¿Dónde quedaron aquellos tiempos de gloria de nuestras universidades públicas? Aquellas épocas doradas, que en el pasado ya lejano dieron a luz a grandes hombres que obtuvieron máximos galardones. Carlos Saavedra Lamas (Nobel de la Paz, 1938), Bernardo Alberto Houssay (Nobel de Medicina, 1947), Luis Federico Leloir (Nobel de Química, 1970), Adolfo Pérez Esquivel (Nobel de la Paz, 1980) y César Milstein (Nobel de Medicina, 1984). Todos ellos, sin excepción, egresados de la UBA y de la Universidad de la Plata.
Si la educación es el pilar fundamental para el desarrollo sostenido de una nación, ¿por qué entonces no hacer hincapié en ella? No basta sólo con elevar el presupuesto en educación. Hay que invertirlo eficientemente. Y si no miremos a India y Singapur, que sólo invierten el 3,3 % de su PIB obteniendo grandes resultados, en contraposición a Cuba, que con una inversión del 12,9% de su PIB, sigue siendo uno de los países menos desarrollados.