Nació como Steven Demetre Georgiou de un padre greco-chipriota y madre sueca pero adoptó el nombre artístico de Cat Stevens. Con este alias alcanzó gran fama y forjó una leyenda musical extraordinaria. Compuso canciones bellísimas, como “Father and Son”, “Wild World” y “I love my dog” entre muchas otras. En tanto su carrera progresaba, el joven Steven exploraba el budismo zen, el vegetarianismo, la numerología y la astrología. Pero sería finalmente en el Islam donde hallaría su refugio espiritual final.
Su primer encuentro con la religión del profeta Mahoma ocurrió a principios de los años setenta en un mercado en Marrakech, Marruecos, a donde había ido en busca de inspiración. Stevens oyó una bella melodía y preguntó qué música era esa. Le respondieron que era música para Dios. “Nunca había oído nada igual en mi vida”, exclamaría el compositor. “He oído hablar de la música de alabanza, de aplauso, por el dinero, pero esto era música que no buscaba recompensa sino de Dios. ¡Qué maravillosa declaración!”.