La recta final de la campaña electoral tiene como telón de fondo a intensas manifestaciones de lucha entre la juventud secundaria y universitaria, a escala nacional. Los secundarios de la Capital protagonizan un gran movimiento contra la tentativa de liquidar las conquistas de la enseñanza media en este distrito, para imponer una secundaria degradada en sus títulos y contenidos. Por indicación del Ministerio de Educación kirchnerista, el macrismo quiere avanzar en la llamada “educación permanente”, la doctrina del Banco Mundial que, desde los años ’70, pretende “adaptar” al sistema educativo a las condiciones del derrumbe capitalista.
En Tucumán, una reacción estudiantil relacionada con la inseguridad cotidiana (abusos sexuales a estudiantes en las inmediaciones de la universidad) ha llevado a una escalada de tomas de facultades, que cuestiona el derrumbe más general de la UNT. Más aguda aún es la crisis en La Rioja, donde el despido de docentes cesanteados desató una rebelión universitaria que no concluyó siquiera con la renuncia del rector. El domingo pasado, estudiantes, docentes y toda una parte del pueblo llevó adelante la manifestación popular más importante de los últimos cuarenta años en la provincia. El “riojanazo” denunció a una camarilla universitaria que maneja desde hace décadas un presupuesto cuantioso, pero sólo para multiplicar las cajas paralelas, el entrelazamiento con capitalistas privados y la precarización laboral de docentes y no docentes. Ni qué decir que ese “modelo” tiene su principal expresión nacional en la UBA: la asamblea universitaria que elegirá su rector volverá a silenciar el desfalco cotidiano que se lleva adelante en la más grande universidad del país. Pero también acá hubo un sólido pronunciamiento de la juventud, con las victorias de la izquierda en 8 de las 13 facultades de la UBA.