Argentina duplica a Chile en cuanto a número de habitantes y al tamaño de su economía. Sin embargo, la nación trasandina superó en septiembre a nuestro país en el volumen de su comercio y en el superávit alcanzado en su balance de intercambio. Esta dinámica era previsible: las prohibiciones sobre el dólar en la Argentina llevaron a una economía local más cerrada al mundo. Del otro lado de la frontera, Chile profundizó la senda que eligió hace más de dos décadas, la de apostar a una agresiva apertura comercial para crecer, con mayor exposición a la volatilidad del frente externo, pero también con mayores réditos.
Desde que el Gobierno argentino decidió implementar el “cepo” en 2011 varios indicadores de actividad dejaron de mostrar evolución positiva. Uno de ellos fue el comercio exterior, que en 2014 marcó una neta caída si se lo compara con el récord de 2011 y los niveles anteriores al control de divisas. Según datos de la consultora Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI), las exportaciones argentinas en el período 1987/98 se expandieron un 315% y entre 2002/2014 subieron un 184 por ciento. Al desagregar este último período, se observa que entre 2002 y 2011 las ventas externas se incrementaron un 226%, pero la caída de 12% entre 2011 y 2014 redujo el promedio de crecimiento. “De los últimos 65 años, en 35 se obtuvieron récords de exportaciones. Faltan dólares, pero 2014 será el tercer año consecutivo sin poder igualar o superar un récord. No ocurre algo así desde 1981”, explicó Marcelo Elizondo, CEO de DNI.
Entre enero y septiembre de 2014 las exportaciones argentinas acumularon u$s56.116 millones y las importaciones, u$s50.236 millones, con un saldo positivo de 5.880 millones. En los primeros nueve meses de 2011, las exportaciones sumaban u$s63.553 millones; las importaciones, u$s55.391 millones, y el superávit, 8.162 millones de dólares.
Del otro lado de la cordillera, la balanza comercial de Chile acumuló entre enero y septiembre de 2014 un superávit de u$s6.523 millones, resultado de exportaciones por u$s57.496 millones e importaciones por 50.974 millones de dólares. Estas cifras son 11,9%, 2,5% y 1,5% superiores, respectivamente, a las informadas por el INDEC la semana pasada.
Las matrices exportadoras y las estructuras económicas de la Argentina y Chile son muy diferentes, aunque ambos países dependen de las materias primas para insertarse en el comercio global: la minería acapara un 57% de las exportaciones trasandinas, mientras que los granos y la agroindustria significan el 35% de las ventas argentinas. Chile es el principal exportador de cobre del mundo, por lo tanto sufrió también los avatares de la caída del 10% en el precio del metal en 2014, como nosotros con la soja y el maíz.
En cuanto a población, la Argentina, con unos 42 millones de habitantes, prácticamente duplica a Chile, con 18 millones. Similar es la relación del Producto Bruto Interno: según el Banco Mundial, el PBI argentino alcanza los u$s510.000 millones, frente a u$s277.000 millones del chileno.
Sin embargo, el ingreso de dólares a Chile muestra mayor fortaleza que en nuestro país. Las reservas internacionales en el banco central de Chile se mantienen estables, en torno a los u$s40.000 millones; en la Argentina muestran tendencia declinante, apenas por encima de los 27.000 millones. En el mismo sentido, la inversión extranjera directa en Argentina se desplomó el año pasado un 25%, a unos u$s9.000 millones, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), menos de la mitad de lo que recibió el vecino Chile.
Debilidad en la economía, debilidad en el comercio
La caída de la actividad económica en Argentina genera una menor demanda de productos extranjeros e, indirectamente, menores exportaciones industriales por el retroceso de la producción. Para las manufacturas, el estancamiento de la economía brasileña también contrajo la demanda para las fábricas argentinas que enfocan sus exportaciones en el mercado más grande de la región.
La baja de precios internacionales, como reflejaron las materias primas este año, trae como consecuencia un ingreso de dólares inferior, aún con un volumen de ventas externas similar al del año anterior. Según las cámaras exportadoras del agro, por ventas de granos y derivados se llevan liquidados hasta el 17 de octubre u$s19.492 millones, un 3,6% menos que los u$s20.271 millones que se registraron en el mismo período del año pasado, cuando la retracción de precios en el mercado de Chicago supera el 20% en 2014.
La escasez de dólares que golpea a la economía desde el establecimiento de las restricciones cambiarias hace tres años obliga a racionar divisas que se destinan a la compra de insumos, piezas y unidades terminadas en el exterior.
A la par, el atraso cambiario por la creciente inflación desincentiva las exportaciones y reprime la oferta interna de divisas, con un efecto contractivo aún mayor. Se estima que entre 20 y 23 millones de toneladas de soja de la campaña 2013/14 todavía no fueron comercializadas. “La persistencia y ampliación de la brecha existente entre la cotización del dólar ‘oficial’ vis a vis el precio en el mercado paralelo, incentiva a los productores y acopiadores -que venden al tipo oficial menos derechos de exportación- a no vender su producto a la espera de una devaluación”, sintetiza Abeceb.com.