El mercado financiero se adelanta a la economía real

El primer trimestre del año dejó un cúmulo de datos financieros mixtos, que analizados en detalle permiten anticipar un panorama más auspicioso para la Argentina en el segundo trimestre del año y aún hacia el cierre de 2014, sin que esta evaluación oculte que la actividad económica sigue en “señal de ajuste”.

El mercado cambiario genera noticias inquietantes, aunque analizar los indicadores argentinos desde la perspectiva del dólar puede decir más del pasado que del futuro. Hacerlo en base a la evolución de la cotización de los activos, en cambio, ayuda a anticipar el curso que tomará la economía, si bien esta perspectiva está sujeta a la volatilidad de las expectativas de los agentes bursátiles.

Del lado negativo del balance, las reservas del Banco Central perdieron un preocupante 12% en el primer trimestre del año y quedaron debajo de los u$s27.000 millones, según datos definitivos de la entidad al 27 de marzo. Los u$s3.660 millones que se evaporaron del activo representan el monto más elevado desde los u$s6.528 millones del primer trimestre de 2006, cuando se efectuó la cancelación total de la deuda con el FMI. Claro que entonces las reservas se encontraban en una firme progresión alcista que permitió recuperar el terreno perdido en apenas 10 meses, mientras que hoy un escenario optimista se confirmaría con frenar la sangría de divisas hasta diciembre.

El piso para las reservas puede estar cerca, después de que se redujeran prácticamente a la mitad (-48,8%) desde el récord de enero de 2011 (u$s52.654 millones). Las liquidaciones de exportaciones del agro en el segundo trimestre, más los u$s3.500 millones que eventualmente no se destinarán al pago del Cupón PBI, ayudarán a compensar la salida de divisas por importaciones de energía y del rubro industrial. También lo harán los dólares que ingresarán por la colocación de obligaciones negociables de YPF y préstamos del BID y el Banco Mundial, entre otros conceptos.

El giro de política económica del Gobierno fue contundente e incluyó el acuerdo con Repsol, las tratativas con el Club de París, la aceptación de pago a empresas litigantes ante el CIADI, el acercamiento al FMI y el sinceramiento de las estadísticas oficiales. Si bien la mejora del perfil financiero de la Argentina no necesariamente se advertirá a la vez en la economía real, golpeada por el estancamiento, la inflación, la devaluación y el ajuste –que aún recae sobre el sector privado más que en el público-, puede anticipar un panorama favorable en próximos meses.

Claudio Zuchovicki, gerente de Desarrollo de Mercado de Capitales de la Bolsa de Comercio, destaca que “es la primera vez que el ajuste lo hace el Gobierno saliente” y no una administración que recién llega al poder. Este cambio refuerza las apuestas bursátiles por un repunte a partir de 2015 en la actividad en general y en los activos locales en particular. Para Jorge Fedio, experto de Clave Bursátil, “la Bolsa festejó que algo de caja queda y, mucho más, que comienzan a visualizarse cambios que lucen serios. Son por los que la Bolsa apuesta: cambios en este Gobierno para que termine lo mejor posible y también cambios para los que pretendan tomar el gobierno después de Cristina”.

Entre enero y marzo, las acciones del Merval subieron 18,2% en promedio, el doble que el dólar libre (+7,6%). Le ganaron a la inflación y se aproximaron al incremento del dólar oficial (+22,7%), fortalecido éste por la devaluación de enero, la mayor en doce años. En tres meses, Grupo Galicia acumuló un alza de 29,7% en pesos -en el Merval- y de 17,8% en dólares -en Wall Street-. Telecom ganó 20,2 y 10,6 por ciento, respectivamente, y Tenaris subió 16,3% en pesos y 1,3% en dólares. Germán Fermo, titular de MacroFinance y director de la Maestría en Finanzas de la Universidad Di Tella, anticipó “un rally voluptuoso para la Argentina, que creo que en estos días lo empezamos a ver”.

YPF, la compañía más grande del país, avanzó un magro 6,4% en el Merval y cayó 4% en Nueva York. No obstante, habrá que seguir de cerca este papel, que desde ahora pasa a tener la mayor ponderación del panel líder, pues la captación de dólares para inversiones en Vaca Muerta, el incremento del precio de los combustibles y el decidido respaldo oficial con el que cuenta por su participación estatal van a darle un importante impulso a la empresa que preside Miguel Galuccio, que asume el rol protagónico en la batalla contra el déficit energético.

Otro ítem que dará aire a las cuentas públicas es el precio de la soja, en su nivel más alto en seis meses y medio, a u$s537 por tonelada para los contratos a mayo. De la mano de una esperada cosecha récord en la campaña que finaliza en junio, la oleaginosa y sus derivados hacen un doble aporte: ingresan dólares por exportaciones a las arcas del BCRA y contribuyen al fisco con las retenciones.

Los títulos públicos soportaron el arrastre negativo por la improbabilidad de pago del Cupón PBI este año: el precio en dólares del Bonar X subió 5,8% en marzo, igual que el Global 17, mientras que el Boden 2015 cedió un mínimo 1,4% mensual. Al riesgo país argentino, es decir la sobretasa que pagan los títulos soberanos nacionales en comparación a sus pares de los EEUU, le falta recorrido bajista: está cerca de sus nivel más bajo del año, en 800 puntos básicos, aunque aún es el más elevado de la región detrás de Venezuela.

El acuerdo por YPF se festeja más en Madrid

Tanto el Gobierno argentino como la española Repsol presentaron como un éxito el acuerdo de compensación por la estatización del 51% de las acciones de YPF, después de dos años de desgastadora pulseada por la valuación y forma de pago de los activos de la empresa más grande de la Argentina.

A dos años vista, cuando la estatización ya era anticipada por los operadores bursátiles, el deterioro de valor fue parejo para ambas petroleras: Repsol cotiza aún 10% menos que en febrero de 2012 e YPF perdió 14%, cuando el promedio Dow Jones de Industriales despegó un 24% en ese lapso. Este martes, una vez conocidos los detalles del convenio, el mercado financiero dio su veredicto: mientras que las acciones de Repsol en Wall Street treparon un 3,3%, las de YPF resignaron 3,5 por ciento.

¿Qué evaluaron los agentes financieros? En principio, Repsol contabilizará en su activo los u$s5.000 millones en bonos, que transformará en líquidos en el corto plazo. Aunque estas ventas inundarán la plaza de títulos soberanos argentinos y deprimirán sus precios, la española obtuvo garantías para que el Estado argentino entregue, de ser necesario, más bonos y que el total del resarcimiento no sea menor a los u$s4.670 millones al hacerse efectivos.

Según trascendió desde la propia Repsol, estos fondos liberados por el acuerdo se destinarán a comprar nuevos activos, preferentemente en América del Norte, que permitirán incrementar la producción y las reservas de hidrocarburos de la compañía, todavía impactada por la pérdida de su filial argentina. Un enorme espaldarazo, en el que también podrían sumarse en el futuro otros u$s6.800 millones por el 12% de acciones que aún conserva en YPF y el 30% que participa en la española Gas Natural Fenosa. El presidente de Repsol, Antonio Brufau, no ahorró calificativos para referirse a la “solución amigable” con el gobierno argentino, que dejó a accionistas y directivos “muy satisfechos” y a la petrolera que representa frente a “una nueva etapa más potente desde un punto de vista financiero”.

Del lado argentino, los operadores de mercado advierten que los bonos Bonar X, Discount 33 y Bonar 2024 podrían sufrir un cuantioso descuento por la liquidación de Repsol. En el caso del Bonar 2024, se trata de una nueva emisión por u$s3.250 millones, que podría ampliarse en otros u$s300 millones, que integran el paquete complementario por hasta u$s1.000 millones ofrecido a la petrolera europea como garantía.

Esta nueva deuda en dólares a diez años por unos 3.500 millones saldrá al mercado con una tasa de 8,75% anual, por lo tanto, las amortizaciones por capital y vencimientos ascenderán a casi u$s7.000 millones pagaderos a lo largo de la próxima década. Todo el paquete de títulos públicos completará un desembolso cercano a los u$s10.000 millones en 20 años. El acuerdo deberá ser ratificado por el Congreso argentino para que quede asentado el reconocimiento oficial del pasivo y su garantía de pago. “Dados los extensos plazos de los bonos que se van a emitir, ya que algunos se pagarán hasta 2033, su impacto trascenderá por mucho al actual gobierno”, apuntó el diputado de la UCR Mario Negri.

En el Gobierno enfatizan el saldo positivo que deja la solución de esta controversia. Se abrirá la compañía a más capitales privados, como los de Chevron, sin temor a los litigios internacionales con que había amenazado Repsol. “Las inversiones en hidrocarburos están paralizadas a la espera de un cambio en el frente político a partir de 2015. Lo único que se mueve es YPF, por el respaldo del Estado y la voluntad del Gobierno para su desarrollo”, comentó un ingeniero de una petrolera norteamericana que opera en el país.

En junio de 2012, el CEO de YPF, Miguel Galluccio, anunció un plan de desarrollo de u$s35.000 millones hasta 2017, a razón de u$s7.000 millones al año. Con el transcurrir de los meses, aquel plan prometedor se fue diluyendo con la misma velocidad con la que descendió el nivel de reservas del Banco Central, cuyas divisas se utilizan para pagar las importaciones de energía. El déficit en esta materia continuará en los próximos años, pero al destrabarse inversiones de las petroleras extranjeras -en una actividad de alto riesgo que demanda miles de millones de dólares al año y tecnología de punta de los que Argentina carece-, la explotación del yacimiento no convencional de Vaca Muerta, clave para el futuro energético nacional, empezará a ser una realidad.

El fin de este capítulo también cierra un frente de conflicto externo y da una señal muy fuerte para encarar otros, como los que se mantienen con el Club de París y los “holdouts”, los principales obstáculos para que Argentina regrese al mercado internacionales de crédito a tasas razonables y solucione la restricción de dólares que ahoga el crecimiento de la economía.