El que apuesta al peso ¿gana?

Los últimos datos fiscales fueron la información económica más relevante de la semana pasada. El Ministerio de Economía indicó que el déficit financiero en abril de 2015, que incluye los pagos de deuda, trepó a $24.103 millones, mientras que el rojo acumulado en los primeros cuatro meses del año ascendió a $81.853 millones, cuatro veces superior al saldo negativo de $19.456 millones del mismo período del año anterior.

Nadin Argañaraz, especialista del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), refiere que el Gobierno transita “por una línea muy delgada, ya que sí o sí tiene que haber más pesos en la plaza para financiar el desequilibrio fiscal: más pesos, junto a reservas en el mejor de los casos estables, significa un tipo de cambio de cobertura más elevado”.

Argañaraz estimó que si se toma en cuenta la emisión de pesos que llevó adelante el Banco Central para financiar al fisco en la primera mitad del año, “da una proyección anual de $250.000 millones” para todo 2015, y que “aun siendo una cifra muy significativa, el déficit fiscal esperado sigue siendo más alto que este valor”. En esa línea, el economista Nicolás Cachanosky, profesor de la Metropolitan State University de Denver (EEUU), apuntó que “según una simple proyección, el déficit fiscal –nominal- puede llegar a ser tres veces el del año pasado”, cuando alcanzó unos 110 mil millones de pesos en su resultado financiero.

Daniel Artana, economista Jefe de la Fundación FIEL, subraya que “la evolución de la posición fiscal y de las cuentas externas muestra que los desequilibrios aumentan. El déficit fiscal ‘genuino’ terminaría el año en alrededor de u$s35.000 millones y el déficit de caja en la cuenta corriente del balance de pagos rondaría los u$s10.000 millones, aún a pesar de las restricciones al giro de dividendos, regalías y pagos de importaciones”.

Los pesos que le faltan al Tesoro nacional para asumir el gasto público provienen de la emisión sin respaldo del Banco Central que, a la vez, se encuentra obligado a emitir deuda (LEBAC) para reabsorber parte de esa masa de dinero. El Tesoro apeló en los últimos meses a la emisión de títulos BONAC para asistir a la autoridad monetaria en la tarea de esterilización que le pone límites a la inflación generada en el excedente de pesos.

Tanto el BCRA como el Tesoro nacional pagan una tasa de interés que se aproxima al 30% anual, con vencimientos en un rango de 90 a 180 días de plazo. A la vez, los pesos que absorbe el Gobierno regresan al circuito económico en forma continua, debido precisamente al déficit que obliga a utilizarlos. Un reporte de Proficio Investment resume que “en un contexto pre-electoral, se mantiene fuerte la expansión fiscal y monetaria, mientras que la administración cambiaria sigue en línea con la suba oficial de precios”.

Pesos, dólares e inflación

Con un dólar que el Banco Central se esfuerza en mantener atrasado para reducir la inflación y privilegiar consumos en pesos antes que ahorros en divisas, en los últimos doce meses las inversiones en pesos fueron mucho más redituables que la tenencia de dólares. Con datos del cierre de junio de 2015, la entidad que preside Alejandro Vanoli determinó que los ahorristas que hicieron plazos fijos ganaron en promedio un 26,1% en un año (según tasas promedio por colocaciones a 60 días), mientras que los plazos fijos en el segmento mayorista arrojaron ganancias del 22,6% anual. La autoridad monetaria también informó un importante crecimiento en junio del 40,2% de los montos depositados a plazo fijo, un incremento que fue parejo en el segmento minorista y mayorista.

Inversores más sofisticados que se posicionaron en acciones obtuvieron un rédito del 47,8% en doce meses, según el crecimiento del panel líder Merval de la Bolsa de Comercio. Muy rezagados quedaron los inversores conservadores, aferrados a los dólares. La divisa al público, para quienes compran dólar “ahorro” autorizados por la AFIP, subió 11,7% en el último año, mientras que el “blue” ganó apenas 10,3% en el mismo período. La adquisición de dólares a través de transacciones bursátiles, como el llamado dólar MEP (Medio Electrónico de Pagos), dejó un beneficio de 17% anual.

La ganancia de las inversiones en pesos queda opacada por la elevada inflación, que según el “índice Congreso” acumuló hasta mayo un 28,8% anual. Sin embargo, esa brecha de rentabilidad entre las inversiones en pesos y en dólares, incentivada por la necesidad de financiar el déficit y pagar una tasa alta para limitar la inflación, garantiza en lo inmediato un mayor beneficio en consumir bienes y servicios, apostar a la Bolsa o al plazo fijo que una posición defensiva con dólares “cash”.

“La búsqueda de cobertura contra la inflación hace que los bancos recuperen plazos fijos y aumenten el financiamiento al consumo”, indica Proficio Investment, aunque recalca que “con todos los agregados monetarios creciendo por encima del 30% continúa acelerándose la expansión monetaria. Esto terminaría impactando en la inflación de los próximos meses y agregará presión al mercado cambiario”.

“El riesgo está en que si el dólar ilegal se mueve para arriba, esto puede disparar expectativas negativas en los agentes económicos, que los lleve a volcarse al propio dólar ilegal. Si esto sucediera, el BCRA podría verse obligado a esterilizar una proporción mayor de los pesos que siga emitiendo. En este caso sería la tasa de interés la variable que tendría que subir para restablecer de alguna manera el equilibrio”, expresó Argañaraz, del IARAF.

Daniel Artana señala que “el cepo cambiario ha provocado un ‘exceso’ de pesos en relación a lo que podría esperarse dada la evolución de las variables macroeconómicas” y en la medida que dicho exceso “pretenda dolarizarse, ello puede presionar a la cotización del dólar blue antes de las elecciones”.

Toda la emisión del BCRA es para cubrir el déficit fiscal

El jefe de Gabinete Jorge Capitanich señaló el viernes 13 que el funcionamiento del sector público está “garantizado” y que “se cubre con superávit cuasifiscal”, es decir con el aporte al Tesoro nacional de las denominadas “rentas de la propiedad” que salen de las arcas del Banco Central y la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSeS).

La realidad desbarató el discurso del funcionario en apenas diez días: noviembre registró un déficit primario –previo al pago de deuda- de $6.678,7 millones, nueve veces más que en el mismo mes del año pasado. Se trató del segundo rojo fiscal del año, después de octubre (-$2.758 millones) y se prevé que diciembre será aún más deficitario por las fuertes erogaciones adicionales que debe realizar el Estado nacional para el cierre del año por pago del medio aguinaldo y cancelación de compromisos. “La dinámica del gasto público en noviembre se mantuvo en sintonía con lo evidenciado desde el comienzo del año, en el sentido que continuó creciendo a alta velocidad, ubicándose por encima a los ingresos genuinos, como lo es la recaudación de impuestos”, indicó un informe del IARAF, que dirige el economista Nadin Argañaraz.

La planilla de la Secretaría de Hacienda mostró que entre enero y noviembre el déficit primario alcanzó $2.581 millones, frente a un superávit primario de $6.670,9 millones en el mismo lapso de 2012, año que de todos modos concluyó con rojo fiscal primario de $4.374,9 millones al contabilizar diciembre. Está claro que desde hace dos años el Estado nacional no puede cubrir con sus propios recursos los gastos que requiere para funcionar.

Hacienda aclaró en el informe base caja de noviembre que el incremento del gasto se debió a la expansión de 38,9% interanual de las Prestaciones de la Seguridad Social por Ley de Movilidad jubilatoria (desde los $17.793 millones a $24.723,8 millones) y por el aumento del 47% para las Asignaciones Familiares y Universal por Hijo y Embarazo (desde los $10.085 millones a $15.177,9 millones). Estos son rubros muy sensibles y sobre los que indudablemente sería un error aplicar un recorte de partidas oficiales.

La cuenta es mucho más pesada cuando se contabilizan los pagos de deuda. El déficit financiero entre enero y noviembre contabilizó $38.856,3 millones, un 73% más que en once meses de 2012, a pesar de los extraordinarios giros del BCRA, la ANSeS o el PAMI, que enviaron al Tesoro $52.987,2 millones, sin los cuales el rojo hubiera saltado a 91.843 millones de pesos. “A juzgar por los recursos que el Banco Central destinó en noviembre para asistir al sector público y a las autorizaciones extraordinarias de gasto que tuvieron lugar también en ese mes, el déficit financiero (después del pago de intereses y antes del pago de capital) podría trepar a los $100.000 millones”, señaló la consultora Finsoport, que conduce el ex ministro de Economía Jorge Todesca.

En este sentido, es clave el rol del Banco Central, que resignó al Tesoro fondos por $30.964,6 millones entre enero y noviembre, más del doble que el año pasado. La emisión de pesos sin respaldo de reservas –que caen 29% o u$s12.600 millones en el año- fue de $29.494 millones hasta el 30 de noviembre, una cifra próxima a esos casi $31.000 millones que el BCRA le asignó al Tesoro. Es decir, que la expansión de la base monetaria se explica por completo con esos aportes adicionales.

El auxilio al fisco acelera el deterioro del patrimonio del BCRA, principal prestamista del Tesoro, que además carga con la tarea de proveer los dólares para pagar deuda. La situación no mejora este diciembre. En las dos primeras semanas del mes, la entidad emitió otros $19.295 millones, para llevar a la base monetaria a un récord de 356.104 millones de pesos.

“Para el cierre del 2013, es factible esperar un saldo negativo en las cuentas públicas, equivalente al 1,1% del PIB en el caso del resultado primario y del 2,4% en el resultado fiscal”, anticipa el IARAF. La suerte de la hoja de balance del Central, atada a la evolución del déficit del Tesoro, no será mejor: el Presupuesto 2014 contempla “rentas de la propiedad” por unos $84.485 millones para el año próximo.