La visita del Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, a la República Argentina tiene un significado muy especial después de una década de pobrísimas relaciones bilaterales, las que nos perjudicaron enormemente teniendo en cuenta que se trata de una de las más importantes potencias del mundo, por lo que hemos desperdiciado a lo largo de estos años valiosas oportunidades tanto de inversión extranjera en nuestro país como de intercambios de mutuo beneficio.
Este hecho se trata de algo mucho más importante que un significativo gesto por parte de uno de los más influyentes líderes mundiales, ya que, sumado con las visitas de otros mandatarios de sólidas democracias –como fueron los casos de François Hollande y Matteo Renzi- quedó demostrado que la Argentina ha cobrado desde el 10 de diciembre de 2015 una nueva dimensión geopolítica, habiéndose convertido ahora en una nueva tierra de oportunidades.
Más allá de su evidente relevancia, cabe destacar algunos de los más importantes aspectos de esta visita puesto que, como se verá, lejos estará el Presidente Obama de ser un turista de paseo.
Uno de los principales ejes del encuentro presidencial será el comercial, lo que queda reflejado en los 400 empresarios y jefes regionales de compañías estadounidenses en América Latina que acompañarán al jefe de estado norteamericano en su comitiva, lo que puede proyectarse como muy probables inversiones en nuestro país, generando nuevos empleos y ocupando así a más trabajadores. Se hablará de una apertura transparente de la Argentina, en busca de la mayor competitividad de nuestros productos y el progreso de nuestros ciudadanos.
Además del comercio bilateral, serán protagonistas los asuntos relacionados a la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, tanto internacional como de estado, y como saben todos, se ha llegado de antemano a un acuerdo mediante el cual el Presidente Obama se comprometió a la desclasificación de documentos norteamericanos de la época de la dictadura argentina, algo ciertamente histórico que manifiesta un real compromiso de ambos gobiernos por la búsqueda de la verdad.
Una visita de tamaña importancia no debe tomarse solo como un hecho aislado y más aún cuando se da a poco más de los primeros 100 días del Presidente Macri a cargo del ejecutivo, se trata de un hecho que exhibe en su interior el regreso de la Argentina al mundo, dejando este último de ser una amenaza constante, un enemigo al cual evitar, para convertirse en nuestro máximo aliado, no para dominarnos, sino para que de igual a igual se conviertan en nuestros compañeros en la búsqueda del progreso de nuestras naciones; no se trata de ninguna receta mágica, simplemente hablamos de expandir nuestras fronteras, de ampliar nuestros mercados potenciando así nuestras posibilidades.
En nuestras manos está la enorme oportunidad de ser parte del futuro y reponer a la Argentina en la posición que alguna vez ocupó y tanto se merece, tenemos todo lo necesario para hacerlo y el mundo nos está mirando con entusiasmo. Lo que está ocurriendo en el plano internacional pone en evidencia que, pese a la tremenda herencia recibida, podemos recuperarnos e insertarnos en el desarrollo, lo que se traduce simplemente en menos pobreza y mejor calidad de vida para los argentinos, lo que al fin y al cabo es lo que realmente importa.