Default selectivo: qué nos dice el precio del dólar

Los mercados financieros empezaron a reaccionar a la evidencia de que un “default selectivo” puede ser más prolongado que lo previsto, ante la indefinición del conflicto judicial con los holdouts en los EEUU. El primer movimiento fue el de un progresivo posicionamiento inversor hacia el dólar o bien hacia activos respaldados en divisas, como algunos títulos públicos y acciones puntuales.

Esto significa que entre los agentes bursátiles, inversores institucionales y empresas creció la expectativa de una mayor devaluación frente a la restricción externa que profundiza la cesación de pagos, y que se manifiesta primero en el mercado paralelo y luego en el precio de los activos financieros argentinos -dentro y fuera del país-, antes que en el dólar oficial. Desde el fin de julio éste sumó sólo 0,8% en la cotización mayorista, de $8,215 a 8,2825 pesos. El dólar informal ganó 4,1% en las dos semanas de agosto, desde los $12,70 a los actuales $13,22, en un nuevo máximo.

El viernes, el jefe de Gabinete Jorge Capitanich rechazó que se deba tomar al dólar paralelo como un índice de la economía, porque la evolución de su precio “es una maniobra de carácter especulativo”. Con lógica argumentó que “lo que se dice popularmente como dólar blue o ilegal es una manipulación de un puñado de especuladores. Es absolutamente no transparente”. Y es cierto, el “blue” no sería referencia de mercado si no existieran las restricciones oficiales. Con el “cepo” vigente, subió la demanda por el billete paralelo o, al menos, el interés del público por conocer su valor, aunque por eso no deja de ser un  indicador manipulable por pocos actores, parcial y a veces irrelevante para evaluar la salud de una economía.

El jefe de ministros también afirmó que los medios de comunicación deberían tener “una responsabilidad de carácter social” y “garantizar la máxima transparencia: quién vende, qué cantidad y a qué precio”. Claro que al ser un mercado negro es imposible establecer con rigor los montos operados; respecto de los precios, que sí se publican a diario desde que el Gobierno fijó restricciones cambiarias, basta caminar por la peatonal Florida para registrar el asedio de vendedores que a viva voz ofrecen la divisa a cualquier transeúnte. No hace falta ser periodista, agente encubierto ni funcionario de rango para advertirlo y averiguar los precios, con la precisión de subas y bajas intradiarias.

Por eso es importante tener en cuenta un contundente dato: el dólar subió en todas sus variantes, además del “blue”, que no es un fenómeno aislado. Por ejemplo, el tipo de cambio que deviene de las operaciones bursátiles trepa en agosto un 18,1%, según el “contado con liquidación”, mucho más que el dólar informal. Es decir que a través de estos negocios legales y registrados ya se convalida un dólar a $11,73, desde los $9,93 en que concluyó el mes pasado.

“Contado con liqui”, dólar “bolsa” y dólar “ahorro”

El “contado con liqui” es un tipo de cambio que deviene de la compra de activos argentinos en el mercado local (en pesos) para venderlos luego fuera del país (en dólares) y hacerse de divisas, que quedan depositadas fuera del país. Es una operación legal de fuga de capitales que no representa pérdida de reservas del Banco Central, pues se trata de una transferencia de activos y no de divisas del sistema financiero local al exterior.

Hay acciones cuyas cotizaciones en pesos subieron fuerte, puesto que se trata de compañías con negocios básicamente fuera de la Argentina, aunque se transan en el recinto bursátil local. El ADR de Tenaris en Wall Street apenas varió entre el 31 de julio y el 15 de agosto (de u$s42,99 a u$s42,97), sin embargo, la persistente demanda por este título como posición “dolarizada” empujó a un alza de 17,2% en pesos en el Merval (de $215 a $252) y el “contado con liqui” a través de este título aumentó en la misma proporción, a 11,73 pesos.

Otra acción que permite cubrirse de la debilidad del peso argentino es la de Petrobras Brasil. En Wall Street subió en 15 días de 15,94 a 16,51 dólares (por lámina de dos acciones), mientras que en la Bolsa porteña registró una espectacular ganancia de 20,5%, de 79,90 a 96,30 pesos el viernes. El “contado con liqui” por esta especie se ubica en 11,67 pesos.

En compañías ligadas al “riesgo argentino”, por concentrar sus negocios dentro del país, el “contado con liqui” mostró un tipo de cambio similiar, pero por el doble efecto de una baja de precios en dólares y un ascenso más atenuado de las cotizaciones en pesos.

Así, en estas dos semanas, YPF cayó en Wall Street de u$s35,38 a u$s32,15, mientras que en el Merval avanzó de $353 a $376, para alcanzar un dólar financiero de 11,70 pesos. En el caso de Grupo Financiero Galicia, su ADR cayó en Nueva York de u$s16,12 a u$s12,92 (por lámina de diez acciones), mientras que en Buenos Aires cedió de 15,85 a 15,10 pesos, para marcar un “liqui” de 11,69 pesos.

Con un “contado con liqui” equivalente, en lo que va del mes, Tenaris quedó estable en dólares y Petrobras Brasil ganó un 3,6 por ciento. Grupo Galicia, en cambio, resignó 4,7% en dólares e YPF perdió un 9,1 por ciento. El contraste en el recorrido de los precios grafica el arbitraje de papeles, desde aquellos más expuestos a los vaivenes de la economía local a los que están menos influidos por éstos.

Emparentado con el “liqui” está el dólar “bolsa” o MEP (Medio Electrónico de Pagos), por el cual se compran en la Bolsa activos en pesos y, luego de un período no menor a 72 horas, se los vende en dólares, pero se los deposita dentro del sistema financiero local. Hacerse de dólares legales dentro del país es más caro, pues las acciones y bonos son valuados por esta operatoria a un precio mucho menor -en moneda dura- que con el “liqui”.

Si tomamos la cotización del título Bonar X, éste se negociaba el 31 de julio a $935 (AA17) y la misma especie en dólares a u$s82 (AA17D) en la Bolsa local, lo que dejaba un dólar implícito de 11,40 pesos. Este viernes, el Bonar X en pesos se negoció al cierre a $1.037, mientras que la especie en dólares se pactó a u$s79,80, que dejó un dólar “bolsa” de 12,99 pesos.

Desde que comenzó el “default selectivo”, este tipo de cambio subió 13,9%; sólo en la semana pasada, el salto del dólar MEP fue de 9,2 por ciento. Esto significa que muchos inversores están dispuestos a convalidar un dólar formal cercano a $13 para transformar sus pesos en moneda dura.

También los minoristas buscaron refugio en la divisa. Promediando agosto, la AFIP informó ventas para atesoramiento por u$s178,4 millones en el mes, que ya es el segundo en cuanto montos efectivizados. Faltando aún dos semanas para el cierre de agosto, está a menos de u$s30 millones del máximo de u$s205,7 millones vendidos en julio. El dólar “ahorro” ya se vende a 10 pesos, al sumarle a los $8,339 (promedio de venta al público, según el BCRA) el 20% del régimen de percepción para estas operaciones en el caso en que los dólares se retiren de la cuenta antes de transcurrido un año.

Apertura del “cepo”: ya se vendieron u$s1.000 millones

Desde que el Gobierno reactivó la venta de dólares a particulares para atesoramiento, el Banco Central se desprendió de unos u$s749,2 millones, que sumados a los u$s244,8 millones adquiridos para turismo, ascendieron a u$s994 millones hasta el lunes. Desde el 27 de enero último la AFIP autorizó la venta de divisas a minoristas por el 20% de los ingresos mensuales comprobados, como una vía para quitarle presión a la demanda en el mercado informal, donde se canalizaban las necesidades de divisas extranjeras en efectivo. La flexibilización cambiaria, complementada con la devaluación, contribuyó con éxito a desacelerar el alza del “blue” y la caída de reservas.

La modalidad redujo prácticamente a la mitad el volumen de operaciones del circuito paralelo, pues en promedio la venta formal para ahorro cursó unos u$s8,5 millones por día. El giro oficial fue eficaz para desactivar una escalada del precio del billete, que en la tercera semana de enero había alcanzado los $13,10, su valor más alto desde que comenzó el “cepo” cambiario, inmediatamente después de aplicada la más profunda devaluación del peso desde 2002.

Aunque el fiscal no es un objetivo protagónico, hay que recordar que al dólar oficial se le añade un 20% en concepto de adelanto de Ganancias, que lleva a la divisa a $9,84 según el promedio al público en casas de cambio y bancos, y a $11,07 en la modalidad “turista” (+35%), cotizaciones que acortaron la brecha con el “blue” y la estabilizaron por debajo del 50 por ciento.

Si bien las restricciones cambiarias continúan, puesto que sólo se puede adquirir la divisa en entidades financieras en las que se tenga cuenta y por un cupo preestablecido por el ente recaudador, el “blue” se descomprimió y su precio se desinfló: aún hoy, a $11,64, permanece un 11% por debajo del récord del verano. En 2014, el dólar informal avanza 15,9%, menos que la inflación registrada por las consultoras privadas y apenas arriba de la medida a través del IPC Nacional Urbano.

En una comparación interanual, la inflación Congreso hasta abril (último dato disponible) acumuló un 38%, mientras que el dólar paralelo avanzó apenas 12,2% de abril a abril (de 9,40 a 10,55 pesos), y un 35,8% entre el 10 de junio del año pasado y hoy. En tanto, el dólar mayorista, cuyo precio es determinado por las intervenciones del Banco Central en la plaza interbancaria, trepó 55% de abril a abril y 53,2% de junio a junio, ritmo de apreciación que muestra cómo el BCRA hizo un esfuerzo por descontar el atraso cambiario acumulado en años anteriores. Ese atraso llevó en la práctica a un desdoblamiento de la operatoria y a férreos controles que dosificaron incluso la disposición de divisas para importaciones.

Por efecto de la devaluación y las imposiciones tributarias, el encarecimiento del billete verde desalentó la demanda para vacacionar en el exterior. La salida de dólares por turismo se recortó 32% o más de u$s700 millones en el primer trimestre, a u$s1.549 millones, frente a egresos netos por u$s2.280 millones entre enero y marzo del año pasado, según el Balance Cambiario del Banco Central, que computa tanto la compra de divisas en efectivo como gastos con tarjeta en el exterior.

En el primer semestre de 2013, las salida de dólares del sistema financiero por la demanda de turistas acumuló u$s4.530 millones, mientras que las reservas del BCRA en el período cedieron 6.285 millones de dólares. El contraste con lo que ocurre en 2014 es notorio: los activos internacionales restaron entre enero y el 9 de junio unos u$s1.820 millones, un tercio que lo perdido el año pasado. Esta contención a la salida de divisas fue posible por el oportuno reconocimiento de un dólar más caro y la mayor carga tributaria, a la vez que demostró que la apertura del mercado cambiario no significa necesariamente perder más reservas. Distinta hubiera sido la suerte de la economía doméstica si en lugar de un “cepo”, el Gobierno hubiera optado por una devaluación gradual a partir de octubre de 2011.