Transporte y populismo tarifario

Durante años distintos gobiernos mantuvieron, alentaron y acrecentaron una eterna injusticia social que ha sufrido nuestro país, pero sobre todo en el interior, al que represento: una distorsión tarifaria con una clara finalidad política, que, en detrimento de las ciudades más necesitadas, favorecía a uno de los distritos con mayores ingresos del país.

No se me escapa que los bajos salarios y la falta de oportunidades laborales fueron compensadas con subsidios que no solucionaron el verdadero problema de los trabajadores tanto de Buenos Aires como del interior, fruto de tanto tiempo con gobiernos que han desalentado la iniciativa privada y el emprendedurismo, por supuesto, debido a la descomunal corrupción que azotó a la Argentina. Hay que tener en claro entonces que, debido a ello, muchos ciudadanos requieren hoy de una ayuda social para, entre otras cosas, transportarse. Pero, teniendo en cuenta que los subsidios se traducen en dinero, que este no es infinito y que, sobre todo, son pagados por todos y cada uno de los argentinos a través de nuestros impuestos, estos deben ser utilizados con un gran sentido de justicia, equidad y prudencia.

Dicho esto cabe preguntarse: ¿Eran justas las tarifas y sus respectivos subsidios en el área metropolitana? Y sobre todo, ¿a qué criterio respondían? Continuar leyendo

La pobre política de la dependencia estatal

Durante los últimos 12 años gobernó al país el oportunismo, el clientelismo y el populismo. Esto no es una simple opinión, es un hecho y queda demostrado por los números, que dan cuenta de que la pobreza actual es consecuencia de las decisiones políticas tomadas en la última década, basadas en medidas que no resuelven los problemas estructurales, sino que aparentan una mejoría que no es real.

Mientras para publicidad de los actos de Gobierno se destinan 1814 millones de pesos anuales, solo 476 millones fueron designados para la realización de las tan necesarias obras hídricas que hubiesen evitado la pérdida de más de mil millones de pesos tan solo en el sector agrícola bonaerense, sin contar las miles de familias que perdieron absolutamente todo. Mientras que en Aerolíneas Argentinas y Fútbol para Todos -empresas que podrían generar enormes ganancias con una óptima administración dentro del ámbito estatal- se gastan 4544 millones de pesos y 1742,7 millones de pesos anuales respectivamente, en la urbanización de villas se destinan 1641 millones.

Jamás se pensó en mejorarle la vida a la gente, se utilizaron los recursos de una de las épocas de mayor bonanza para nuestro sector productivo en “pintar una casa sin cimientos”, brindar nuevos servicios dignos de países desarrollados en un país que apenas logró recuperarse de la crisis del 2001, pero sin expandir su capacidad productiva, generándose empleo público como nunca antes en nuestra historia, sin alentar al emprendimiento privado. Esto llevó a que se gastara más de los que se producía, lo que tuvo como consecuencia un déficit fiscal financiado con el más tramposo de los impuestos que un gobernante puede imponer: la inflación. Continuar leyendo