Fidel, el discípulo de Stalin

Para todos los cubanos que nacimos post-revolución, previo al primero de enero de 1959, no había nada en Cuba, todo era un desastre moral y económico. Entonces llegaron los Castro al poder y desde el mismísimo 8 de enero todo quedó como lo conocemos. Difícilmente un cubano nacido después de 1960, tenga idea de que fue un proceso violento y suspicaz, donde el comunismo se fue apoderando de todo. En lo personal, desconocía que existían otros comandantes, o cubanos que lucharon con todo merito contra la dictadura de Batista. Para mi generación estaba Fidel, Camilo y el Che, cual trilogía, donde evidentemente desapareció el hijo, el espíritu santo y quedo solo el padre, Fidel Castro.

Hace poco mas de un mes visitaba junto a Tomas Guanipa, diputado de la Asamblea Nacional Venezuela, a uno de esos “rebeldes borrados”. En medio de la charla, Guanipa dirige una pregunta hacia mi “¿Cómo es posible que en Cuba no todos conozcan a Huber Matos?“. Es un hecho ante todos evidente, pero en mi caso solo atiné a responder: ” Hay una foto que yo he visto miles de veces, no te puedo decir cual, que creo debería estar Huber”. La charla, vaya coincidencia fue el 8 de enero pasado. Ese día entraba Camilo Cienfuegos, Fidel Castro y Huber Matos a La Habana, pero de 1959.

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Camilo, Fidel y Huber de izquierda a derecha.

Por supuesto que la foto anterior la he visto luego de salir de Cuba, pero esa no era la foto en cuestión. En mi mente resonaba otra mas conocida. Había otra foto que como respondí a Guanipa “la he visto miles de veces”. !Vaya regalo! Cuando llego a mi casa y entre papeles, veo la foto.

Billete Un Peso Entrada Habana Fidel SF

Cuba – Billete de un peso que conservo.

No siendo suficiente con seguir a Stalin, el los jerarcas del PCC (Partido Comunista de Cuba) han querido emular a Joseph Goebbels, ministro de propaganda e información del Nacional Socialismo de Adolf Hitler.

En la foto mas reproducida en Cuba, la que más ha circulado en los últimos 50 años, han borrado al tercer hombre, y héroe de la revolución, Huber Matos. Camilo Cienfuegos, lo han puesto a la izquierda, simulando ser él, pero sin su sombrero característico. Y finalmente para rematar, han subido a Fidel Castro a un tanque de guerra, cuando en realidad han llegado a La Habana en un minúsculo Jeep descapotable.

¿Cuántos “logros de la revolución” han sido manipulados descaradamente? ¿Cuántos viajan al “paraíso” y vuelven desilusionados por la realidad? Así, las cosas en la isla. Aún esta por verse la verdadera historia.

El error de Raúl en la Celac

La Celac me ha dejado un gusto, así como a “no sé qué”. Es impactante ver como un puñado de presidentes latinoamericanos elegidos “democráticamente” y otro grupo de funcionarios elegidos “burocráticamente” le dan apoyo a la junta militar que gobierna en Cuba. Pero como todo en Cuba, ¡sólo fue un show!

El show tiene actores de reparto y actores principales. Los actores principales, tomaron sus aviones de regreso. Pero los actores de reparto, los cubanos de a pie, estarán durante semanas bajo el efecto del evento. Ahora mismo deben estar en sus casas contándole a toda la familia, vecinos y amigos del bario de… ¿de la Celac? No, no, no. ¿De que conocieron a la Kirchner? No, mucho menos. Quien crea que hablarán de esos temas es porque no tiene la más minima idea de la realidad cubana, pues ellos hablarán solamente de la comida.

Hoy Yohandry (*) ya está en casa, sentado con el familión alrededor de la mesa, plena noche, quizá bajo la penumbra de un apagón. El tema abre con los muslos de pollo que se han comido, al arroz con gris que se podía servir más de una vez y sobre todo que, el día martes, como estaba lleno de extranjeros, las raciones eran más grandes: “Oye, me tocó un clase de pedazo de pechuga, que pa’ que digo!”. Iroel (**) en su casa va más allá. Cuenta que los extranjeros apenas comían y los muy tontos sólo se preocupaban por intercambiar tarjetas y correos electrónicos “mientras yo estaba dándome tremendo atracón”.

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“Mister presidente, my name is Raúl Castro…”

El encuentro entre Raúl Castro y Barack Obama no fue casual. Obama sabía quiénes estaban presentes y por ello su discurso fue claro: “muchos lideres hablan de la solidaridad de Madiba y su lucha por la libertad, pero no toleran lo mismo para su propio pueblo”. Esas palabras estaba dirigidas al puñado de dictadores que se sabía estarían presentes. De seguro que las negociaciones previas, principalmente de parte del equipo de ceremonias de Obama fueron rigurosas pues todos saben que un encuentro, una foto, significa mucho. No contaban con que Raúl Castro quería esa foto, estaba desesperado por esa foto, pues sería su única oportunidad y quizá la última.

El lugar por donde subiría el presidente de los Estados Unidos era un detalle conocido de antemano por los anfitriones, a quien quizá, haciendo uso de su prolongada amistad, acudió Castro a fin de situarse en medio del camino. Con el lugar elegido, necesitaba “algo” o alguien para llamar la atención. A fin de cuenta Raúl siempre necesito de su hermano Fidel para llamar la atención sobre él.

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Videla, Galtieri, Bignone y Fidel: hermanos de sangre

“El más cálido reconocimiento a Cuba y a su presidente, Fidel Castro

General Reynaldo Bignone

1983, Cumbre de los No Alineados, Nueva Delhi

El insólito apoyo de Fidel Castro a la dictadura Argentina, durante años no sólo que fue efectivo, sino que todos sus seguidores lo han mantenido bajo el tapete. La clave de esta amistad fue “trigo, favores e izquierdos humanos”. Era un triangulo amoroso formado por el régimen comunista de la URSS, la dictadura de derecha en Argentina, y la dictadura de izquierda impuesta en Cuba. Corrían los fines de los 70 y la URSS se enfrascó en una guerra. El imperio “bueno” invadía Afganistán, por lo que en respuesta a ello se le impuso un embargo comercial, principalmente de alimentos. Por aquel entonces, la producción de trigo en Argentina representaba un alto porcentaje del mercado mundial.

Al mismo tiempo, el régimen de facto militar temía la condena y aislamiento sufrido por la dictadura de Pinochet. A inicio de los años 80, ya tenían conocimientos de que la administración de Carter, por entonces presidente de Estados Unidos, estaba impulsando una condena por violaciones a los derechos humanos en la ONU. Era conocida por todos la enemistad pública entre los comunistas de la URSS y los militares argentinos, pero no imaginaban ellos que tendrían un amigo en común, Fidel Castro.

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