Poner el eje en la gestión ambiental

La semana pasada se cumplieron seis años del histórico fallo de la Corte Suprema que ordena el saneamiento de la cuenca Matanza-Riachuelo. Lamentablemente, no escuchamos pronunciamientos de ningún funcionario del Gobierno de la Ciudad que rinda cuentas sobre el cumplimiento de las obligaciones que el fallo les demanda. No es un tema menor: se trata del corazón mismo del área metropolitana y de la calidad de vida de millones de personas.

El Gobierno porteño debería explicar, en primer lugar, porqué se retrasa con sus cumplimientos presupuestarios con la ACUMAR, organismo designado por la Corte para cumplimentar el fallo y compuesto en un 50 % por el Estado Nacional, un 25% por la Provincia de Buenos Aires y un 25% por CABA. En segundo lugar, debe responder por los habitantes de las villas y asentamientos lindantes con el riachuelo, en severo riesgo ambiental, que esperan ser relocalizadas en complejos de vivienda que el PRO no ha terminado de construir a pesar de que se han vencido largamente los plazos. Y finalmente, existen unas 300 empresas de la CABA que continúan sin presentar el Plan de Reconversión Industrial, lo que da cuenta de la falta absoluta de control hacia la contaminación del río.

Como integrante de la Asociación Ciudadana por los Derechos Humanos, una de las organizaciones civiles que constituyen el Cuerpo Colegiado de seguimiento al fallo, puedo afirmar que la gestión del Gobierno de la Ciudad en este punto carece de planificación y evidencia una desidia preocupante.

La recuperación de la Cuenca Riachuelo-Matanza es una oportunidad única para la necesaria equiparación de los barrios del sur con los del norte de la ciudad. Es un paso indispensable para la integración armónica de toda el área metropolitana. Cumplir, como gobierno de la Ciudad, con los objetivos y responsabilidades adjudicados por la ACUMAR es una prioridad absoluta de una gestión que tenga como horizonte mejorar la calidad de vida de los vecinos y vecinas.

Ello implica coordinar y concretar con ACUMAR gestiones y programas relativos al ordenamiento ambiental de la cuenca, el monitoreo de la salud de los habitantes, la urbanización de las villas, la construcción de viviendas, el proceso participativo para realizar las relocalizaciones necesarias y el cumplimiento planes de reconversión industrial a los estándares de emisión adecuados.

Más allá de los bonitos anuncios electorales sobre la “Ciudad Verde”, hasta hoy no vimos nada de eso. Lo mismo sucede con el incumplimiento de la Ley Basura Cero, la ausencia de una estrategia urbana que frene las construcciones no armónicas en barrios sobrecargados de cemento, el reciente intento de convertir la Reserva Ecológica en un basural y los emprendimientos privados en parques y plazas públicas sin consultar a los vecinos.

Para avanzar hacia una Buenos Aires en la que todos y todas vivamos mejor, hay que superar la actual dicotomía Ciudad-Nación, dejar de pasarse la pelota de las responsabilidades no resueltas y construir y articular desde una mirada amplia el diálogo necesario para cumplir con una gestión plural y eficaz.

Pero el diálogo al que hago referencia debe superar las meras buenas intenciones y plasmarse en logros concretos. Un avance en ese sentido fue sin dudas la inauguración de la Autopista Illia, fruto del trabajo conjunto entre la Ciudad y el Estado nacional. Sin embargo, en materia ambiental, los incumplimientos con el saneamiento de la Cuenca del Riachuelo y con la Ley de Basura Cero por parte del PRO no pueden caer siempre en la excusa del “no me dejan”. La Ciudad paga por cada tonelada de basura 1400 pesos, mientras que otras ciudades, como Córdoba, pagan menos de 200 pesos. Nadie los obliga. El problema actual es que se considera a la recolección de basura como un negocio privado del que sacar una tajada antes que como un servicio público.

Hay mucho para hacer. Es posible incrementar los espacios verdes de la ciudad incorporando tierras vacantes pertenecientes al Estado Nacional y las franjas costeras del Río de la Plata y del Riachuelo. Es urgente también priorizar a aquellas empresas que garanticen sustentabilidad ambiental para las compras y contrataciones por parte del GCABA, y cumplir con el ahorro del agua y el estimulo a las energías limpias en el marco de los compromisos para reducir los efectos del Cambio climático al que adhieren las grandes ciudades del mundo.

Durante mi mandato como legisladora, impulsé una normativa obliga al ejecutivo a presentar una Evaluación Ambiental Estratégica que considere las obras proyectadas en cada barrio y comuna de acuerdo a su sustentabilidad, dándole voz a los vecinos y sus organizaciones civiles. La reciente aprobación del Parque de la Estación en Once es un logro que convertimos en ley a partir de la iniciativa de los habitantes del barrio, aprovechando terrenos ferroviarios vacantes.

Cuando ponemos el eje en la gestión ambiental estamos defendiendo la calidad de vida de todos y todas. Una gestión ambiental con perspectiva metropolitana, diversa e inclusiva y no discriminatoria puede recomponer, recuperar y preservar los recursos naturales y patrimoniales de la Ciudad. Y trabajar para el desarrollo económico sustentable no sólo para el presente, sino también para las generaciones futuras.

Una estrategia que elimina barreras

El Observatorio de Derechos de Personas con Discapacidad fue creado por decreto del Poder Ejecutivo de la Nación en el año 2011, en cumplimiento del mandato de la Convención de Naciones Unidas en la materia. Tiene por objeto monitorear y hacer un seguimiento de las políticas públicas, tanto nacionales como provinciales y municipales, en la ejecución de esta convención y propiciar y promover la difusión de los derechos de este grupo y el uso de un bagaje de herramientas, tanto del ámbito nacional como el internacional, para defender y garantizarlos en forma adecuada.

La Convención tiene aspectos muy novedosos e interesantes. Por ejemplo, el Comité de Naciones Unidas puede hacer investigaciones de oficio y cada país, a su vez, debe presentarle un informe periódico del estado de situación. También cuenta con el mecanismo de peticiones donde los individuos pueden reclamar ante el Comité por el incumplimiento de sus derechos. Además, en la Argentina existe un sistema interno de protección de derechos por vía de los amparos.

El Observatorio busca impulsar, a través de la difusión de buenas prácticas, el acabado cumplimiento de los derechos de las personas con discapacidad. En esta primera etapa hemos tomado como prioridad la necesidad de crear observatorios en cada provincia. Actualmente existen sólo en Tucumán y San Juan y está en ciernes la creación de uno en la Ciudad de Buenos Aires y otro en Mendoza. Pero tenemos el objetivo central de que haya más observatorios y de fortalecer los vínculos y el intercambio de los actuales grupos de trabajo.

Además de esta línea de acción, de aquí al 2015 nos hemos fijado distintas iniciativas preponderantes. Entre ellas aparece el seguimiento de las políticas de educación inclusiva. Esto significa que no haya ni un solo niño/a o adolescente con discapacidad sin vacantes en la escuela ordinaria. Son sólo pocos los casos de discapacidad mental severa que podrían o deberían justificar el espacio excluyente de la educación especial. Se trata de algo fundamental para remover los obstáculos que hoy existen en otras esferas y sectores. Para lograrlo, necesitamos accesibilidad e interacción con las comunidades pedagógicas. Para llevar esto a cabo, es necesario todo un debate al interior del sistema educativo. Implica, además, no sólo el trabajo desde Ministerio de Educación, sino también la tarea de cada provincia y la responsabilidad de las escuelas.

En segundo lugar, trabajamos para promover el empleo y el trabajo digno. El objetivo es que el propio Estado Nacional cumpla, en todos sus ministerios y áreas, con el cupo del cuatro por ciento para que podamos ingresar en el Congreso nacional un proyecto de ley de inclusión en las compañías. Buscamos, además, avanzar en la Red de Responsabilidad Social (RS) de empresas para que no se tome a la contratación de personas con discapacidad como una acción cosmética, de marketing o de filantropía sino que haya un cambio en la modalidad organizacional, en el sentido de valorizar la diversidad. Desde el INADI, trabajamos mucho en este criterio cuando creamos la Red de Empresas por la Diversidad. Vamos a continuar en esta línea y por supuesto que lo haremos con el Ministerio de Trabajo, que ya viene desarrollando iniciativas de este tipo. Pero la idea es potenciarlo desde la difusión y desde la dinámica del intercambio con instituciones como la UIA, CAME CGERA, CGE, que representan a empresas de todos los niveles, para poder avanzar en este camino.

Por otra parte, nos ocupamos de otros temas importantísimos como lo es la accesibilidad integral y para esto ya hemos tomado contacto con la Federación Argentina de Municipios porque queremos promover el modelo de Red de Ciudades Accesibles. Se trata de un movimiento global que hace a los centros urbanos amigables no sólo para personas con discapacidad física o motriz sino también para niños/as, y adultos/as mayores. Esto implica trabajar fuertemente con los/as intendentes/as, Concejos Deliberantes, Facultades de Arquitectura y Urbanismo. También articulamos con los ministerios de transporte porque es fundamental que todo lo nuevo en materia de infraestructura y de transporte público tengan alcance y que se introduzcan las modificaciones necesarias en coches, colectivos, unidades y estaciones que todavía no están acondicionados. Para lograrlo, vamos a colaborar con la CNRT, el Ministerio de Transporte, cada uno de los gobiernos provinciales a cuyo cargo está todo el sistema de transporte público, y con la Ciudad de Buenos Aires.

Nuestra cuarta prioridad se relaciona con la salud. Estamos al tanto de la lógica de los distintos subsistemas dentro de este sector. Pero creemos que la principal barrera está en el incumplimiento de muchas de las obras sociales y las prepagas. Buscamos así fortalecer la relación con la Superintendencia de Salud y, en lo que hace a prestaciones, con el PAMI y el PROFE (Programa Federal de Salud), para ayudar a las personas con discapacidad en la emergencia pero también para promover mecanismos más sencillos y para que los servicios lleguen a tiempo y con calidad.

También queremos articular con el Ministerio de Ciencia y Tecnología en todo que se vincula con hacer alcanzables los desarrollos científicos y tecnológicos para este grupo social y así resolverles problemas y hacerles más fácil la vida cotidiana. En ese sentido, el INTI viene desarrollando una labor muy importante que valorizamos y ayudamos a difundir. Son varios los logros que consiguió en estos últimos años pero es necesario ponerlos a la luz y darlos a conocer.

Con mucho entusiasmo asumimos esta tarea que no nace con nosotros/as pero que sí estamos en condiciones de gestionar poniendo la mayor eficacia a la tarea y haciendo más plena la participación directa de las personas con discapacidad en esta gestión. Hemos convocado a la sociedad civil en su conjunto porque son varias las organizaciones no gubernamentales que ya vienen operando tanto con la CONADIS (Comisión Comisión Nacional Asesora para la Integración de las Personas con Discapacidad), como con el Ministerio de Desarrollo Social.

Pero la idea es que no hagamos nada sin las propias personas con discapacidad al frente de las distintas líneas de acción. Lo hemos comenzado a hacer y pensamos que esto también va a potenciar el crecimiento y la acción del propio movimiento social de este colectivo, como también va a disparar el intercambio fructífero de los distintos grupos, a nivel de las diferentes problemáticas, provincias, y ante la diversidad de discapacidades que requieren abordajes creativos y múltiples.