La urgencia de contar con una política de Estado sobre el Alzheimer

En octubre de 2014, se publicó en esta misma sección una nota de mi autoría referida al Alzheimer en la que explicaba la importancia de que el foco sobre dicha afección esté puesto en su prevención y tratamiento temprano.

En esa oportunidad mencioné también que había presentado un proyecto de ley ante la Honorable Cámara de Diputados de la Nación proponiendo la creación de un plan nacional para la enfermedad de Alzheimer y otras demencias. Dicho proyecto, cuyo número de expediente es el 1738-D-13, obtuvo media sanción en diciembre de 2014 y está esperando ahora ser tratado en el Senado para su sanción definitiva.

La mención a estos antecedentes viene a colación de la nota titulada “El drama cotidiano del Alzheimer a través de historias mínimas” publicada en Infobae el pasado 11 de abril. En dicha nota se reproduce la entrevista realizada al británico Nelson Dellis, a quien se podría definir como un “experto en memoria”, en la que da su opinión acerca de cómo prevenir el Alzheimer, poniendo el foco en la importancia de ejercitar el cerebro y llevar una vida activa y saludable para mantener y potenciar la reserva cognitiva de una persona a lo largo de los años.

Debido a los avances en el campo de la salud, los seres humanos hemos aumentado nuestra expectativa de vida, y en consecuencia, cada día tenemos un número mayor de personas que superan los 65 años, o sea, en la etapa de mayor exposición a la demencia. Y según diversas estimaciones, llegado el año 2050, uno de cada cinco argentinos tendrá 65 años de edad o más.

El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa cerebral primaria, que afecta de manera progresiva la capacidad para aprender y recordar, como así también el lenguaje y la función ejecutiva, llevando a las personas a depender parcial o completamente de quienes la rodean. Por lo tanto, constituye una de las problemáticas de salud más importantes, por las tasas de crecimiento que presenta, el problema social que acarrea y el gasto económico que produce para las familias y el Estado.

La magnitud y la silenciosa virulencia con que la enfermedad de Alzheimer ataca, hace que resulte imperioso contar con las políticas de Estado necesarias para combatirla. Es por ello que será central que el Honorable Senado brinde sanción definitiva a esta iniciativa, para que de una vez por todas, Argentina pueda contar con una ley que contemple integralmente la prevención y tratamiento de un mal que afecta a millones de personas en el mundo, de las cuales 500.000 viven en Argentina.

Alzheimer: el foco debe estar en la prevención y el tratamiento temprano

La Organización Internacional de la enfermedad del Alzheimer estimó en 2013 que 44,4 millones de personas sufrían la demencia y que cada año se sumarán 7,7 millones de nuevos casos. Ello implica que habrá un nuevo caso de demencia en algún lugar del mundo cada cuatro segundos. Entre dichos casos, los afectados por la enfermedad de Alzheimer representarán entre un 60% y un 70% de la totalidad.

Nuestro país no es una excepción, ya que según los números informados por el Dr. Facundo Manes, director del Instituto de Neurociencia de la Fundación Favaloro, en el año 2012, 400 mil personas padecían de Alzheimer en Argentina. Estos datos son motivo suficiente para poner a la demencia y, en particular, a la Enfermedad de Alzheimer, en la agenda pública y política de nuestro país.

Debido a los avances en el campo de la salud, los seres humanos hemos aumentado nuestra expectativa de vida, y en consecuencia, nuestras sociedades han sufrido un envejecimiento demográfico. Por lo tanto, cada día tenemos más personas dentro del grupo etario más expuesto a sufrir demencia (mayores de 65 años). Y según indican diversas estimaciones, para el año 2050, uno de cada cinco argentinos tendrá 65 años de edad o más.

El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa cerebral primaria, que afecta de manera progresiva la capacidad para aprender y recordar, como así también el lenguaje y la función ejecutiva, llevando a las personas a depender parcial o completamente de quienes la rodean. Por lo tanto, constituye una de las problemáticas de salud más importantes, por las tasas de crecimiento que presenta, el problema social que acarrea y el gasto económico que produce para las familias y el Estado.

Ante este escenario, es esencial que los tratamientos de este tipo de enfermedades sean oportunos (lo más temprano posible), adecuados (mediante fármacos apropiados) y accesibles (al alcance de todos los enfermos). Esta es la razón por la cual, he presentado un proyecto de ley proponiendo la creación de centros para la prevención, diagnóstico y tratamiento de la enfermedad de Alzheimer y otras demencias, compuestos por equipos multidisciplinarios de médicos clínicos, neurólogos, psiquiatras, psicólogos y asistentes sociales.

Todas estas medidas ayudarán a demorar la evolución de la enfermedad mediante el cumplimiento de una etapa preventiva. De esta forma los controles periódicos y el diagnóstico precoz serán determinantes en el tratamiento de las personas a las cuales se les detecte la enfermedad en una etapa inicial. Asimismo, todo este tratamiento temprano ayudará a que exista mayor planificación económica y emocional, que permita brindar una mejor calidad de vida para los pacientes y sus familiares.

Para finalizar, considero prudente insistir en que la demencia no es un paso normal en el proceso de envejecimiento humano, sino que es una afección que debe ser atendida, y para la cual el Estado debe contar con los recursos necesarios para su diagnóstico y tratamiento. Ello es una obligación moral y también debe ser un derecho correctamente reconocido y protegido por nuestra ley.