Contra la creencia más generalizada, no hubo en la década pasada, o más, desde 2001, desendeudamiento del Tesoro nacional. Una mirada cándida de las estadísticas oficiales muestra que la deuda bruta nominal del Tesoro pasó de 144 MM en 2001 (fin de año) y Dls 179 MM en 2003, a Dls 203 MM en 2013.
Impactante como es este hecho, requiere sin embargo, algunas correcciones para a un juicio más preciso. En primer término, a la deuda de 2013 deben agregarse Dls 3.5 MM adicionales reconocidos (en el acuerdo de 2004) al Club de París, los títulos entregados a Repsol (estatizada en 2013) por Dls 6 MM, la deuda por capital e intereses con los holdouts dDls 12 MM y sus intereses punitorios, estimados en Dls 12 MM. Con esos agregados, la deuda del Tesoro a fines de 2013 asciende a Dls. 237 MM.
Segundo, se escucha con frecuencia que la deuda intra sector público –Dls 121 MM en 2013- no debe computarse para analizar el desendeudamiento. Pero una parte importante de esa deuda –Dls. 74.3 MM – es con el Banco Central, por adelantos transitorios y por el uso de reservas a cambio de de Letras Intransferibles, operaciones que han deteriorado severamente el Patrimonio del Banco Central, la institución financiera más creíble del Estado, y aumentado drásticamente todos los cálculos del dólar (de cuenta) convertibilidad.
En particular, la deuda en Letras es de Dls 43 MM, 8 % del PIB. La futura administración no podrá utilizar superávit fiscal para cancelarlas, cuando heredará déficit fiscales de más de 5 % del PIB en 2014 y 2015. Deberá sustituirlas por títulos negociables que el Banco Central podrá vender a medida que aumente la demanda de activos argentinos y baje el riesgo país, con lo que esta deuda volverá a tener como acreedor al sector privado, y quitará espacio a emisiones del Tesoro para financiar sus vencimientos y déficit remanentes.
Y si, como se pretende, se excluye del análisis la deuda con el Banco Central, con seguridad que sí entonces hay que computar la deuda del Banco Central –Lebac y Nobac- emitida para neutralizar parte de los adelantos transitorios y la adquisición de divisas entregadas al Tesoro. Esa deuda era de Dls 16 MM en 2013 , y es ya ahora de Dls. 28 MM. Es de muy corto plazo -120 días de duration- y sus intereses representan ala ritmo actual más de 1 % del PIB de gasto cuasifiscal.
El resto de la deuda intra sector público es principalmente con la ANSES. Pero no está claro que sus compromisos financieros presentes – incluyendo los juicios pendientes de pago – y futuros –aumentados por las nuevas masivas moratorias previsionales – , le permitan mantener esos activos hasta su vencimiento. De no poder, esos títulos también volverán a tener el sector privado como acreedor. Incluso recientemente ANSES ya ha estado vendiendo títulos del Tesoro en dólares como parte de los intentos de estabilización cambiaria.
Aun así, excluyendo toda la deuda intra sector público –Dls. 121 MM en 2013- y también la deuda con agencias internacionales, , la deuda con el sector privado pasó de Dls MM 106 en de 2001 y Dls 143 MM en 2003, a Dls 101 MM en 2013, una disminución de solo Dls. 42 MM. Pero en 2014 y 2015 el déficit del Tesoro acumulará, entre ambos años, no menos de 11 % del PIB, es decir unos Dls. 57 MM. Si se supone que no menos de la mitad de ese monto es financiada con deuda colocada en el sector privado, el total de la misma aumentará en otros Dls. 29 MM, alcanzando a Dls. 130 MM, es decir un valor solo Dls 13 MM inferior al de 2003, y muy superior al de 2001.
Esta reducción de la deuda con el sector privado es tanto más modesta aún si se considera que entre 2004 y 2013 hubo reducciones en el valor nominal de la deuda con el sector privado por Dls 63 MM como resultado del no reconocimiento de intereses y de las quitas nominales de los canjes, así como por el pase a ANSES de los títulos públicos que tenían las AFJP estatizadas.
Dos conclusiones se imponen entonces. Primero, que en lo que concierne a la deuda del Tesoro Nacional con el sector privado hubo disminución por quitas y estatizaciones, pero no por cancelaciones netas. Segundo, que el endeudamiento público con el sector privado en 2013 es casi el doble del computado –no 10.8 % del PIB sino 19.4 % -, llegará con toda probabilidad a 25 % en 2015 y existen frentes que presionan para ulteriores aumentos.
Países con mercados financieros y de capitales pequeños y de baja monetización solo toleran deuda pública por porcentajes reducidos del PIB y vencimientos anuales moderados, en previsión de posibles cierres sistémicos de los mercados internacionales de capital. Ello se agrava en la situación actual de Argentina por la reticencia a utilizar endeudamiento con organismos multilaterales, que por imperfectos que sean están para atender las necesidades de sus países miembros en caso de emergencia.
Entretanto, es importante que el Gobierno futuro reconozca la situación heredada de deuda y que en la negociación que concrete el actual con los holdouts a partir de enero de 2015 –y en otras que surjan (CIADI, OMC, no tratados acá)- se ofrezca un perfil de pagos que no ponga en riesgo la estabilidad financiera de los años próximos
Dos aclaraciones finales. No hemos considerado en esta nota las disminuciones de valor presente de la deuda que produjeron los canjes, pero la misma se diluyó con la extraordinaria liquidez y bajísimas tasas de interés que hace años caracterizan los mercados internacionales. Por otra parte, tampoco hemos considerado el valor residual de los cupones PIB, que potencialmente podrían alcanzar a Dls 13 MM.