¿Más o menos inflación para 2015?

El año recién comienza y se acumulan los pronósticos sobre la evolución futura de los indicadores. Uno que sobresale por su impacto social es la inflación. Después de haber alcanzado en 2014 su mayor nivel desde la salida de la convertibilidad se discute si los precios tendrán una escalada mayor o, por el contrario, moderarán el ritmo alcista de meses anteriores.

Quienes creen que será inferior argumentan que una actividad económica recesiva genera una barrera para que los precios se aceleren. A la vez, si el Gobierno se empeña en sostener una cierta estabilidad cambiaria y el BCRA responde a la emisión de pesos con absorción monetaria, el incentivo para las remarcaciones se desactivará. Hay que recordar que la fuerte expansión de dinero de diciembre de 2013 y la devaluación del peso en enero causaron un abrupto salto inflacionario durante el pasado verano.

Algunos análisis coinciden en que hubo desaceleración de la inflación hacia final del año si se compara con el primer trimestre de 2014, aunque con un intervalo de crecimiento interanual en torno al 40%, superior al 39% de todo 2002. El IPC-Congreso, difundido por legisladores de la oposición en base a datos de consultoras y organismos estadísticos provinciales, marcó un acumulado de 12 meses de 41,06% en septiembre; un 41,25% en octubre y 40,6% en noviembre.

La consultora Elypsis, que dirige Eduardo Levy Yeyati, presentó los resultados preliminares de su relevamiento de precios online (IPCE), con un incremento acumulado de 36,9% en doce meses. “La recesión finalmente logró reducir la inflación que se mantenía estable desde mayo. Luego de siete meses consecutivos en el entorno del 2% promedio mensual, la caída en los niveles de actividad junto con el atraso cambiario y tarifario lograron reducir la inflación”, indica el informe. “Tras haber tocado su pico en febrero con un registro mensual anualizado de 95% y haberse mantenido desde mayo por debajo del 30%, en diciembre registró una inflación mensual anualizada de tan sólo 17%”, refiere el estudio.

El sitio Inflación Verdadera detectó un incremento de precios del 38% entre el 25 de diciembre de 2013 y el 24 de diciembre de 2014, mientras que para la fundación FIEL, el acumulado del año pasado fue de 40,6 por ciento. El Relevamiento de Precios Minoristas (RPM) que elabora el Estudio Bein reflejó un incremento anual de 31,6 por ciento.

Factores para la baja

Por la caída de las cotizaciones internacionales del petróleo, también la rebaja del 5% para los combustibles desde enero contribuye a una moderada reducción de costos que se contagia a muchos precios al público, en un mes que estacionalmente registra alta inflación. En esta línea puede esperarse entonces que la caída de actividad más un dólar estable contribuirán a contener la inflación más próxima al 30% que al 40% anual en 2015.

Los datos oficiales refuerzan el concepto de una inflación mucho menor a la del consenso de entidades privadas. Según el INDEC, la inflación acumuló entre enero y noviembre del año pasado un avance de 22,7 por ciento. Esta semana se difundirá el informe de diciembre y se estima que el acumulado anual no superará el 24 por ciento. Por el cambio de metodología del ente estadístico no se pueden empalmar los datos de 2014 con los de 2013, lo que impide una comparación entre ambos períodos.

“Quedó claro que la inflación no es la que algunos decían. Una consultora privada dice que dio un 1,3% en diciembre. Y hace varios meses que baja. Anualizando estos datos estamos abajo del 20 por ciento. Y va a seguir así”, confió el ministro de Economía Axel Kicillof.

Sin embargo, otros analistas se inclinan por anticipar un nivel de inflación más elevado para este año, pues atribuyen que la contracción monetaria que implementó el Banco Central durante la gestión de Juan Carlos Fábrega está siendo desbaratada por su sucesor, Alejandro Vanoli. Es decir que el rol del BCRA vuelve a ser la clave para que la inflación se descomprima o avance un nuevo peldaño en 2015.

Por qué más inflación

Mientras que las tasas de interés siguen rezagadas respecto del avance general de precios, el aumento récord de 16% en la Base Monetaria aplicado en diciembre puede ser el anticipo de una etapa de fuerte emisión de pesos y menor ritmo de esterilización, para darle empuje a la economía durante el año electoral aún a riesgo de recalentar la inflación.

El ex secretario de Finanzas Guillermo Nielsen dijo a InfobaeTV que “en los últimos meses hubo una mejora inflacionaria, que nos permitió cerrar el año por debajo del 40%”, pero recordó que la desaceleración “fue el resultado de las políticas monetarias que llevó adelante el anterior presidente del Banco Central y que tienen cierto atraso al tener impacto. Desde que Fábrega salió del Banco Central, éste dejó de esterilizar la emisión monetaria producida por la Tesorería. Hoy no hay ninguna contención al exceso de moneda en la economía”.

En 2014, el Banco Central triplicó su deuda para absorber el excedente de pesos, con la colocación de Letras y Notas (LEBAC y NOBAC). Estos títulos pasaron de 110.547 millones a 282.135 millones de pesos, es decir, $171.588 millones o un 155% más. El retorno a circulación de estos pesos, más el interés devengado en torno al 28% anual, puede detonar un agresivo desborde de precios este año.

En el mismo sentido, Ariel Barraud, del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), apuntó que en el año eleccionario “es muy probable que nos encontremos en un escenario como el actual, en el que vamos a seguir observando el aporte de organismos del Estado y la propia emisión monetaria ya tocando límites de aceleración inflacionaria”. El economista José Luis Espert agregó que “si el gasto (público) y la recaudación siguen creciendo, sin duda que el déficit (fiscal) va a crecer, aún creciendo iguales, dado que el punto de partida es de déficit”. Según sus cálculos, el rojo de las cuentas públicas podría superar los $300.000 millones, hasta un 7% del PBI.

Toda la emisión del BCRA es para cubrir el déficit fiscal

El jefe de Gabinete Jorge Capitanich señaló el viernes 13 que el funcionamiento del sector público está “garantizado” y que “se cubre con superávit cuasifiscal”, es decir con el aporte al Tesoro nacional de las denominadas “rentas de la propiedad” que salen de las arcas del Banco Central y la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSeS).

La realidad desbarató el discurso del funcionario en apenas diez días: noviembre registró un déficit primario –previo al pago de deuda- de $6.678,7 millones, nueve veces más que en el mismo mes del año pasado. Se trató del segundo rojo fiscal del año, después de octubre (-$2.758 millones) y se prevé que diciembre será aún más deficitario por las fuertes erogaciones adicionales que debe realizar el Estado nacional para el cierre del año por pago del medio aguinaldo y cancelación de compromisos. “La dinámica del gasto público en noviembre se mantuvo en sintonía con lo evidenciado desde el comienzo del año, en el sentido que continuó creciendo a alta velocidad, ubicándose por encima a los ingresos genuinos, como lo es la recaudación de impuestos”, indicó un informe del IARAF, que dirige el economista Nadin Argañaraz.

La planilla de la Secretaría de Hacienda mostró que entre enero y noviembre el déficit primario alcanzó $2.581 millones, frente a un superávit primario de $6.670,9 millones en el mismo lapso de 2012, año que de todos modos concluyó con rojo fiscal primario de $4.374,9 millones al contabilizar diciembre. Está claro que desde hace dos años el Estado nacional no puede cubrir con sus propios recursos los gastos que requiere para funcionar.

Hacienda aclaró en el informe base caja de noviembre que el incremento del gasto se debió a la expansión de 38,9% interanual de las Prestaciones de la Seguridad Social por Ley de Movilidad jubilatoria (desde los $17.793 millones a $24.723,8 millones) y por el aumento del 47% para las Asignaciones Familiares y Universal por Hijo y Embarazo (desde los $10.085 millones a $15.177,9 millones). Estos son rubros muy sensibles y sobre los que indudablemente sería un error aplicar un recorte de partidas oficiales.

La cuenta es mucho más pesada cuando se contabilizan los pagos de deuda. El déficit financiero entre enero y noviembre contabilizó $38.856,3 millones, un 73% más que en once meses de 2012, a pesar de los extraordinarios giros del BCRA, la ANSeS o el PAMI, que enviaron al Tesoro $52.987,2 millones, sin los cuales el rojo hubiera saltado a 91.843 millones de pesos. “A juzgar por los recursos que el Banco Central destinó en noviembre para asistir al sector público y a las autorizaciones extraordinarias de gasto que tuvieron lugar también en ese mes, el déficit financiero (después del pago de intereses y antes del pago de capital) podría trepar a los $100.000 millones”, señaló la consultora Finsoport, que conduce el ex ministro de Economía Jorge Todesca.

En este sentido, es clave el rol del Banco Central, que resignó al Tesoro fondos por $30.964,6 millones entre enero y noviembre, más del doble que el año pasado. La emisión de pesos sin respaldo de reservas –que caen 29% o u$s12.600 millones en el año- fue de $29.494 millones hasta el 30 de noviembre, una cifra próxima a esos casi $31.000 millones que el BCRA le asignó al Tesoro. Es decir, que la expansión de la base monetaria se explica por completo con esos aportes adicionales.

El auxilio al fisco acelera el deterioro del patrimonio del BCRA, principal prestamista del Tesoro, que además carga con la tarea de proveer los dólares para pagar deuda. La situación no mejora este diciembre. En las dos primeras semanas del mes, la entidad emitió otros $19.295 millones, para llevar a la base monetaria a un récord de 356.104 millones de pesos.

“Para el cierre del 2013, es factible esperar un saldo negativo en las cuentas públicas, equivalente al 1,1% del PIB en el caso del resultado primario y del 2,4% en el resultado fiscal”, anticipa el IARAF. La suerte de la hoja de balance del Central, atada a la evolución del déficit del Tesoro, no será mejor: el Presupuesto 2014 contempla “rentas de la propiedad” por unos $84.485 millones para el año próximo.

Cristina y Kicillof contra los fantasmas

El dólar paralelo regresó a los principales titulares de las secciones de Economía, cuando el miércoles llegó a operarse sobre los 9 pesos, a valores que no se registraban desde mayo último. La intervención oficial, con ventas de bonos en dólares de la ANSeS y llamados disuasorios a mesas de dinero, retrajo la oferta en las “cuevas” y arbolitos y dejó el precio de cierre este viernes en $8,52, con mínimas transacciones.

El lanzamiento del Cedin no contuvo el apetito de los ahorristas por el dólar, incentivado por el cobro del medio aguinaldo. Desde que comenzó julio, la divisa en el mercado marginal ganó un 5,8%, mientras que con el certificado para blanquear capitales no se concretó hasta ahora ninguna operación en la Bolsa de Comercio.

Esta semana, la presidente Cristina Kirchner decidió aludir en forma directa al dólar y apuntó a los bancos como responsables de una intentona devaluacionista. “Sabemos que nos van a poner escollos, por eso nos corren con algunos fantasmas ‘blue’, porque hace muy poco desde el Banco Central de la República Argentina obligamos a los bancos a disminuir la tasa de interés”, afirmó y advirtió: “Sabemos que nos responden con ficción y con fantasmas, pero les vamos a correr las sábanas para que los argentinos les vean las caras a esos fantasmas”.

El discurso de la mandataria sacó al dólar de la zona tabú y con una dosis de ironía lo llevó al terreno de la superstición. Omitió decir, de todos modos, que no son apariciones del más allá, sino funcionarios del “más acá” los responsables esta suba, que se explica por las medidas aplicadas durante la actual gestión , como la reforma a la Carta Orgánica del Banco Central y el “cepo” cambiario. De estas políticas, el circuito de divisas marginal es un emergente de poca trascendencia si se lo comparara con otros problemas como el déficit fiscal y la inflación creciente.

La base monetaria del Banco Central refleja un incremento interanual de la emisión de pesos del 29,7 por ciento. La suma del circulante (billetes y monedas en poder del público, en entidades financieras y cheques cancelatorios, más los pesos en cuenta corriente del Banco Central) pasó de $252.248 millones el 12 de julio de 2012 a $327.229 millones el 12 de julio de este año. En el mismo período, el dólar ganó casi la misma proporción: 30,7% en la comparación interanual, desde los $6,55 del 17 de julio de 2012 a los actuales 8,52 pesos. El incremento del dólar, por más que se genere en un mercado especulativo e irregular, obedece a indicadores y no a un capricho desestabilizador.

Al dividir la base monetaria por las reservas del Banco Central (en u$s37.457 millones), surge un dólar implícito de $8,74, casi igual que los $8,75 que se pagaban por el “blue” el martes pasado. Por eso, otro fuerte factor de presión para que suba el “blue” es el deterioro de los activos líquidos de la entidad que preside Mercedes Marcó del Pont, que disminuyeron 13,5% en el año o u$s5.833 millones desde que comenzó 2013, cuando alcanzaban los 43.290 millones de dólares.

Esta erosión de la hoja de balance se explica en cierta medida por los adelantos transitorios que el Banco Central hace al Tesoro nacional, a cambio de un documento de pago, que pasaron a constituir el 23% del activo del BCRA, cuando significaban el 15% hace un año. En sentido inverso, las reservas, que representaban el 43,6% del activo total en julio de 2012, ahora significan un 33 por ciento.

La teoría conspirativa sobre el circuito informal del dólar fue instalada por la Presidente de la Nación en un mensaje que puede enmarcarse dentro de la campaña electoral, pero más preocupa que fue rubricada por un funcionario técnico, como Axel Kicillof, quien también acusó a las entidades financieras de tener “vasos comunicantes” con “el mercado ilegal del dólar”. Además, el el viceministro de Economía rechazó las críticas a los instrumentos para el blanqueo de capitales y denunció una “guerra de guerrillas de los medios opositores para tirarlos abajo, metiéndole miedo a la gente”, según su expresión, para convencerla de no entregar sus dólares en el colchón.

Las palabras de Kicillof muestran como el diagnóstico oficial se obstina en negar el atraso cambiario, producto de la inflación, y a ésta como consecuencia de la emisión de pesos sin respaldo para financiar el déficit público. Así, las condiciones para que el dólar siga demandado y con proyección alcista permanecen intactas.