El dólar ‘blue’ tantea un piso

El arribo de Alejandro Vanoli a la presidencia del Banco Central significó la puesta en marcha de una serie de medidas de control adicionales sobre el mercado financiero, que detonaron una caída del dólar informal de 28% en apenas 40 días. La divisa norteamericana llegó a ofrecerse a $12,47 durante el mediodía del lunes. Este precio es un 27,9% inferior al récord de cierre de $15,95 del 24 de septiembre, cuando los temores por las consecuencias del default “selectivo” de los bonos Discount y Par extendieron el pesimismo inversor.

El dólar oficial minorista recortó la brecha con el “blue” a menos del 50%; también quedó debajo de 30% la diferencia con el dólar “ahorro”. El incremento de los volúmenes operados para atesoramiento minó la demanda en la plaza informal y alimentó la oferta: en diez días de noviembre las ventas autorizadas a particulares rozaron los u$s230 millones, más que la mitad del monto récord de octubre (u$s446,5 millones). “El Gobierno está utilizando al Banco Central vendiendo dólares en el ‘dólar ahorro’, que parte de eso después se vende en el mercado informal”, dijo a InfobaeTV Agustín Echebarne, de la Fundación Libertad y Progreso.

La suspensión de las sociedades de Bolsa Arpenta y JR bursátil, de la casa de cambios América, y la multa de $160 millones para el Banco de Valores fueron muestras contundentes de la ofensiva de Vanoli, secundado por otros funcionarios de menor rango como el superintendente de Entidades Financieras, Germán Feldman. Además, las autoridades del Central citaron a una docena de operadores cambiarios y sociedades de Bolsa para dar explicaciones sobre supuestas violaciones de la Ley Penal Cambiaria. Los agentes del mercado sienten la presión de estar en la mira de los entes de control y limitan los negocios como no se detectó desde la imposición de las restricciones cambiarias en de octubre de 2011.

La estrategia de Vanoli consiguió un rápido resultado, aunque los analistas dudan de la posibilidad de sostener este escenario en los próximos meses. “El tipo de cambio está subiendo tan ordenadamente, que eso marca que todavía la corrida no se armó. Esto es suba con compra y corrección. A cada suba del blue desde sus máximos sobrevino una corrección entre el 20 y el 25 por ciento. Me parece que vimos el piso”, señaló Marcelo Trovato, analista de Pronóstico Bursátil a Desde la Bolsa en Directo. Por InfobaeTV, el economista Lorenzo Sigaut Gravina, de Ecolatina, recordó que “el tipo de cambio oficial prácticamente no se ha movido en octubre y si esto sigue así, el tipo de cambio real cada vez va a estar más atrasado”.

Una variable que grafica este estado es el salto del dólar en Brasil, que deteriora la competitividad cambiaria argentina frente a su principal socio comercial. La divisa norteamericana ascendió 5,8% desde el 24 de septiembre de 2,41 a 2,55 reales, mientras que en la Argentina, según la cotización mayorista, ganó apenas 1%, desde los 8,428 a los 8,51 pesos, período en el que el “blue” perdió 26,1%, a los $12,65 del cierre del lunes.

“El Gobierno consiguió mejorar las perspectivas de las reservas de acá a fin de año, básicamente porque alcanzó un acuerdo con los exportadores, que prometieron acelerar las liquidaciones a u$s5.700 millones hasta fin de año”, recordó Agustín Etchebarne. La semana pasada, el complejo agroexportador rindió u$s641 millones por ventas al exterior, con un fuerte aumento de la oferta de billetes que permiten al BCRA acaparar las compras y fortalecer sus activos. Las reservas del Banco Central se sitúan hoy en 28.156 millones de dólares. Sin embargo, la intensificación de la emisión de pesos para financiar al fisco mantiene la relación de “convertibilidad” entre la cantidad de pesos en la Base Monetaria y los activos internacionales en $14,49 por dólar, tasa que le da al dólar paralelo un potencial de suba de casi 15 por ciento.

Otro indicador que refuerza la idea de que el “blue” está en un precio de piso es el nivel de inflación, que según cálculos privados acumuló un alza superior al 30% entre enero y octubre. En poco más diez meses, el dólar informal avanzó un 26%, por lo cual a valores actuales mantiene un rezago respecto del encarecimiento del promedio de bienes y servicios de la economía.

El dólar en Brasil toca su precio máximo desde 2005

En un marco de tensión política por las elecciones presidenciales, el mercado financiero brinda a través de los precios su punto de vista y preferencias sobre los candidatos. Así, las últimas encuestas en Brasil que hablan de una reñida definición en segunda vuelta entre Dilma Rousseff y Aécio Neves, con leve ventaja para la actual mandataria, generaron una reacción contraria en la bolsa y la plaza cambiaria. Esta dinámica no debe resultar indiferente: por su peso en la región y su estrecha relación con la Argentina, un cambio de gobierno en Brasil puede acelerar los tiempos para que se produzcan cambios en la política económica de nuestro país.

Para los grandes inversores y operadores financieros, Neves no sólo representa una renovación en el centro del poder de Brasilia, luego de 12 años de gobierno del Partido de los Trabajadores (PT), si no que propone una versión de la economía menos proteccionista, intervencionista y regulada, frente a un gobierno que dejó de encontrar respuestas para mitigar el enfriamiento económico que atraviesa el gigante sudamericano: tras un notorio repunte de 7,5% del PBI en 2010, Brasil creció 2,7% en 2011, solo 1% en 2012, un 2,5% en 2013 y se anticipa una expansión menor al 1% para este año.

Las acciones de la Bolsa de Valores de San Pablo retroceden en octubre más de 6%, mientras que el real brasileño profundiza su sendero declinante frente al dólar. La divisa norteamericana alcanzó su valor más alto en casi una década, al negociarse el jueves a 2,5166 reales por unidad, una cotización no vista desde el 27 de abril de 2005, cuando cerró a 2,515 reales.

La evolución de los activos en Brasil tiene mayor influencia en la Argentina que lo que se observa en la superficie. Petrobras Brasil cotiza en el recinto de Buenos Aires y tiene una ponderación del 6,1% en el Merval, y su filial Petrobras Argentina aporta otro 3,4% en la elaboración del indicador referente de la plaza accionaria local. Casi 10% del panel líder está influido directamente por el movimiento de precios en Brasil, y en menor grado también por aquellas compañías que integran sus negocios con operaciones en el país vecino.

No son realidades simétricas ni siempre comparables. En octubre, el índice Bovespa retrocede 6,3%, contra 18,2% del Merval, mientras que el Bovespa pierde un 1,5% desde comienzos de año y el Merval avanza un 90,5 por ciento. En este aspecto, las restricciones cambiarias en la Argentina potenciaron las transacciones bursátiles y exageraron las ganancias muy por encima de la inflación, al utilizarse a la Bolsa local como vehículo para dolarizar carteras ante la vigencia de las prohibiciones sobre la divisa norteamericana.

Más nítido es el paralelo entre la inflación y el tipo de cambio. La Argentina acumuló una inflación de 30,53% entre enero y septiembre de este año –según el índice Congreso-, un porcentaje casi idéntico al que mostró el dólar oficial, que en el mercado mayorista subió 30% en el año –contabilizando tres semanas de octubre-, de 6,532 a 8,49 pesos. Mientras, Brasil experimentó un alza de precios minoristas del 4,61% entre enero y septiembre, aunque el dólar se apreció 7,7%, más de 3 por ciento por encima de la inflación.

Brasil es el principal socio comercial de la Argentina. Si su economía no crece, tampoco lo hace su demanda por productos argentinos. Si el real se deprecia a mayor ritmo que el peso argentino, el Banco Central brasileño, en cierto modo, está erosionando la competitividad cambiaria de nuestro país, ya muy deteriorada por el encarecimiento de los precios internos con una inflación del 40% anual. Cuando Brasil acelera el ritmo de devaluación, ejerce una involuntaria presión para que la Argentina también lo haga.

La otra cara de la moneda es la decisión de la Argentina en los últimos 12 años de priorizar el crecimiento económico y sacrificar las políticas antiinflacionarias, que se replica en el salto del dólar. Hace diez años, el 25 de octubre de 2004, el dólar en Argentina cotizaba a 2,969 pesos, casi igual que en Brasil, a 2,88 reales. Hoy, el dólar oficial en Argentina vale en moneda local un 186% más; en Brasil, un 15% menos.

El BCRA apura la suba del dólar

La inflación, las reservas y el real de Brasil definen el precio del dólar oficial, en el año de mayor suba para la divisa norteamericana desde 2002. Así, la estrategia del Banco Central para regular su cotización tuvo una variante la última semana, cuando este viernes la entidad decidió no intervenir para atenuar la apreciación de la divisa en el mercado mayorista o interbancario.

El BCRA regula la liquidez de esta plaza, en la que se fija la cotización que rige las operaciones de comercio exterior. Al moverse los negocios exclusivamente por oferta y demanda entre privados, es decir las ventas de los exportadores y las compras autorizadas para importaciones, el dólar mayorista avanzó este viernes 1,9 centavos (un 0,34%), a $5,932, con lo que acumuló un alza desde enero del 20,64 por ciento. En los últimos doce meses, la divisa norteamericana se apreció un 24,4%, desde los 4,77 pesos.

Esta suba de la tasa de cambio convalidada por el Gobierno también respalda la visión por la cual la entidad que conduce Mercedes Marcó del Pont permite que el precio del dólar acompañe a la inflación real. El porcentaje equipara e incluso supera al de las suba de precios minoristas, de 16,1% desde enero y 18,9% interanual (al 22 de octubre último), según el sitio Inflación Verdadera.

En relación a otros indicadores, la apreciación del dólar dirigida por el BCRA también mantuvo una cierta paridad. Por ejemplo, el aumento de la recaudación tributaria en octubre fue de 23,6% interanual, mientras que el INDEC detectó un incremento promedio de los salarios de 19,9% entre enero y septiembre, en ambos casos porcentajes más cercanos a lo que puede estimarse como una inflación real.

Una razón determinante para permitir la escalada del dólar es la pérdida de reservas internacionales, ahora en u$s33.405 millones, su nivel más bajo desde el 25 de enero de 2007, con una sangría de u$s9.885 millones en el año. Si el Banco Central opta por conservar su stock de divisas y canalizarlo para pago de deuda e importaciones de energía, se ve obligado a reducir sus ventas en el mercado mayorista para abastecer la demanda y en forma implícita convalida la suba del precio. Por el mismo proceder, se vuelcan menos pesos al mercado, se limita la sobreemisión (bajó del 40% anual en 2012 a menos del 30%), circunscripta solo a financiar el incremento del gasto público, y se quita liquidez para la demanda de dólares en el circuito paralelo.

El viernes el dólar mayorista tuvo la mayor alza diaria desde el 2 de marzo de 2009. En aquel momento, los mercados accionarios internacionales atravesaban sus puntuaciones más bajas de la crisis financiera detonada por la quiebra de Lehman Brothers. En coincidencia, también se registró un abrupto declive de las monedas emergentes: el dólar en Brasil alcanzó entonces los 2,45 reales, precio máximo que llegó a tocar nuevamente en agosto de este año.

En los últimos doce meses el dólar en Brasil suma una ganancia de 11,3%, tasa reducida en un 5,8% por la inflación acumulada (de septiembre a septiembre). En la Argentina, según lo detallado anteriormente, la ganancia es de 24,4%, con una inflación aproximada de 18,9% anual. Al descontarle a la apreciación del dólar la inflación, la suba de la divisa norteamericana converge en ambos casos en un 5,5%, por cuanto es probable que el Banco Central argentino también siga de cerca los movimientos cambiarios que decide su par brasileño, debido a que el país vecino es el principal socio comercial de la Argentina. Esta coincidencia no es casual aunque sí, probablemente, inexacta. Si consideramos una inflación más próxima al 25%, como sostienen algunos estudios privados, el margen del BCRA para devaluar el peso es aún mayor que el que queda para el real brasileño.

Según datos de Abeceb.com, el intercambio de mercaderías con Brasil acumuló entre enero y octubre un saldo negativo para la Argentina de u$s2.630 millones, un 43,8% mayor que el del mismo período del año pasado. Una razón más para que el Gobierno busque preservar la competitividad a través de la política monetaria.