Hace pocas horas, en forma inadvertida se conmemoraron los 204 años de la creación de nuestra bandera nacional. Manuel Belgrano, al igual que aquellos hombres de mayo, pertenecieron a una generación con decisión y claridad, pero principalmente con subordinación de lo personal en pro del ideal patriótico. Como dijo José Ingenieros: “No es hasta dónde se va, sino hacia dónde se va”. Con cariño y respeto hacia Santiago del Moro, me pregunto cómo sería el programa que conduce de altísimo rating con invitados tales como Belgrano, San Martín, Peñaloza, Rosas, Mitre, Sarmiento, Juana Azurduy. Argentina pasó de aquel Gobierno patriótico inicial, por las luchas fratricidas para luego convertirse en república al adoptar para tal fin el sistema democrático y la creación de partidos políticos. Claro que nada fue lo suficientemente progresivo y afianzado. Ya en este camino los fraudes electorales y las interrupciones militares apañadas por la mano de un civil ocuparon todo el siglo XX.
Recién de 1983 a la fecha los Gobiernos (con no pocos cimbronazos) lograron sucederse unos a otros por el voto popular y buscar en la Constitución los remedios a sus males. Sin lugar a dudas esto último es un enorme avance, pero indudablemente si hoy existe al menos una sociedad política intratable, es porque en el camino algo pasó. Seguramente los largos tentáculos de la dictadura militar tendrán mucho que ver, pero han pasado 33 años ininterrumpidos en democracia, hay generaciones nacidas en ella. Los máximos niveles de conducción del trípode de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial vienen siendo ocupados inclusive por hijos de la democracia. ¿La corrupción ha llegado a convertirnos en intratables? Johann Goethe dijo: “El mundo es un texto” y nosotros somos letras de ese texto. Esto debe llevar a preguntarnos cuáles son los errores de la ortografía social, cuáles los de la ortografía política, por qué tantos sujetos tácitos de parte de la justicia. El profesor Pedro Barcia sostiene que la educación hace que las sociedades encuentren su equilibrio. Hoy esto suena a sueño futuro, no a realidad presente. Barcia cree que si recuperamos como sociedad el gracias, el perdón y el permiso, la reconstrucción es posible. Continuar leyendo