Consecuencias políticas del veto

Parecería que las leyes laborales signan a los gobiernos democráticos de los últimos años. Ley Mucci, Banelco, ahora, ley veto, dado que la ley antidespidos terminó en el primer veto del presidente Macri. Lo cierto es que nunca el resultado de una decisión política es inocuo. La ley Mucci esencialmente buscó un reordenamiento para acotar el poder sindical del peronismo. Raúl Alfonsín debió, luego de este intento frustrado, concretar un pacto social dándole al sindicalismo el Ministerio de Trabajo: Carlos Alderete surgió de este acuerdo. La ley Banelco, o llamada de precarización laboral, mostró la fractura expuesta de la deshonra en el Senado de la nación, luego de que el sindicalista Hugo Moyano lo denunciara contando lo dicho por ex ministro Alberto Flamarique, con lo que enlodó para siempre al Gobierno de Fernando de la Rúa.

Con los presidentes Kirchner no hubo ley de por medio; algunos se fueron de entrada (Luis Barrionuevo), otros luego (Hugo Moyano), por el ninguneo en el manejo de los dineros de las obras sociales y la escasa presencia de representantes obreros en las listas de diputados nacionales.

La ley vetada esta semana no terminaba de convencer, como ya lo he mencionado, al sindicalismo en general. La preocupación pública de los actores sindicales quedó expuesta en los seis puntos que acordaron las tres cegetés y las dos centrales sindicales, leídos por Juan Carlos Schmid en el multitudinario acto del 29 de abril pasado. Continuar leyendo

Cómo ve el sindicalismo al gobierno de Macri

El sindicalismo argentino va camino a su unidad, no en coche a su muerte. La división que hoy ostenta no significa que haya perdido sus reflejos ni sus modales. Jamás, de haber ocurrido, hubiese permitido que un presidente le faltase el respeto. Pero el presidente Mauricio Macri no incurrió en ello. El lunes pasado, corriendo el Gobierno tras la ley antidespidos, convocó de urgencia, como se sabe, a empresarios y sindicalistas. Macri conversó con ellos y los invitó al salón donde aguardaba el empresariado. Cuando el Presidente se retiró, los sindicalistas conversaron y llegaron a la conclusión de que debían acompañarlo. Se pararon y cuando iban hacia el Salón Blanco, el acto había concluido. Es más, cuando un grupo de ellos (Armando Cavallieri, Roberto Fernández, Guillermo Pereyra y Carlos West Ocampo) se retiraba, los divisó Macri, quien estaba junto al presidente de Paraguay,  se los presentó, sacaron fotos y demás.

Anécdota de por medio, lo cierto es que con Mauricio, así lo llaman, son viejos conocidos. Creen que la mejor definición sobre el tema de la semana (ley antidespidos) la generó el ex presidente Eduardo Duhalde: “Hacen un maremoto en una palangana”. Entienden que habrá ley, habrá veto parcial y mucho ruido en todas estas horas por la enorme puja política desatada. “Si faltaba algo, también se cuela el fútbol”, asegura mi interlocutor, excelente analista de esta realidad, hombre del sindicalismo que ha transitado muchas batallas en muchos Gobiernos. Inmediatamente agrega: “El peronismo no es alternativa, debe entender que perdió y darse una profunda autocrítica que le llevará mucho tiempo. Su liderazgo está absolutamente vacante. Y, por el otro lado, tenemos un Gobierno que no encuentra la botonera. Recién en el 2017 se juega la semifinal. Mientras tanto, le vendría bien al Gobierno tener un ministro de Economía”. Antes de dar por finalizada la conversación, me dijo: “Escribí que más allá del resultado de la ley en el Congreso, con o sin veto, ¡no habrá paro general!”. Continuar leyendo