Que el precio del dólar en el circuito marginal finalizara al borde de los 14 pesos este lunes es un dato a tener en cuenta, pero no el único ni el más importante. Con mínimos negocios en la plaza, otros indicadores condicionaron el movimiento de las variables cambiarias, de las cuales el “blue” es apenas una referencia. El estancamiento de las negociaciones para revertir el default selectivo empezó a marcar el tiempo de descuento para la política cambiaria del Gobierno y muestra de ello es que el Banco Central decidió desandar el paso en falso que significó el recorte de 1% en las tasas de interés para sus colocaciones de Letras y Notas (LEBAC y NOBAC).
Aunque la caída de la tasa a 26% anual fue moderada, aquella jugada agregó una fuerte e involuntaria dosis de pesos a la demanda sobre el dólar en todas sus variantes. La divisa marginal, que el 11 de agosto se situaba en $12,80, trepó un 9% en dos semanas, a los actuales 13,98 pesos. El dólar “contado con liquidación”, que se deduce de los precios de los activos en operaciones bursátiles, ganó 15,9% en ese período, desde los $10,66 en promedio a los 12,36 pesos.
El Banco Central había decidido poner un freno a la suba de tasas para inyectar algo liquidez a una economía que se enfría y limitar el creciente costo del crédito. Pero la presión sobre el dólar y las consecuencias inflacionarias de este flujo de pesos obligaron a definirse por el mal menor para el desempeño económico, amenazado simultáneamente por la recesión y el alza de precios.
Entre los que opinan que un dólar a $14 puede ser razonable están aquellos que miran la variable del dólar “convertibilidad”, que se calcula al dividir la cantidad de pesos establecida por la Base Monetaria por el monto en divisas de las reservas internacionales. Este tipo de cambio implícito asciende a los $13,51, entre reservas por u$s28.953 y una Base Monetaria de $391.070,1 millones, según los datos más recientes del BCRA, al 15 de agosto último.
Este resultado tiende a ampliarse debido a que los activos internacionales de la entidad retomaron la tendencia declinante que habían revertido en febrero. Este lunes, las reservas bajaron a u$s28.685 millones, para acumular en las tres últimas jornadas cambiarias una pérdida de u$s264 millones, casi un 1% menos. Aún con estabilidad de la Base Monetaria, que probablemente tenderá a expandirse hacia fin de año, el dólar convertibilidad de hoy se ubica en 13,63 pesos.
En la baja de reservas también está incidiendo la caída de depósitos en dólares, que la semana operativa del 11 al 15 de agosto retrocedieron u$s52 millones, para recortar a apenas u$s62 millones el incremento de estas colocaciones en el año. También adquieren peso las ventas a minoristas para “atesoramiento”, que en agosto ya alcanzaron un récord mensual de 213 millones de dólares.
Al borde del “stress cambiario”
Además de la propia cesación de pagos, que golpea en las expectativas sobre la economía en general, los precios de acciones y bonos, y las previsiones de mayor devaluación, otro indicador externo adquiere incluso mayor relevancia: el derrape de las cotizaciones internacionales de los granos y sus derivados industriales, sector que representa uno de los puntales del PBI nacional y que es el que más divisas aporta al país por su balance comercial netamente superavitario.
Por ejemplo, la soja para noviembre, que es el contrato más operado en las últimas semanas, descendió a su valor más bajo del año, a u$s377,95 por tonelada en el mercado de Chicago, casi 20% por debajo de las cotizaciones de enero. Las posiciones de vencimiento más próximo, para septiembre, cedieron este lunes un 3,7%, a 413,64 dólares. El bajón de precios y la expectativa por una suba del dólar oficial también están afectando a la liquidación de exportaciones del agro, que la última semana descendieron a su menor monto del año, a un promedio de u$s63 millones diarios. El economista Eduardo Levy Yeyati, director de Elypsis, advirtió que ”la reciente caída en la liquidación de divisas es un anticipo del stress cambiario que puede experimentar el balance de pagos durante el segundo semestre del año”.
La percepción de atraso cambiario es un fenómeno que desalienta las ventas externas de productores, cerealeras e industrias afines. Desde la devaluación de fines de enero a esta parte, el dólar en el mercado mayorista, que rige las operaciones de comercio exterior, subió sólo 5,1% en siete meses, mientras que la inflación subió entre 14 y 20 por ciento en el período.
Para contener una escapada del dólar informal, las autoridades cuentan con un instrumento muy útil: el dólar “bolsa” o MEP (Medio Electrónico de Pagos). Este tipo de cambio formal se obtiene a partir de la compra de bonos en el mercado bursátil local, para venderlos en dólares tras un plazo no menor a las 72 horas. Por esta operatoria legal, aunque poco conocida por el común de los ahorristas, cursada a través de alguna sociedad de Bolsa autorizada, se depositan las divisas en una cuenta registrada dentro del país.
A través de organismos como la ANSeS, cuya tenencia de títulos es muy importante y su mesa de dinero es la más activa en la plaza bursátil, el Gobierno puede intervenir directamente en las cotizaciones -e indirectamente sobre el dólar- al activar compras o ventas en volúmenes que definan la tendencia del mercado. Este dólar hoy se sitúa en $13,26, con un alza de 16,3% sólo en agosto, desde los $11,40 en que se situaba cuando el país recayó en cesación de pagos a fines de julio.
El experto en mercados de capitales Jorge Garbarino expresó por Desde la Bolsa en Directo que “el dólar está lejos del valor real que debería tener. El Gobierno tiene algunas herramientas para menguar temporariamente esta corrida que pueda tener el billete, como es el dólar MEP, que no deja de ser una alternativa barata. Está resultando hasta 7 u 8 % por debajo de conseguir las divisas en el mercado paralelo para grandes operaciones, pero aún para las pequeñas. Casi diría que junto con las tasas de interés del Banco Central, no hay otra alternativa para amansar un poco al dólar que este sistema que le está dando la posibilidad al público de hacerse de un dólar más barato que el informal, justamente para que no se vaya a ese mercado”.