Crece el apetito por el dólar como refugio inversor

A medida que avanza el año, la profusión de pesos emitidos para el financiamiento de gasto corriente desequilibra las cuentas del Banco Central, a la vez que obliga a la entidad que conduce Juan Carlos Fábrega a incrementar la deuda a través de Letras y Notas, para evitar un efecto inflacionario aún más fuerte por la inyección de moneda.

Por una parte, se observa una oferta de divisas algo más acotada en el mercado mayorista, donde se cursan las operaciones de cambio del comercio exterior. La Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC) informaron que la semana pasada se rindieron u$s474,9 millones por exportaciones de productos agrícolas y derivados, el monto más bajo desde mediados de junio.

Una desaceleración en la liquidación de los sojeros obedece a un factor estacional, pues estos ingresos de divisas comerciales se concentran en su mayor parte en el segundo trimestre del año, durante la cosecha gruesa. También incide en este rubro el descenso de los precios internacionales, que quita premura a las ventas al exterior: los contratos más negociados, para noviembre (u$s394,04 por tonelada) y septiembre (u$s407,12), suman en la actualidad el 75% de la operatoria en el mercado de Chicago. Estas posiciones están, respectivamente, un 18,3% y 15,6% por debajo de los valores del arranque del año, en torno a los u$s482,27 por tonelada.

De todos modos, en el transcurso de 2014, la liquidación de exportaciones por granos y productos agroindustriales acumula un récord de u$s16.619,7 millones, por encima del máximo anterior de u$s16.550,7 millones alcanzado en 2011, cifra que quita sentido a la teoría de un complot del campo para desabastecer de divisas a la economía, más allá de que existe acopio de una parte de la producción en silobolsas. En ese aspecto, influye una expectativa de mayor devaluación, generada por el ritmo inflacionario tanto como por los débiles datos de la hoja de balance del Banco Central. En cambio, es muy marginal la influencia de un temor al default como factor disuasivo para las operaciones del agro.

Cada vez más pesos y menos dólares

El apetito por el dólar como refugio inversor se acentuó en los últimos días. Las ventas minoristas de divisas para atesoramiento suman en el transcurso de agosto unos u$s135,8 millones, más de la mitad que las vendidas en todo julio, mes récord con 205,7 millones de dólares.

En el mercado bursátil, hubo un firme incentivo a la demanda de activos dolarizados luego de conocido que el BCRA informó que reducirá aproximadamente un punto las tasas de corte para la licitación de Letras (LEBAC), en un rango del 25,86% al 26,08%, según el plazo. Como estas tasas se estiman como inferiores a lo que podría ser la inflación de los próximos doce meses, los agentes se apuraron a comprar bonos en dólares, que subieron el lunes entre 4 y 5 por ciento (Global 17, Discount en dólares con legislación neoyorquina, Boden 2015 y Bonar X) y acciones de empresas con negocios en el exterior: Petrobras Brasil (+4,9%) y Tenaris (+1,9%).

Una baja en las tasas de referencia repercute de inmediato en una mayor demanda por el dólar en todas sus variantes.

En otro aspecto, agosto promedia una salida de depósitos en dólares del sistema financiero de u$s475 millones contra el mes anterior, la cifra más elevada en un año y medio, explicada principalmente por una baja de las colocaciones del sector público, pero también por la salida de fondos privados. Esta caída afecta en el nivel de reservas, como el pago de deuda, la venta de dólar “ahorro” y la necesidad de divisas para importar energía.

Según el economista Luis Secco, la emisión de pesos para financiar al fisco se duplicó este año y acumuló $43.358 millones entre el cierre de 2013 y el 1° de agosto. Esta importante inyección de pesos fue esterilizada por la emisión de deuda de la entidad. Pero con estos instrumentos sólo se posterga el momento en el que los pesos se volcarán a la economía, a cambio de un alto costo: el de la tasa de interés que debe pagar la entidad, que este año llegó a colocar títulos al 30% anual. Además, Secco calcula que el Estado le demandará del Central otros $15.000 millones hasta fin de año para afrontar gastos corrientes.

Hasta fin de año, a la entidad monetaria le quedan vencimientos de LEBAC y NOBAC por unos $146.000 millones, nada menos que un monto equivalente al 39% de la actual base monetaria ($371.668,7 millones en billetes y monedas en circulación, cheques cancelatorios y cuentas corrientes en pesos). Queda una disyuntiva indeseada e inevitable: para renovar los vencimientos de estos títulos, el BCRA deberá sostener altas las tasas, con la consecuencia recesiva de esta medida. Si convalida una baja de las tasas –como ocurre esta semana-, para no quitar liquidez a la alicaída actividad económica, el volumen de pesos empujará al alza a la inflación y al dólar y, seguramente, obligará a devaluar a un ritmo mayor que el actual.

En 2014 se duplica el déficit energético

Los dólares comerciales son en la práctica la única fuente de divisas genuinas para una economía local debilitada y cada vez más alejada de las posibilidades de crédito internacional, debido al irresuelto conflicto judicial con los holdouts en los EEUU.

El viernes, el Banco Central presentó su informe sobre Evolución del Mercado Único y Libre de Cambios y Balance Cambiario del segundo trimestre del año, que aportó novedades positivas aunque, a primera vista, coyunturales: las reservas crecieron u$s2.271 millones entre abril y junio, después de registrar caídas por ocho trimestres consecutivos. Se duplicó el rojo energético, se sostuvieron los ingresos por la soja, y cayó abruptamente el déficit comercial automotriz, así como el desbalance de servicios por una reducción del déficit turístico.

El flujo de los dólares es un indicador útil para observar la evolución de la economía del 2014, luego de la fuerte devaluación de enero. Los pagos de deuda por unos u$s1.632 millones en el período, neutralizaron los ingresos por u$s1.600 millones en concepto de colocaciones de deuda e inversiones concentradas en el sector petrolero. Asimismo, el superávit por la totalidad de operaciones registradas en el Mercado Único y Libre de Cambios en el segundo trimestre (u$s4.100 millones) fue absorbido por el BCRA, que adquirió en el mercado mayorista 4.042 millones de dólares.

En términos trimestrales, el superávit de mercancías alcanzó los u$s4.207 millones, producto de una caída mayor para las importaciones que para las exportaciones, declive propio del actual período de contracción de la actividad económica.

El sector de oleaginosas, aceites y cereales registró cobros de exportaciones por u$s9.860 millones en el segundo trimestre de 2014, que es el de mayor volumen de operaciones. Este monto se mantiene prácticamente estancado si se lo compara con igual período de 2012 y 2013. Asimismo, es 9% inferior al del récord de 2011. Al tomar el resto de los sectores exportadores, la caída de ventas externas entre abril y junio fue de u$s1.378 millones u 11% interanual, desde los u$s12.427 millones de 2013 a los u$s11.049 millones de 2014. La producción agrícola y la agroindustria moderaron la recesión económica que reflejan los números del comercio exterior.

Durante el segundo trimestre de 2014, los pagos de importaciones de bienes según el Balance Cambiario totalizaron u$s16.703 millones, con una baja de 8% interanual, aunque las importaciones de energía mostraron un preocupante incremento. Las compras de petróleo aumentaron 26% interanual, a unos u$s3.500 millones, mientras que las de electricidad ascendieron a unos u$s800 millones (+152%), para totalizar u$s4.353 millones, un 38% más. Con exportaciones de energía por u$s1.581 millones (-7% interanual), el déficit trimestral del sector fue de unos 2.772 millones de dólares.

La energía demanda más dólares

En el acumulado de la primera mitad del año, los cobros de exportaciones del sector agrícola e industrias derivadas totalizaron u$s14.862 millones, sin variaciones significativas en términos interanuales. El rubro automotriz recortó fuerte su déficit comercial, a unos u$s1.500 millones en el primer semestre, un 45% menos, en un marco de profunda caída de ventas y producción.

En cuanto a los servicios, por efecto de la devaluación y suba de la tasa de percepción impositiva aplicada a los gastos en el exterior, el rubro turismo redujo su balance negativo en un 51,3% a u$s2.190 millones en el primer semestre de 2014, respecto de los u$s4.504 millones del mismo período de 2013. De todos modos, en este ítem deberían tenerse en consideración los u$s1.110 millones vendidos al público para atesoramiento y viajes, según las cifras de la AFIP.

En cuanto a la energía, “el nivel de pagos del sector para el primer semestre del 2014 representó un valor récord de unos u$s7.300 millones, con un incremento interanual de 36 por ciento”. Al descontarle las exportaciones entre enero y junio, el rojo energético en términos comerciales fue de u$s4.334 millones en el primer semestre, un 101% más que los u$s2.151 millones del primer semestre de 2013. Si se contabilizan otros ítems, como inversiones extranjeras, giros por rentas y servicios, y otras operaciones de capital y financieras, el rojo energético entre enero y junio se ubica en los 3.486 millones de dólares.

El déficit energético tiene un impacto directo sobre las deterioradas cuentas públicas. El viernes pasado se conoció una ampliación del Presupuesto Nacional por casi $200 mil millones, a través de un decreto de necesidad y urgencia. La Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP), señaló que “el crédito vigente para los subsidios económicos aumenta un 66,4% con respecto a la ejecución 2013 (+$74.908 millones), principalmente por los subsidios al sector energético”, asignados principalmente a través de CAMMESA, ENARSA y “Plan Gas”, por un total $65.750 millones o un 89% más que lo aprobado por el Congreso el año pasado. Al actual tipo de cambio oficial ($8,2625) representan unos 7.957 millones de dólares.

ASAP detalla que “las transferencias para gastos de capital muestran un incremento del 57,4% con respecto a la ejecución 2013 (+$15.814 millones), como consecuencia nuevamente de las mayores asignaciones al sector energético”, que demandan, en este caso, $12.906 millones (unos u$s1.562 millones).

El déficit fiscal es más endeudamiento para el BCRA

El auxilio financiero que recibe el Tesoro nacional de otros organismos descentralizados del Estado permite moderar el déficit fiscal primario -antes del pago de deuda- que se registra en 2014 por tercer año consecutivo, y financiero -luego del pago de deuda- , aunque no es inocuo, pues deteriora los balances de estas entidades, principalmente el Banco Central, la ANSeS y el PAMI. Estos fondos figuran en el ítem Rentas de la Propiedad en el balance del erario público, conocido como “Base Caja”.

Esta transferencia de pasivos perjudica más al Banco Central, que debe contrarrestar con colocación de Letras (Lebac, emitidas en pesos) y Notas (Nobac, en dólares) esa constante inyección de dinero.

Una vía para rastrear el destino de este flujo de pesos surge al comparar esa deuda “cuasifiscal” con el rubro Rentas de la Propiedad de la Base Caja que informa el Ministerio de Economía, cuya última actualización alcanza a abril de este año. Entre 2013 y el primer cuatrimestre de 2014, el monto de Lebac y Nobac aumentó $88.303 millones, mientras que las Rentas de la Propiedad transferidas al Tesoro ascendieron a 81.978 millones en esos 16 meses. La diferencia es sólo de unos $6.300 millones ó 7% y muestra cómo el BCRA debe salir a rescatar el cúmulo de pesos inyectados para disimular el rojo del Estado.

Si se compara el déficit financiero del Tesoro –después del pago de servicios de deuda- contando las Rentas de la Propiedad, obtenemos unos $83.934 millones ($64.477,5 millones en 2013 más $19.456,5 millones en el primer cuatrimestre de 2014). En ese período de 16 meses, la deuda de Letras y Notas del BCRA se incrementó 88.303 millones de pesos.

En el mismo sentido, si se compara el déficit financiero del Tesoro sin Rentas de la Propiedad, éste acumuló $165.912 millones desde 2013, unos $123.737 millones en 2013 y otros $42.175 millones entre enero y abril de 2014. La deuda del BCRA al 30 de abril sumó 188.158 millones de pesos.

Otra aproximación puede hacerse al confrontar el incremento de la Base Monetaria con las utilidades transferidas por el Banco Central al Tesoro, es decir, al excluirle al ítem Rentas de la Propiedad los fondos aportados por ANSeS o PAMI. En 2013, el patrimonio del Estado obtuvo un refuerzo de $34.881,1 millones por utilidades del BCRA, más otros $12.537,1 millones girados entre enero de abril de 2014, para totalizar 47.418,2 millones de pesos. La Base Monetaria (dinero en circulación y en cuentas corrientes en pesos, más cheques cancelatorios) creció desde los $307.352 millones de enero de 2013 a los $352.162 millones del cierre de abril de 2014, unos 44.810 millones de pesos.

La política monetaria de la entidad que preside Juan Carlos Fábrega tiene que enfocarse en un abanico de objetivos. Uno de ellos es contribuir a contener la inflación a través de la absorción de pesos excedentes de la economía, con licitaciones de Lebac y Nobac. La ayuda financiera al Tesoro nacional atenta contra este fin, pues el creciente déficit demanda cada vez más pesos para cumplir con las obligaciones.

Un estudio realizado por el economista Luis Secco, de la consultora Perspectivas Económicas, indicó que al promediar el año el Banco Central abandonó la contracción monetaria que había logrado imponer entre enero y mayo, sustentada por un incremento de tasas de interés. Mientras que en todo 2013 la Base Monetaria se expandió $69.845 millones (un 30,1%), con las colocaciones de deuda de la entidad este año se había reducido $28.268 millones entre enero y mayo. Así, en relación a mayo de 2013 se había desacelerado a un 17,5% interanual, casi la mitad que la tasa de inflación.

No obstante, durante junio y la primera semana de julio, la Base Monetaria creció $44.464 millones, con lo cual, la contracción monetaria se revirtió a una expansión de $16.196 millones en el año. La emisión tuvo su contrapartida en la compra de dólares: las reservas aumentaron más de u$s900 millones en ese lapso, pero ese respaldo en divisas sólo explica la mitad de ese incremento de pesos en circulación, unos $8.300 millones de emisión genuina. Secco estima que fueron unos $30.492 millones los que el BCRA giró al Tesoro, por cuanto unos $22.000 millones fueron absorbidos con Lebac y Nobac, que aumentaron el pasivo de la autoridad monetaria. Los $8.000 millones restantes fueron sobreemisión.

Ya compromete al próximo gobierno la deuda en dólares

El acuerdo con el Club de París anunciado el jueves implica un avance en el reconocimiento de parte de los pasivos que la Argentina estuvo eludiendo desde la declaración del default en diciembre de 2001. También muestra el camino de creciente endeudamiento en dólares que tomará la economía argentina, obligado por la pérdida de reservas y el retroceso de la actividad económica. En esta misma línea hay que incluir la compensación a Repsol por la estatización de acciones de YPF, con nueva emisión de títulos, y no debe dejarse de lado la deuda con los bonistas que no aceptaron los canjes y que tarde o temprano se deberá contabilizar.

Axel Kicillof admitió que sincerar las cuentas con los acreedores es imprescindible para resucitar el crédito externo, objetivo para el cual hay que contar con el respaldo de las naciones que integran el Club de París. “Una vez que se comience a pagar la deuda, esos países abren las agencias, esas ventanillas, para prestarles a empresas de esos países para invertir en la Argentina”, dijo el ministro de Economía, al tanto de la magnitud de la necesidad de divisas que ya no da margen para afrontar vencimientos con reservas del BCRA.

El origen de esta colección de pasivos, contraídos por sucesivos gobiernos y acumulados como capas geológicas, tiene estrecha relación con el déficit de las cuentas públicas. Aún con el millonario aporte del BCRA y la ANSeS, en el primer trimestre de 2014 el Tesoro Nacional no pudo evitar un déficit primario -previo al pago de deuda- de $1.259,1 millones, rojo que no se producía desde el primer trimestre de 2002, pues aún con cierre negativo en los ejercicios de 2012 y 2013, el período enero-marzo había resultado superavitario. “Dado que la recesión ha comenzado a afectar los ingresos fiscales, esta tendencia de deterioro fiscal se espera que continúe ante la falta de medidas claras para contener el gasto que, por ahora, se limitaron a la reducción de salarios de los empleados públicos y, sobre todo, de las jubilaciones medidas en moneda constante”, explicó Daniel Artana, economista Jefe de la fundación FIEL.

Al contemplar el pago de intereses de la deuda pública, el déficit financiero del trimestre fue de $15.180 millones, un 167% superior al rojo de $5.684,5 millones acumulado entre enero y marzo de 2013, cifras más negativas que lo previsto. “En el primer trimestre del 2014 se dio continuidad a la tendencia que se mantiene sin interrupción desde mediados del 2013, caracterizada por un gasto público que crece a mayor ritmo que los ingresos”, indicó un estudio del IARAF.

Los $17.380 millones que se computaron en los ingresos como “rentas de propiedad”, es decir el auxilio del Banco Central y el Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSeS, atenuaron el preocupante déficit. “Las rentas de la propiedad han ido adquiriendo con el paso de los años mayor relevancia como componente de los ingresos. Concretamente, en el primer trimestre del 2014 representaron un 8% del total”, subrayó el análisis del IARAF, que estima en $45 mil millones el giro de fondos de estos organismos al Tesoro hasta fin de año. “A partir de la colocación de bonos de YPF y del reciente acuerdo alcanzado con el Club de París, volvería a la mesa la alternativa de obtener nuevo financiamiento externo, y con ello poder lograr que un mayor componente de la emisión de pesos cuente con respaldo genuino”, completa el estudio.

El peso de la deuda

Según el último informe oficial disponible, actualizado al tercer trimestre de 2013, la deuda pública en moneda extranjera ascendía a unos 124.200 millones de dólares. Si se le suman los u$s3.600 millones extra que se le reconocieron al Club de París sobre la deuda original -cifrada en u$s6.100 millones-, los u$s5.300 millones de los bonos entregados a Repsol por la estatización de YPF, los u$s500 millones en Bonar 2017 y Boden 2015 entregados para desactivar demandas en el CIADI, y otros u$s11.600 millones en manos de bonistas que no ingresaron al canje, los pasivos del sector público en divisas aumentan u$s21.000 millones o 17%, a 145 mil millones de dólares.

Junto con el endeudamiento del país en moneda extranjera por este “blanqueo” forzoso, hay que empezar a mirar el perfil de vencimientos del final del kirchnerismo y el que heredará el próximo gobierno.  Los u$s9.700 millones acordados con el Club de París -más que los u$s9.530 millones que se le pagaron al FMI en efectivo en 2006- deberán desembolsarse en su totalidad en los próximos cinco años, por cuanto los pagos se concentrarán en el próximo gobierno, que concluye el 10 de diciembre de 2019. En cuanto a los u$s5.317 millones emitidos para compensar a Repsol, unos u$s3.300 millones en concepto de capital e intereses se cancelarán antes de 2020.

Sobre los u$s11.600 millones en bonos que no ingresaron a los canjes de deuda de 2005 y 2010, no puede establecerse un período de pago, aunque podrá incidir la definición de la Corte de los EEUU el próximo 12 de junio en el marco de la presentación que hicieron los holdouts contra la Argentina y, sobre todo, la caducidad el 31 de diciembre de la cláusula RUFO (Rights Upon Future Offers o derechos sobre ofertas futuras) que obliga al país a ofrecer a los bonistas que rechazaron la reestructuración las mismas condiciones de pago de quienes sí aceptaron. Esta regulación impidió llegar a un acuerdo extrajudicial con dichos acreedores.

En el período de seis años a transcurrir entre 2014 y 2019 incluido, los vencimientos de capital e intereses en divisas que deberá afrontar el Estado suman unos u$s53.500 millones, sin contabilizar a los holdouts y eventuales pagos del Cupón atado al PBI. Esta suma duplica las actuales reservas internacionales del BCRA y sirve para comprender la urgencia de divisas que atravesará el epílogo de la presidencia de Cristina Kirchner y también el gobierno que la suceda.

Crecen las reservas, pero también la deuda del BCRA

El período de mayor liquidación de exportaciones, que coincide con el segundo trimestre del año, se manifiesta en plenitud con el ingreso de divisas que genera el agro, secundado por el sector minero. En estas horas, la novedad fue que el Banco Central logró incorporar más de u$s1.000 millones a sus reservas en abril: hay que retroceder 44 meses –casi cuatro años- para encontrar un repunte equiparable, cuando en julio de 2010 los activos internacionales aumentaron 1.833 millones de dólares.

El incremento de reservas también se traduce en emisión de pesos para comprar esas divisas en el mercado interbancario. En abril, el BCRA ya adquirió unos u$s2.400 millones, equivalentes a unos $19.400 millones, aunque en este punto se trata de emisión genuina, por estar respaldada con aquellos dólares.

El contexto macroeconómico le genera a la entidad que preside Juan Carlos Fábrega una tarea extraordinaria, pues el ascenso de la inflación a un ritmo que supera el 3% mensual en 2014 y la emisión de billetes para cubrir el déficit del Tesoro nacional se replicó en una intensiva absorción de pesos sobrantes de la plaza financiera, a la par de la suba de tasas, que tocaron el 30% anual.

A ese efecto, la entidad emite deuda, es decir Letras (LEBAC) y Notas (NOBAC). Este año se aceleraron estas licitaciones, cuyos plazos de vencimiento rondan los 90 días. Sólo en mayo se prevén vencimientos por unos $25.000 millones, correspondientes a emisiones de enero y febrero, que deberán ser cancelados –con la consecuente emisión de pesos- o bien renovados a mayor tasa. En el primer caso, la mayor liquidez podría volcarse a consumo, recalentar la ya elevada inflación y empujar al alza al aún calmo dólar blue. En el segundo caso, una suba adicional de las tasas del Banco Central, referencia para todo el mercado, encarecerán el crédito y contribuirán a profundizar la recesión que se manifiesta en varios sectores de la economía.

El año pasado, la Base Monetaria (dinero en efectivo en poder del público más reservas las bancarias) creció un 23%, a 377.197 millones de pesos. Entre enero y el 15 de abril de 2014, ésta se retrajo un 3,4%, a 364.623 millones de pesos. De sostenerse esta contracción, la desaceleración de la inflación hacia fin de año será evidente, tanto como el ajuste que sufrirá la actividad económica general.

Las Letras del BCRA sumaron al 15 de abril unos $171.042 millones, un 54% más que los $110.547 millones de comienzos del año. Esta deuda “cuasi fiscal” equivale nada menos que al 77% de las reservas internacionales, en $222.199 millones (u$s27.768 millones por un tipo de cambio mayorista de $8,002), cuando al 31 de diciembre de 2013 –y antes de la devaluación del 18% de enero- representaban el 44,6 por ciento.

También es importante el aumento del ítem “Otros pasivos” del balance del BCRA, que saltó de $14.583 millones en el inicio del año a 77.104 millones en abril. Según Emilce Terré, analista de la Bolsa de Comercio de Rosario, el llamativo incremento “estaría reflejando la transferencia de dividendos devengados por diferencias de cambios, ya que la autoridad monetaria nacional elabora su Balance Semanal en moneda corriente”. Se estima que estas ganancias contables correspondientes al ejercicio 2013 -debidas a las suba del dólar- sumaron unos 78.000 millones de pesos.

Igual de gráfico resulta comparar le relación entre las reservas –medidas en pesos- y el total del pasivo del Banco Central. Al 31 de diciembre, los activos líquidos significaban $199.454 millones, un 32,4% del pasivo total, en 615.624 millones de pesos. Al 15 de abril y con el añadido de una fuerte devaluación, las reservas cubrían el 30,5% del pasivo ($222.199 millones contra $727.826 millones).

La debilidad del balance del BCRA también se advierte en el propio activo, al comparar las reservas internacionales con el endeudamiento contraído por el Tesoro, es decir, lo que el Gobierno le debe al Central. En el comienzo del año, los títulos públicos ($301.778 millones) más los adelantos transitorios al Gobierno nacional (182.600 millones) sumaron 484.378 millones de pesos. Las reservas cubrieron 41,2% de ese monto. La mejora de los títulos públicos quedó neutralizada por la devaluación, por cuanto al 15 de abril las reservas alcanzaron para cubrir aún menos que antes, un 40,1% los $554.504 millones que sumaron los títulos públicos ($366.154 millones) más los adelantos transitorios ($188.350 millones).

Una muestra de racionalidad con claro sesgo progresista

Con la reasignación de subsidios que anunció el Gobierno se intentan alcanzar varios objetivos simultáneos, a través de una iniciativa racional y que respeta el enunciado progresista que el oficialismo atribuye a sus políticas. Si bien no se traducirá en una reducción del gasto del Estado, la medida aporta una visión más lógica sobre la administración de los fondos públicos, protege la rentabilidad de las industrias en un contexto recesivo, incentiva el ahorro de los particulares en el uso de servicios básicos y, sobre todo, sostiene el verdadero fundamento de los subsidios, que es beneficiar a los sectores postergados de la sociedad.

Por una parte, se intenta reducir el peso de estos beneficios en el total del déficit fiscal, con el menor perjuicio posible sobre la función social que cumplen, es decir, en la contribución a sostener el nivel de consumo de la población más vulnerable en términos económicos, cuya calidad de vida se está deteriorando en un contexto de inflación creciente.

Este redireccionamiento de recursos se completará en tres etapas en los servicios de gas, justamente para que no sean perjudicadas las familias pobres, pero que cuentan con servicio de red. En este aspecto hay que subrayar las excepciones dispuestas, entre las que figuran los usuarios que cobran la Asignación Universal por Hijo, el Plan Progresar, aquellos propietarios que están exentos del pago de ABL o quienes tienen certificado de discapacidad, entre otros.

El Gobierno busca también preservar la competitividad de la industria, en una etapa del ciclo económico en el que se percibe un estancamiento en varios sectores productivos. El INDEC informó que la actividad fabril tuvo un retroceso del 1,8% interanual en el primer bimestre del año. Cuidar el empleo es un objetivo indirecto, pero palpable del anuncio. En palabras del ministro de Planificación Julio De Vido, “cuando protegemos las tarifas del sector industrial, estamos protegiendo los seis millones de puestos de trabajo creados” en la última década.

Es claro que el déficit energético que atraviesa la Argentina desde 2011 es una preocupación en el Palacio de Hacienda. En los hechos, las compras de energía lastraron el superávit comercial de enero y febrero. El bimestre registró el saldo positivo más bajo desde el año 2000, unos insignificantes u$s79 millones en el primer bimestre, un 90% menos que en el mismo lapso del año pasado. Por eso otro objetivo central de la iniciativa oficial es la de promover el ahorro en la utilización de estos servicios. “Si la reducción de consumo está entre 5 y el 20 por ciento, la quita del subsidio será del orden de 50 por ciento. Si no hay ninguna mejora, se le quita el subsidio. Queremos que sea un incentivo para usar responsablemente un insumo que es escaso”, apuntó el ministro de Economía, Axel Kicillof.

La reducción del 20% en los subsidios al gas y agua se concretará en abril, junio y agosto. No obstante los usuarios que alcancen una reducción del consumo del 20% no serán alcanzados por esta decisión. Así se busca incentivar el ahorro en el uso de servicios básicos o, al menos, un consumo racional de estos recursos: quien no quiera afrontar la quita, que consuma menos gas, luz y agua corriente.

En principio no se trata de un ahorro para el Estado, aunque sí una prudente “quita con redistribución”, como explicó Kicillof, pues –según sus dichos- “lo que se genere de facturación adicional por la quita de subsidios se va a destinar a cubrir gastos de las distribuidoras, el Programa Progresar y la Asignación Universal por Hijo“. Este punto es de vital importancia, pues estos beneficiarios destinan casi la totalidad de sus ingresos a la compra de alimentos, no ahorran, y por eso la eventual mejora en sus ingresos que significa la continuidad del subsidio se transformará en consumo pleno, contribuirá en el sostenimiento de ventas minoristas y en la actividad económica general, y mantendrá su aporte en la recaudación, a través del pago de IVA.

Toda la emisión del BCRA es para cubrir el déficit fiscal

El jefe de Gabinete Jorge Capitanich señaló el viernes 13 que el funcionamiento del sector público está “garantizado” y que “se cubre con superávit cuasifiscal”, es decir con el aporte al Tesoro nacional de las denominadas “rentas de la propiedad” que salen de las arcas del Banco Central y la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSeS).

La realidad desbarató el discurso del funcionario en apenas diez días: noviembre registró un déficit primario –previo al pago de deuda- de $6.678,7 millones, nueve veces más que en el mismo mes del año pasado. Se trató del segundo rojo fiscal del año, después de octubre (-$2.758 millones) y se prevé que diciembre será aún más deficitario por las fuertes erogaciones adicionales que debe realizar el Estado nacional para el cierre del año por pago del medio aguinaldo y cancelación de compromisos. “La dinámica del gasto público en noviembre se mantuvo en sintonía con lo evidenciado desde el comienzo del año, en el sentido que continuó creciendo a alta velocidad, ubicándose por encima a los ingresos genuinos, como lo es la recaudación de impuestos”, indicó un informe del IARAF, que dirige el economista Nadin Argañaraz.

La planilla de la Secretaría de Hacienda mostró que entre enero y noviembre el déficit primario alcanzó $2.581 millones, frente a un superávit primario de $6.670,9 millones en el mismo lapso de 2012, año que de todos modos concluyó con rojo fiscal primario de $4.374,9 millones al contabilizar diciembre. Está claro que desde hace dos años el Estado nacional no puede cubrir con sus propios recursos los gastos que requiere para funcionar.

Hacienda aclaró en el informe base caja de noviembre que el incremento del gasto se debió a la expansión de 38,9% interanual de las Prestaciones de la Seguridad Social por Ley de Movilidad jubilatoria (desde los $17.793 millones a $24.723,8 millones) y por el aumento del 47% para las Asignaciones Familiares y Universal por Hijo y Embarazo (desde los $10.085 millones a $15.177,9 millones). Estos son rubros muy sensibles y sobre los que indudablemente sería un error aplicar un recorte de partidas oficiales.

La cuenta es mucho más pesada cuando se contabilizan los pagos de deuda. El déficit financiero entre enero y noviembre contabilizó $38.856,3 millones, un 73% más que en once meses de 2012, a pesar de los extraordinarios giros del BCRA, la ANSeS o el PAMI, que enviaron al Tesoro $52.987,2 millones, sin los cuales el rojo hubiera saltado a 91.843 millones de pesos. “A juzgar por los recursos que el Banco Central destinó en noviembre para asistir al sector público y a las autorizaciones extraordinarias de gasto que tuvieron lugar también en ese mes, el déficit financiero (después del pago de intereses y antes del pago de capital) podría trepar a los $100.000 millones”, señaló la consultora Finsoport, que conduce el ex ministro de Economía Jorge Todesca.

En este sentido, es clave el rol del Banco Central, que resignó al Tesoro fondos por $30.964,6 millones entre enero y noviembre, más del doble que el año pasado. La emisión de pesos sin respaldo de reservas –que caen 29% o u$s12.600 millones en el año- fue de $29.494 millones hasta el 30 de noviembre, una cifra próxima a esos casi $31.000 millones que el BCRA le asignó al Tesoro. Es decir, que la expansión de la base monetaria se explica por completo con esos aportes adicionales.

El auxilio al fisco acelera el deterioro del patrimonio del BCRA, principal prestamista del Tesoro, que además carga con la tarea de proveer los dólares para pagar deuda. La situación no mejora este diciembre. En las dos primeras semanas del mes, la entidad emitió otros $19.295 millones, para llevar a la base monetaria a un récord de 356.104 millones de pesos.

“Para el cierre del 2013, es factible esperar un saldo negativo en las cuentas públicas, equivalente al 1,1% del PIB en el caso del resultado primario y del 2,4% en el resultado fiscal”, anticipa el IARAF. La suerte de la hoja de balance del Central, atada a la evolución del déficit del Tesoro, no será mejor: el Presupuesto 2014 contempla “rentas de la propiedad” por unos $84.485 millones para el año próximo.