Es notable el peso que el sciolismo ha dado a la futura política cambiaria en la campaña electoral. Eso es particularmente extraño cuando su propuesta es tan poco sólida e incluye además formulaciones contradictorias entre Daniel Scioli y sus economistas.
Así, en tanto se atribuye a uno de sus referentes abogar por una devaluación inicial —vía microdevaluaciones aceleradas— de 10%-15% para recuperar aunque sea el retraso cambiario adicional incurrido en 2015, el propio Scioli anunció que el tipo de cambio será de $10 en enero próximo. Igualmente contradictorio, el candidato oficialista atacó una supuesta intención de endeudamiento de la oposición, pero prometió 20 mil millones de dólares de reservas en marzo con base en préstamos bilaterales que, además, de existir, son generalmente de corto plazo y caros. Basta recordar el costo de las dudosas colocaciones de bonos en Venezuela durante el Gobierno de Néstor Kirchner.
Si nos abstraemos de estas confusiones, la propuesta cambiaria de Scioli-Bein es mantener el cepo o los controles de capitales y continuar con el sistema de microdevaluaciones, pero, a diferencia de la situación actual, a un ritmo superior al aumento de precios. Complementariamente, no considera urgente llegar a un acuerdo con los holdouts ni acceder a financiamiento externo de los mercados. Continuar leyendo