Durante años distintos gobiernos mantuvieron, alentaron y acrecentaron una eterna injusticia social que ha sufrido nuestro país, pero sobre todo en el interior, al que represento: una distorsión tarifaria con una clara finalidad política, que, en detrimento de las ciudades más necesitadas, favorecía a uno de los distritos con mayores ingresos del país.
No se me escapa que los bajos salarios y la falta de oportunidades laborales fueron compensadas con subsidios que no solucionaron el verdadero problema de los trabajadores tanto de Buenos Aires como del interior, fruto de tanto tiempo con gobiernos que han desalentado la iniciativa privada y el emprendedurismo, por supuesto, debido a la descomunal corrupción que azotó a la Argentina. Hay que tener en claro entonces que, debido a ello, muchos ciudadanos requieren hoy de una ayuda social para, entre otras cosas, transportarse. Pero, teniendo en cuenta que los subsidios se traducen en dinero, que este no es infinito y que, sobre todo, son pagados por todos y cada uno de los argentinos a través de nuestros impuestos, estos deben ser utilizados con un gran sentido de justicia, equidad y prudencia.
Dicho esto cabe preguntarse: ¿Eran justas las tarifas y sus respectivos subsidios en el área metropolitana? Y sobre todo, ¿a qué criterio respondían? Continuar leyendo