El fiscal de Casación Javier de Luca, integrante de la agrupación judicial ultrakirchnerista Justicia Legítima, será recordado como el magistrado del Ministerio Público que cerró definitivamente la denuncia del malogrado Natalio Alberto Nisman, cuando dictaminó en contra de seguir investigando la hipótesis delictiva sostenida procesalmente por sus colegas Gerardo Pollicita y Germán Moldes.
Sin embargo, las citas periodísticas respecto del fiscal militante no se detuvieron en aquella decisión cancelatoria de la investigación intentada por otros tres fiscales de la nación.
Hace algunos días, De Luca volvió a ser noticia. Dijo el fiscal que: “Es inhumano exigir una conducta diferente al cónyuge del adicto que intenta ingresar estupefacientes para su pareja. Como se dijo, se la pone en la disyuntiva de acceder al pedido del adicto o poner en peligro la relación, lo cual muchas veces significará perder la principal fuente de ingresos en el medio libre”.
Es decir, ingresar drogas a un establecimiento carcelario para suministrárselas a un interno es un acto de amor, no un delito. Continuar leyendo