La grave situación que atraviesan los productores frutícolas rionegrinos exige que se busquen soluciones extraordinarias para sostener el sistema integral de una actividad regional que es motor de la economía.
Esto implica el desarrollo de un programa regulado por las exigencias de la propia actividad, donde tanto el Gobierno nacional como el provincial aporten los recursos financieros teniendo en cuenta que las reglas de juego impuestas por el Estado nacional son las que causan el mayor daño.
Las políticas del Gobierno nacional han dejado al sector productivo-exportador con márgenes de rentabilidad negativos. Además, las demoras en destrabar el conflicto con Brasil retrasaron las operaciones comerciales y provocaron pérdidas millonarias que deben ser absorbidas por el sector frutícola.
Hay que decir que los pequeños y los medianos productores perciben desde hace varios años valores que rondan el 60 % del costo de producción de sus peras y sus manzanas, es decir, todos los años pierden rentabilidad. A esto se suman los bajos volúmenes de fruta comercializada este año, la pérdida de miles de kilos de fruta en las chacras y la falta de transparencia en las operaciones comerciales que sigue perjudicando a los productores. Continuar leyendo