El automotriz es el rubro insignia de la actividad fabril argentina. Además de haber mostrado las mayores tasas de crecimiento desde la devaluación de 2002, el sector representa en simultáneo la expansión de las exportaciones nacionales de la última década y el sostenido crecimiento del consumo interno, impulsor de la actividad general.
El 2014 asoma como un año “bisagra” para esta industria, con un claro declive de producción y de ventas internas y externas. Una sucesión de medidas del Gobierno, algunas directas, como el incremento de impuestos, y otras indirectas, como la devaluación, inciden en su desempeño y condenan a las terminales locales a un período recesivo, que se refleja en las cifras del primer bimestre del año.
La Asociación de Fábricas de Automotores (ADEFA) detalló que las terminales automotrices acumularon en el primer bimestre 89.097 vehículos producidos, es decir, un 8,1% por debajo del volumen alcanzado en el mismo período del año anterior. En cuanto a exportaciones, ADEFA contabilizó 45.561 unidades en el primer bimestre de 2014, un 6,7% menos que las 48.841 enviadas a distintos países en el mismo período del 2013. Sobre el mercado interno, la institución indicó que entre enero y febrero se enviaron a la red de concesionarios 101.559 vehículos, un 19,2% menos que los 125.766 del primer bimestre del año anterior.
La Asociación de Concesionarios de Automotores de la República Argentina (ACARA) informó que en los dos primeros meses de 2014 se registraron 166.683 vehículos, con un descenso del 3,9% en la comparación con el año pasado. La entidad adelantó que “habrá que esperar a marzo para poder tener un diagnóstico más preciso” sobre la evolución de las ventas, pero reconoció que “la disminución en la comparación interanual ya comienza a ser tendencia“. Es decir, que será difícil repetir los 955 mil vehículos patentados en 2013, un año histórico para el mercado motor.
En el plano externo, la magra evolución de la actividad económica brasileña es un obstáculo extra para las terminales locales. Brasil es el principal destino de las exportaciones de vehículos argentinos, concentra el 88% de los envíos y el descenso de su demanda lastra la dinámica de las automotrices locales. “Se hace evidente la necesidad de trabajar en la mejora continua de la competitividad (…) y reforzar las negociaciones con otros mercados de la región con interesante potencial como son el caso de Colombia, Perú o Ecuador -señala ADEFA- para lograr una inserción internacional más diversificada de nuestros vehículos”.
La consultora Abeceb.com, que dirige el ex secretario de Industria Dante Sica, aporta que “en los primeros dos meses de 2014 el comercio entre Argentina y Brasil registra una caída interanual de 16,9%, con una contracción de las exportaciones de 23,3% y de las importaciones de 11,8%”. En el intercambio bilateral, los automóviles de pasajeros y las autopartes tienen un rol protagónico.
Todo por los dólares
El Gobierno optó por ponerle freno a la salida de dólares que genera el mercado automotor, a costa de una reducción de la actividad. El incremento de los impuestos a los 0 kilómetro de “alta gama” busca suprimir esta pérdida de divisas: al igual que el 35% de recargo como adelanto de Ganancias en el dólar turista, y el 20% en el dólar para atesoramiento, no tienen un fin recaudatorio. De hecho, el efecto tributario es casi neutro por la caída en las ventas, erosionadas por el aumento de precios y también la suba de las tasas de interés, cuando muchas operaciones se pactan en cuotas con créditos prendarios.
Según Alberto Príncipe, de la Cámara de Comercio Automotor, la imposición del 35% para los autos de más de $170 mil, y del 50% a los que superaran los $250 mil, ya comprende al 20% del mercado, luego de que la devaluación del peso, en torno al 20% en enero, se trasladó a los precios de lista. Por este motivo, hubo modelos que en un principio no fueron alcanzados por la suba de impuestos y luego ingresaron a las categorías del gravamen.
La consultora Finsoport, que dirige el economista Jorge Todesca, explica que “la suba del tipo de cambio nominal beneficiaría exclusivamente a los sectores exportadores, al disminuir la incidencia de sus costos no transables –como el salario– siempre y cuando se sostenga su demanda externa, lo que no está sucediendo para las automotrices locales”. Agrega, en cambio, que “la devaluación afectaría adversamente al resto del sector industrial -que se encuentra orientado al mercado interno-, dado que no le permitiría mejorar sensiblemente su competitividad y, en cambio, disminuiría el nivel de la demanda doméstica para sus productos”.
El Banco Central contabilizó en u$s8.177 millones el déficit de divisas por mercancías del sector automotriz, en un máximo histórico. El pesado rojo comercial de las fábricas nacionales se debió a que importaron en 2013 un 26% más de unidades terminadas para abastecer la demanda interna, a la vez que importaron entre el 70 y 80 por ciento de los componentes de los vehículos producidos en el país, la mitad de los cuales se exportaron.
El año pasado, las importaciones totales del país alcanzaron un récord de u$s73.505 millones. La industria automotriz demandó compras al exterior por u$s19.579 millones -un 13% más que en 2012- y concentró el 25% de estos pagos. “Estos valores ubican al sector automotriz nuevamente como el principal sector importador de la economía argentina”, destaca el BCRA. No obstante, la entidad resalta que “el segundo sector con mayores ingresos por cobros de exportaciones de bienes en 2013 fue la industria automotriz con un récord histórico de 11.401 millones de dólares”.
“La suba del déficit por mercancías del sector vino dada por el mayor nivel importado, principalmente de vehículos terminados”, indicó el Central. Si bien la oferta total de vehículos en 2013 fue similar a la de 2011, el último año se impuso una mayor proporción de vehículos de origen extranjero, con el incentivo del atraso cambiario. Entre las 10 empresas que más dólares demandaron por importaciones el año pasado, siete fueron automotrices, mientras que el rojo comercial en este rubro prácticamente se duplicó en los últimos tres años.