Por decisión de la Fédération Internationale de Football Association (FIFA), adoptada en diciembre de 2010, con 12 años de anticipación, por primera vez en la historia de los campeonatos mundiales de fútbol una nación árabe sería anfitriona: Qatar en 2022.
La fecha lucía exageradamente distante; las temperaturas del Medio Oriente, inclementemente calurosas; las decenas de miles de millones de dólares necesarios en infraestructura sonaban cuantiosos; y el hecho de que Qatar nunca clasificó a una Copa Mundial, era algo extraño; pero el pequeño país del golfo parecía dispuesto al desafío.
La elección de Qatar fue cuestionada por Australia, el Reino Unido y los Estados Unidos, cuyas candidaturas fueron desechadas a pesar de haber recibido mejores puntajes técnicos y financieros por parte de consultores de la propia FIFA. Continuar leyendo