promedio la venta formal para ahorro cursó unos u$s8,5 millones por día. El giro oficial fue eficaz para desactivar una escalada del precio del billete, que en la tercera semana de enero había alcanzado los $13,10, su valor más alto desde que comenzó el “cepo” cambiario, inmediatamente después de aplicada la más profunda devaluación del peso desde 2002.
Aunque el fiscal no es un objetivo protagónico, hay que recordar que al dólar oficial se le añade un 20% en concepto de adelanto de Ganancias, que lleva a la divisa a $9,84 según el promedio al público en casas de cambio y bancos, y a $11,07 en la modalidad “turista” (+35%), cotizaciones que acortaron la brecha con el “blue” y la estabilizaron por debajo del 50 por ciento.
Si bien las restricciones cambiarias continúan, puesto que sólo se puede adquirir la divisa en entidades financieras en las que se tenga cuenta y por un cupo preestablecido por el ente recaudador, el “blue” se descomprimió y su precio se desinfló: aún hoy, a $11,64, permanece un 11% por debajo del récord del verano. En 2014, el dólar informal avanza 15,9%, menos que la inflación registrada por las consultoras privadas y apenas arriba de la medida a través del IPC Nacional Urbano.
En una comparación interanual, la inflación Congreso hasta abril (último dato disponible) acumuló un 38%, mientras que el dólar paralelo avanzó apenas 12,2% de abril a abril (de 9,40 a 10,55 pesos), y un 35,8% entre el 10 de junio del año pasado y hoy. En tanto, el dólar mayorista, cuyo precio es determinado por las intervenciones del Banco Central en la plaza interbancaria, trepó 55% de abril a abril y 53,2% de junio a junio, ritmo de apreciación que muestra cómo el BCRA hizo un esfuerzo por descontar el atraso cambiario acumulado en años anteriores. Ese atraso llevó en la práctica a un desdoblamiento de la operatoria y a férreos controles que dosificaron incluso la disposición de divisas para importaciones.
Por efecto de la devaluación y las imposiciones tributarias, el encarecimiento del billete verde desalentó la demanda para vacacionar en el exterior. La salida de dólares por turismo se recortó 32% o más de u$s700 millones en el primer trimestre, a u$s1.549 millones, frente a egresos netos por u$s2.280 millones entre enero y marzo del año pasado, según el Balance Cambiario del Banco Central, que computa tanto la compra de divisas en efectivo como gastos con tarjeta en el exterior.
En el primer semestre de 2013, las salida de dólares del sistema financiero por la demanda de turistas acumuló u$s4.530 millones, mientras que las reservas del BCRA en el período cedieron 6.285 millones de dólares. El contraste con lo que ocurre en 2014 es notorio: los activos internacionales restaron entre enero y el 9 de junio unos u$s1.820 millones, un tercio que lo perdido el año pasado. Esta contención a la salida de divisas fue posible por el oportuno reconocimiento de un dólar más caro y la mayor carga tributaria, a la vez que demostró que la apertura del mercado cambiario no significa necesariamente perder más reservas. Distinta hubiera sido la suerte de la economía doméstica si en lugar de un “cepo”, el Gobierno hubiera optado por una devaluación gradual a partir de octubre de 2011.