¿Todos somos Charlie Hebdo?

Para la época en que las oficinas del semanario satírico Charlie Hebdo fueron atacadas en el centro de París por islamistas franceses, otros islamistas del Medio Oriente ocasionaron la muerte a treinta cadetes de policía en Yemen, a una veintena de feligreses en Irak y a ciento treinta niños en Pakistán, mientras islamistas en la Franja de Gaza y en Cisjordania agredieron con violencia a civiles y soldados israelíes. Las mujeres, los homosexuales, los librepensadores y las minorías kurdas, yasidis, bahais y cristianas viven bajo el acecho constante de los fanáticos en la vasta extensión del Dar-al-Islam.

Antes de que doce periodistas y caricaturistas franceses fueran ejecutados a quemarropa en su lugar de trabajo por haber dibujado al profeta del islam, otros editores, cineastas, intelectuales, escritores y figuras religiosas habían sido puestos en la mira del islam radical. En el 2004 Theo Van Gogh fue apuñalado en la vía pública por haber hecho una película sobre el maltrato femenino en el islam. Tras la publicación en el 2005 por parte del diario dinamarqués Jyllens Posten de una docena de caricaturas sobre Mahoma, islamistas intentaron matar al dibujante en tanto que la embajada danesa en el Líbano fue incendiada y la de Islamabad, bombardeada. Luego de dar un discurso en la localidad alemana de Ratisbona, en el que Benedicto XVI denunció la violencia que anida en el islam, cristianos fueron matados en el Medio Oriente y un edicto asesino fue emitido contra el Papa. Estos hechos fueron precedidos y sucedidos por otras amenazas lanzadas contra el británico Salman Rushdie, la somalí Ayan Hirsi Alí, la italiana Oriana Fallaci y la española Pilar Rahola, entre otros, por haber alertado contra el fundamentalismo islámico. Continuar leyendo

Dos Papas y el Islam

Al poco tiempo de su consagración en abril de 2005, Benedicto XVI disertó ante representantes de las comunidades musulmanas de Colonia, Alemania, y definió al terrorismo como “una opción perversa y cruel, que desdeña el derecho sacrosanto a la vida y corroe los fundamentos mismos de toda convivencia civil”. En ocasión de su habitual saludo al cuerpo diplomático, en enero de 2006, el Papa refirió al “…contexto mundial actual, en el cual sin duda se ha vislumbrado el peligro de un choque de civilizaciones. El peligro se hace más agudo por el terrorismo organizado, que se extiende ya a escala mundial”. Entre sus causas, el Papa aludió a “aberrantes concepciones religiosas” y agregó que “ninguna circunstancia puede justificar esta actividad criminal, que llena de infamia a quien la realiza y que es mucho más deplorable cuando se apoya en una religión, rebajando así la pura verdad de Dios a la medida de la propia ceguera y perversión moral”. Continuar leyendo