Las definiciones políticas y las reacciones a la coyuntura no han sido el fuerte de los dos políticos con mayor imagen positiva de los últimos años, por fuera de la presidenta Cristina Fernández.
Tanto el gobernador Daniel Scioli como el intendente de Tigre, Sergio Massa, se mantuvieron al tope de las encuestas, en parte, sorteando una y otra vez los temas de coyuntura que podrían haberlos enfrentado al gobierno. Pero a partir de ayer, el único de los dos que podrá seguir inmutable ese camino es el gobernador Scioli.
Massa jugó y se pasó al lado de las definiciones. Ahora es tironeado por el oficialismo y la oposición, ya no para ser aliado, sino para que se ponga el traje de opositor o de kirchnerista.
“Ahora veremos qué le parece mal del modelo a Sergio Massa”, disparó el intendente de Lomas de Zamora y cabeza de lista de candidatos a diputados Martín Insaurralde.
“Massa será un aliado del kirchnerismo”, razonó Francisco De Narváez.
¿Podrá mantener el equilibrio que se propuso sin que eso desgaste su imagen? ¿Es la lista de candidatos que encabeza un grupo homogéneo que encontrará posturas de acuerdo interno frente a la coyuntura o es un frente que se disolverá apenas ponga un pie en el Congreso?
Por ejemplo, ¿cómo votaría Rodolfo Daer (CGT oficialista) una ley para pedir que suba el mínimo no imponible de ganancias?
¿Qué posición adoptaría Ignacio de Mendiguren (ex titular de la UIA) sobre el blanqueo de capitales?
¿Si el gobierno insiste con una reforma de la justicia como sugirió la presidenta Cristina Kirchner en el acto por el Día de la Bandera (va a suceder más temprano que tarde), qué postura tomará Massa y sus diputados?
El intendente ya aclaró que está en contra de la re releección pero con eso sólo no basta para delinear su posición política. El camino recién arranca y el tironeo es fuerte.
Scioli apuesta a los recursos de siempre, con los que no le ha ido nada mal (es el gobernante que mejor ha sostenido en últimos diez su imagen positiva alta, según Fabián Perechodnik de Poliarquía). La no confrontación, la esperanza, el optimismo, la constancia y la responsabilidad, parecen su cliché, pero son su conducta.
“Si tomaba otras decisiones, el costo lo pagaba la gente. Mi decisión es coherente con lo que hago hace diez años. Fíjense si alguno ha estado en el mismo lugar durante diez años”, afirmó esta mañana.
Ahora bien, el otro que abre interrogantes es Francisco de Narváez, que nadaba tan cómodo en la campaña del Ella o Vos, usando la polarización que tanto le critica a la presidenta pero que, en definitiva, lo beneficiaba directamente a la hora de plantearse como la opción de ponerle un límite al oficialismo. ¿Podrá sostener ese rol?
Porque se le bifurcó el enemigo, y si no son dos es difícil polarizar: si quiere ser el referente de la oposición en la provincia deberá lograr asociar la figura de Massa a la de Cristina y lograr que el dirigente que mejor se mueve en la política gestual se meta en el barro, debata y tome posiciones. ¿Lo conseguirá?
Y si logra eso deberá convencer al electorado que él -que se sabe que tiene un pacto no declarado con Daniel Scioli- será el límite a Cristina, para quien el gobernador hará campaña.
Ya extraña De Narváez aquel 2009 en el que Néstor Kirchner lo había elegido como enemigo. ¿Se acuerdan? 678 emitía día a día un informe sobre él: ya sea cuando se lo pretendía asociar a la causa de la efedrina (asunto que fue desetimado por la Justicia) como con sus declaraciones a Jorge Fontevecchia sobre su “reestructuración patrimonial” (una manera elegante de explicar cómo lograba pagar menos impuestos en relación a su fortuna).
En esa elección logró popularidad con el amplio espectro que le sumó en su momento el Gran Cuñado de Marcelo Tinelli (que en estas elecciones tampoco juega) y fue el enemigo del oficialismo.
Así llegó a ganar el distrito más codiciado del país, hace tan sólo cuatro años.
En esta elección, fue el primero en entender la ventaja de la criticada polarización. Primereó con la campaña Ella o Vos tanto que lo frenó la Justicia cuando dictaminó que estaba violando los términos de la campaña previstos por la ley, que se inician el 22 de julio para las PASO y el 2 de octubre para las legislativas.
Ahora hay que barajar y dar de nuevo. En esta primer mitad de semana, De Narváez tiene previsto reunirse con sus asesores de campaña para replantear el escenario. Porque de cara a las PASO y ante la ausencia de una figura fuerte en la oposición, los que quieran poner un límite a Cristina apoyarán sólo al que se acerque al caudal de votos del Frente para la Victoria.
Y en ese reordenamiento que se está dando dentro del movedizo peronismo de la provincia está la clave.