Ajuste en 2016 para crecer en 2017

El 2016 parece definido en cuanto a indicadores económicos. A una retracción de la actividad en un rango de 1 a 3 por ciento este año, leve incremento de la pobreza y el desempleo, e inflación sobre el 30% anual, le corresponden una pronta normalización del mercado cambiario, sólidas liquidaciones del agro tras el recorte de retenciones y un notable ingreso de dólares financieros luego de la salida del default.

Varios analistas expresaron que la economía transita un período de “dos tiempos”. El sector financiero picó en punta con el acceso a los mercados internacionales de crédito, mientras que en el real todavía no se percibió la mejora. Lo mismo se aplica a la inflación: el salto tarifario y la devaluación impactaron de entrada, pero en el segundo semestre, a la par de la ligera contracción económica, la inflación va a desacelerar en forma visible.

El aumento de precios de abril fue el mayor desde 2002, un 6,5% según la Dirección de Estadísticas de la Ciudad de Buenos Aires, pero este número fue menor si se despejan aquellos precios que dependan de regulaciones oficiales y factores estacionales, la llamada inflación “núcleo”. Invecq Consultora Económica dice que “lo importante de los números de abril es que con el 2,8% de inflación núcleo se afirma la tendencia descendente que marca este indicador desde el 4,5% de diciembre. Cuando los impactos de los regulados ya no estén, la inflación general se guiará por la dinámica del índice núcleo. Es por ello que las autoridades económicas aseguran que en el segundo semestre se tendrán tasas de inflación más cercanas al 2 por ciento”.

La semana pasada, el INDEC difundió el esperado Índice de Precios al por Mayor (IPIM), de 1,5% en abril e inferior a marzo, aunque con un incremento acumulado de 19,1% en el primer cuatrimestre. El ente estadístico explicó que los productos nacionales registraron un alza del 1,8%, compensados parcialmente por la baja de 1,4% en los bienes importados.

El ingreso de divisas fue un bálsamo para un mercado que observaba con estupor la pérdida de reservas del BCRA durante el “cepo” cambiario. La normalización del flujo de dólares disipó los fantasmas que amenazaban ese stock. Ante las comisiones de Presupuesto e Inversión del Senado, el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, afirmó que “se dejó de hablar de las reservas, lo que tiene que ver con el régimen cambiario y monetario. Vamos a intervenir cuando el mercado sea necesario. Relájense, no necesitamos tantas reservas, hoy tenemos un exceso de oferta”.

La otra cara de esta inyección de fondos frescos es la continuidad del atraso cambiario. La economía argentina se encareció en dólares aún con la contundente devaluación del peso en diciembre. Un dólar accesible facilita el combate a la inflación, pues abarata los productos importados y abastece aquellos rubros donde hay “tensión de oferta”, pero es nocivo para la producción local, con dificultades de competitividad para ganar mercados en el exterior.

“El tipo de cambio continúa estable en torno a 14,20 pesos argentinos por dólar en las últimas semanas debido parcialmente a la suba en el precio de la soja en época de cosecha gruesa”, explicó un reporte de Puente SA. En el transcurso del año el dólar mayorista, guía para el comercio exterior, subió apenas 8%, una tasa que es menos que la mitad de la inflación del período.

“Esta dinámica de pérdida de la competitividad cambiaria para el sector productivo, a priori, entendemos que seguirá profundizándose como resultado del mix de políticas monetaria y fiscal adoptado por el actual Gobierno”, señaló un estudio de FyE Consult. “Naturalmente, como esta dinámica de precios y tipo de cambio nominal no luce sostenible en el tiempo, creemos que alguna corrección (vía precios y/o tipo de cambio) se producirá en algún momento”, advirtió.

El optimismo por la abundancia de dólares es tal que el secretario de Finanzas Luis Caputo declaró que “las necesidades de financiamiento para 2017 son muy tranquilas. El plan financiero es muy cómodo y no es una preocupación. Por eso, puede ser que durante el año que viene no tengamos que salir al mercado internacional” con nuevas emisiones de bonos.

En el panorama externo, Argentina todavía encuentra fundamentos firmes en la importante recuperación de precios de los granos y también del petróleo. La soja se aproximó a los USD 400 por tonelada, su valor máximo en 20 meses, en el momento de mayores ventas argentinas, mientras que el alza del crudo reduce a la vez la pérdida de rentabilidad de la producción local de energía, cuyos empleos están en riesgo y necesita de inversiones, aunque afecta al balance comercial por el déficit energético. El barril de Texas subió 30% desde el 10 de diciembre, cuando asumió Mauricio Macri, desde los USD 36,76 a los USD 47,75 en Nueva York.

Una suba marginal de tasas de interés de la Reserva Federal de los EEUU en junio y un piso para la caída económica en Brasil, que este año acusará una recesión cercana al 4% del PBI, juegan en contra de la Argentina, pero dejarán de ser un lastre para el crecimiento si ambas variables al menos se estabilizan el año próximo.

El recorte del déficit fiscal es el capítulo que el presidente Macri dejó para el final de esta primera etapa de la gestión, cuya duración podría extenderse hasta las próximas elecciones legislativas. Los funcionarios del área económica están enfocados en corregir distorsiones establecidas durante el gobierno anterior, con el objetivo de dejar el terreno abonado para volver al crecimiento económico en 2017.

El más grave de todos los desequilibrios es el rojo de las cuentas públicas, que seguirá como una amenaza para la salud de la economía, pues según el Programa Financiero presentado por el ministro Alfonso Prat Gay alcanzará el 4,8% del PBI en 2016 en el resultado primario (sin contabilizar el pago de deuda). Según esta proyección será inferior al 5,4% de 2015, aunque sigue muy alto y su evolución es la mayor incertidumbre para el futuro.

El “contado con liqui” es récord por la dolarización

Los inversores ampliaron la cobertura antes del recambio presidencial: mientras el dólar implícito en las cotizaciones financieras superó los $15 la última semana, el dólar libre siguió poco demandado y cerró en 14,81 pesos.  La semana pasada mostró una inusual calma en el mercado paralelo, donde la divisa concluyó en las “cuevas” de la City lejos de los valores máximos de octubre sobre los 16 pesos. También llamó la atención la cantidad de billetes flamantes de USD 100 en el circuito informal, que algunos atribuyen a la reaparición de “manos amigas” que reforzaron la oferta de efectivo para aplacar una suba indeseada del “blue” antes del 10 de diciembre.

A pesar de las fuertes restricciones para adquirir divisas para atesoramiento, debido al supuesto colapso de la página de la AFIP para validar operaciones, el dólar libre llegó a perforar un piso de $14,50 el martes de la semana pasada. Sin embargo las señal que despertó la somnolencia de la plaza fue el pronunciado salto de las cotizaciones derivadas de negocios bursátiles: el “contado con liquidación” y el dólar Bolsa o MEP (Medio Electrónico de Pagos).

El dólar financiero surge de dividir el precio en pesos de los activos por sus cotizaciones en el exterior y es utilizado por inversores institucionales, empresas y grandes ahorristas, como vía legal para hacerse de divisas en el exterior.

El ”contado con liqui” se disparó 3% o 44 centavos el viernes, a $15,16 en el promedio de acciones y bonos, un máximo histórico, que durante la rueda llegó a posicionarse sobre los 15,30 pesos. Por caso, la acción de YPF al cierre de los negocios en la Bolsa de Buenos Aires se pagó a $265, con una cotización de USD 17,31 a la misma hora en Nueva York, que arrojó un tipo de cambio implícito de 15,31 pesos. En la última semana el “liqui” saltó más de 6 por ciento. Asimismo, con el desplome del título de YPF en Wall Street este lunes, en USD 16,54, es probable que el “liqui” suba aún más esta semana, luego de los feriados del 7 y 8 de diciembre en el mercado local.

El analista financiero Jorge Compagnucci explicó que “esta fue la noticia financiera del día: el ‘contado con liquidación’ voló a un récord histórico de $15,29 en promedio con máximos de $15,66” como en el caso puntual de Telecom. El experto de Fénix Report subrayó que la última vez que el “liqui” superó al dólar “blue” fue cuando comenzó el “cepo” cambiario, hacia noviembre de 2011, y que el precedente anterior fue en noviembre de 2001, a pocas semanas de un salto del dólar oficial del 300%, desatada la devaluación post-convertibilidad de la última gran crisis de la economía local.

Esta dolarización es una operación legal utilizada para la “fuga” de capitales, pues se trata de negocios con fondos declarados, que no representan una pérdida de reservas para el BCRA, dado que es una exteriorización de activos y no de divisas. Para el “contado con liqui” se adquieren con pesos acciones o bonos argentinos en el mercado bursátil local y se los venden en dólares en el exterior, donde quedan depositadas las divisas. El dólar MEP, en cambio, es un negocio entre privados que se realiza en el ámbito de la Bolsa de Buenos Aires, por el cual un inversor adquiere con dólares títulos públicos, a una cotización que el viernes promedio los 14,71 pesos.

El apuro por dolarizar carteras se relaciona con la idea de que la salida del “cepo” cambiario con el nuevo Gobierno no será inmediata y requerirá un consistente ingreso de divisas para que exista un margen de flexibilización. Por otra parte, el tipo de cambio implícito sobre los 15 pesos es síntoma del piso que el mercado advierte para el dólar en el inicio del próximo ciclo político y económico.

Por otra parte, los rumores acerca de la posible implementación de un nuevo blanqueo de capitales debido a la urgencia por recomponer stocks en el Banco Central generaron el reciente reposicionamiento: hacerse de divisas en el exterior con la venta de títulos, para ingresarlas en el corto plazo a una tasa de cambio más alta, junto con una eventual ventaja impositiva.

Los datos duros indican que el próximo Presidente y su equipo económico no tendrán un sereno 2016, pues deberán atacar el explosivo déficit fiscal sin causar mayores daños a una debilitada actividad económica. A la vez el riesgo de espiralización inflacionaria está latente: faltan dólares y hay un desborde de pesos en poder del público. Por eso los inversores anticipan que con este panorama hoy es una apuesta ganadora estar líquidos en dólares.

Hay que seguir de cerca a las reservas

Comienza el último cuatrimestre del año, el período que presenta mayores dificultades para el ingreso de divisas comerciales, ya finalizada la liquidación de la cosecha gruesa, y con la inestabilidad potencial que contagia a los mercados financieros la proximidad de las elecciones presidenciales.

En ese marco se comprende el empuje alcista del dólar paralelo, que sondeó los 16 pesos el mes pasado, en máximos históricos, y que sintió el influjo de la incertidumbre financiera por la volatilidad de las acciones en el exterior, el descenso de los precios de las materias primas y la decidida devaluación de las monedas de países emergentes.

Mientras que el petróleo se recuperó con firmeza y volvió al nivel de u$s50 por barril del final de julio, la soja, principal producto de exportación nacional, fue la gran perdedora del mes, con un declive de 8,5%, a u$s325,40 por tonelada en el mercado de Chicago para los contratos más operados. A la par se profundizó la devaluación en Brasil, el principal importador de productos argentinos: allí el dólar alcanzó su valor más alto en 12 años, a 3,63 reales, con un incremento acumulado de 37% en 2015, que contrasta con una apreciación de 8,7% del dólar oficial en Argentina.

A $15,47, el dólar “blue” acumuló una ganancia de 3,5% en agosto, desde los $14,94 del cierre de julio, una tasa que triplicó el 1,2% que ganó el dólar mayorista en el segmento oficial, hoy a 9,2975 pesos.

La tensión financiera deriva de las dudas sobre las cifras oficiales de la economía y de algunos indicadores puntuales del Banco Central. Por eso no es extraño que en los dos últimos meses el dólar informal haya trepado 15%, con un techo probablemente más elevado si se observa que desde que empezó el año la suba se reduce a 10,1%, inferior a la inflación real.

El disparador local para las alertas del mercado vino desde la política el 16 de junio, con la confirmación del actual secretario Legal y Técnico de la Presidencia, Carlos Zannini, como compañero de Daniel Scioli en la fórmula del Frente para la Victoria. La brecha cambiaria entre el dólar oficial y el “blue” se amplió de 41 a 65 por ciento desde entonces, por el temor de los operadores financieros a una eventual continuidad de un esquema económico perimido.

La entidad que preside Alejandro Vanoli redobló sus esfuerzos para contener al dólar, pues acumuló ventas netas cercanas a u$s800 millones en su intervención en el mercado mayorista durante agosto. Con un saldo negativo en 17 de las 20 ruedas cambiarias del mes, el Central sufrió el debilitamiento del ingreso de divisas comerciales, a la vez que debió abastecer de divisas a los bancos por la creciente demanda de dólar “ahorro”, que repitió en agosto las ventas récord de u$s680 millones registradas en julio.

Sólo el ingreso de los yuanes chinos por el “swap”, que analistas privados calcularon en el equivalente a unos u$s9.000 millones desde octubre de 2014, sostienen a las reservas del Banco Central. Estos activos internacionales no son más que un préstamo de hecho, que deberá devolverse en el corto plazo, y no representan ingresos genuinos, sino un respaldo endeble e insuficiente para la emisión constante de pesos.

Esta fragilidad se percibe más acuciante si se consideran los más de u$s6.000 millones que se prevé desembolsará el Central para cumplir el pago del Boden 2015 el 3 de octubre próximo, a tres semanas de los comicios. Por eso la evolución de las reservas internacionales, junto con la de la Base Monetaria, será la principal variable a seguir para definir el precio del dólar, tanto presente como para 2016.

Las reservas cedieron casi u$s350 millones en agosto, aún con el aporte del “swap” con el Banco Central de China. Con datos actualizados al 26 de agosto, el BCRA informó que la Base Monetaria (billetes y monedas en circulación, cheques cancelatorios y cuentas corrientes en pesos) suman $517.694 millones, frente a u$s33.606 millones de reservas, que resultan un dólar implícito de $15,40, muy similar a los $15,47 del “blue”.

Autos y propiedades sacan ventaja del dólar atrasado

El permanente incentivo al consumo interno es una de las bases que sostuvo la política económica de esta segunda gestión de Cristina Kirchner. A la par, el Gobierno estableció un atraso del dólar respecto de la inflación, para desalentar el ahorro en divisas, aún cuando la AFIP liberó en el primer semestre cerca de u$s3.000 millones para atesoramiento. Si hay algún excedente de pesos en los bolsillos, éste se redirecciona hacia la demanda de bienes y servicios, para desprenderse de billetes cuyo poder de compra se pulveriza por la escalada de precios.

Los pesos que se cursan al consumo contribuyeron en los últimos meses a la recuperación en la venta de bienes durables, aquellos que una vez adquiridos pueden ser reutilizados muchas veces y por un tiempo prolongado. Las ventas de autos y viviendas rebotan desde sus niveles más bajos en los últimos cuatro años, la construcción se recupera lentamente, al igual que el ritmo de fabricación de vehículos, en un deslucido fin de ciclo económico luego de 12 años de gobierno kirchnerista, pero lejos de los escenarios de colapso recurrentes durante el último medio siglo.

Desde el punto de vista cambiario, esta política trae consecuencias indeseadas. El dólar en la Argentina es un activo escaso por el “cepo” y bastante estático en cuanto a su precio. Mantener el ritmo de apreciación del dólar por debajo del promedio de la economía implica, por ejemplo, un subsidio a importaciones de las terminales automotrices, como lo es al turismo en el exterior a través del dólar “tarjeta”. Esta salida de divisas de la economía doméstica es suplantada en el corto plazo con mayor endeudamiento en el Banco Central y en el Tesoro nacional.

El BCRA contabiliza en sus reservas internacionales el equivalente en yuanes a casi u$s4.800 millones por los seis tramos del “swap” con el Banco Central chino activados desde octubre de 2014. La deuda pública en moneda extranjera al cierre de 2014 fue de unos u$s75.125 millones, con un aumento de 9,2% ó u$s6.333 millones respecto de los u$s68.792 millones del final de 2013. Si se analiza la deuda pública total (nominada en moneda extranjera y doméstica, interna y externa), subió el año pasado un 9,4% ó u$s19.000 millones, de 202.630 millones a 221.700 millones de dólares.

Se recupera la venta de autos

Comprar un vehículo en la Argentina es una forma de dolarizarse, dado que en más de un 70% las unidades ensambladas en el país están integradas por piezas importadas, y aquellas que vienen de Brasil o más allá del Mercosur tienen escasa participación de autopartes nacionales. Según datos de la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (AFAC), cada vehículo fabricado en el país insumió el año pasado un promedio u$s14.300 por piezas importadas al tipo de cambio oficial.

El incremento de precios de los 0 kilómetro por encima de la inflación es interpretado como una manera de ahorrar a través de la adquisición de un bien. Entre enero de 2014 y enero de 2015, el incremento promedio de precios de los autos nuevos se ubicó en torno al 50%, con una inflación debajo del 40%, según cálculos privados. Con el correr de los meses, ese aumento se trasladó paulatinamente a las unidades usadas.

La Asociación de Concesionarios de Automotores (ACARA) informó que en junio se patentaron 56.315 unidades, un 5,6% más que en el mismo mes de 2014, lo que implicó el primer progreso en un año y medio en ese rubro. De todos modos, al comparar los primeros cinco meses del año se mantiene la caída en un 17% interanual, producto del impacto negativo de la aplicación del impuesto a los autos de alta gama a partir de diciembre de 2013.

A su vez, la Cámara del Comercio Automotor (CCA) informó que en mayo se concretaron 134.802 operaciones de compraventa de vehículos usados, con un incremento interanual del 5,4% y una mejora de 0,6% en el acumulado de los cinco primeros meses del año.

La revitalización del mercado se replica en la producción. La Asociación de Fábricas de Automotores (ADEFA) indicó que el mes pasado se ensamblaron 6,3% más unidades que en junio de 2014. Además, el sexto mes del año se produjeron más de 50 mil vehículos, el número más elevado en el semestre. Lejos está la industria automotriz de una recuperación plena: la producción entre enero y junio fue 12,4% inferior a la del mismo período del año pasado, mientras que las exportaciones cayeron un 22% interanual, pero la incipiente reversión de las últimas semanas no deja de ser un dato alentador.

Inversión en ladrillos

Siguiendo las directrices oficiales de inyectar pesos y atrasar el tipo de cambio, la carrera inflacionaria impulsa las inversiones en la construcción, rubro que permite vender en dólares las viviendas edificadas con costos en pesos, a excepción de los terrenos, que se siguen comercializando preferentemente en divisas.

La actividad de la construcción registró durante mayo un alza del 7,2% en relación a igual mes del año pasado, según el INDEC, que registró una mejora de 6% acumulado para los cinco primeros meses de 2015. Como dato complementario, el despacho de cemento registró en junio de este año un nuevo récord para ese mes, al superar el millón de toneladas, según informó la Asociación de Fabricantes de Cemento Portland. Se trata de un incremento interanual del 19,1% respecto de junio de 2014, ante el avance de la obra pública, más activa en un año electoral, y también por la dinámica del plan de créditos Pro.Cre.Ar, con tasas inferiores a la inflación real.

Las operaciones de compraventa de inmuebles crecieron 7,9% en mayo respecto del mismo mes de 2014 en el ámbito porteño, en su tercer mes consecutivo de evolución interanual. En la provincia de Buenos Aires el repunte de las ventas de propiedades fue de 18,4% interanual en mayo y en los primeros cinco meses de 2015 acumuló un avance de 26,5 por ciento. Este mercado sigue muy reducido en comparación a las operaciones que se registraban antes de las restricciones al dólar que impuso el Gobierno a fines de 2011, aunque su evolución muestra mejores expectativas por el recambio presidencial y precios en dólares más accesibles, pues los aumentos salariales en el último año (por encima del 20%) también aventajaron a la suba del dólar, tanto oficial como paralelo, en torno al 12% anual.

En este caso, el atraso cambiario impulsa un aumento de precios en los departamentos nuevos por la incidencia del incremento de los costos en pesos. En el ámbito de Capital Federal, el valor promedio del metro cuadrado fue en abril de u$s2.571 según un relevamiento de la UADE, con un ascenso del 7,3% contra igual mes de 2014. Ese encarecimiento no se observó en el valor de las propiedades usadas cotizadas en dólares, que bajaron un 3,2% en un año, a 2.111 dólares en promedio.

Merval: récord y resistencia

La Bolsa de Buenos Aires exhibe en el 2015 extraordinarias cifras ganadoras y es una de las que más sube en el mundo. El mercado local capturó los beneficios de las expectativas por eventuales cambios políticos en las próximas elecciones, así como las altas tasas de retorno que ofrece la Argentina a los inversores, ante las necesidades de financiamiento del sector público. A su vez, la inflación doméstica y la reciente recuperación del petróleo contribuyeron a motorizar esta estampida en las valuaciones.

La semana pasada, el índice Merval alcanzó un récord histórico intradiario en torno a los 12.600 puntos, apuntalado por los precios internacionales del crudo, en un segundo trimestre del año en el que el este commodity lleva las riendas del mercado, debido a que determina el valor de las empresas de mayor ponderación en el panel: Petrobras Brasil, YPF y Tenaris (proveedor global de tubos sin costura para esta industria).

El panel líder acumula una ganancia promedio en pesos de 42,3% en 2015, desde los 8.579 puntos del cierre de 2014 a los actuales 12.205 puntos. Con una suba del dólar oficial de sólo 4,4% en el año, desde 8,5525 a 8,9275 pesos en el mercado mayorista, la inversión en acciones permitió beneficios cercanos al 40% en dólares en menos de cinco meses. Medido en moneda norteamericana, al dividir la puntuación del Merval por el tipo de cambio implícito en la operatoria bursátil (“contado con liquidación”, hoy a $12,07), el panel líder se afirma en un máximo histórico superior a los 1.000 puntos.

Con heterogeneidad, esa evolución se percibe en las cotizaciones de las acciones argentinas en Wall Street, negociadas a través de certificados ADR (sigla en inglés de American Depositary Receipt). Grupo Financiero Galicia acumuló ganancias de 33% en Nueva York durante 2015; YPF subió 13,9%; Edenor, 59,3%, y Pampa Energía, un 63,4 por ciento. Banco Francés (+35,3%), Banco Macro (+22,8%) y la brasileña Petrobras (+33,4%) también subieron con fuerza, mientras que Tenaris y Telecom apenas se mantuvieron en zona positiva en el año.

Esta inigualable capitalización producida en poco más de cuatro meses y la actual estabilización del barril de crudo en u$s60 pusieron cierto límite al rally alcista del Merval en esos 12.600 puntos que también sondeó en septiembre pasado. Si hubo un fuerte posicionamiento en activos argentinos en el último año, ahora es momento para la cautela o, al menos, una pausa selectiva, pues no hay números macroeconómicos que susciten semejante progreso en el valor de las compañías cotizantes, más cuando el desenlace de los comicios presidenciales y las directrices económicas del año próximo son todavía una incógnita.

El Gobierno procuró en el año electoral una estabilidad inducida para el dólar, que direccionó un elevado volumen de pesos a las acciones y los bonos. Por eso, la caída a la mitad del monto operado en las últimas jornadas es reflejo del actual período de prudencia. La elevada inflación fue otro condicionante que apuntaló la secuencia de escalada de precios de los activos, buscados como refugio de valor. La Bolsa respondió a este proceso inflacionario con un salto de cotizaciones, pero éste no reemplaza los fundamentos reales.

Los agentes de la plaza porteña también supieron aprovechar la novedad del endeudamiento en moneda extranjera encarado simultáneamente por el Tesoro nacional, YPF y el Banco Central, con el Bonar 2024, la emisión de Obligaciones Negociables y el “swap” con el Banco Central de China, respectivamente. A cambio de una elevada tasa cercana al 9% anual, estas instituciones estatales captaron en los últimos seis meses el equivalente a unos 8.000 millones de dólares. Los operadores observan en esta inyección de liquidez un flujo imprescindible para sostener importaciones y darle dinamismo a la actividad económica que, en el mismo sentido, revitalizarán las ganancias corporativas.