Durante los primeros años post–Convertibilidad, la restricción externa pareció ser un problema del pasado, y el superávit externo se convirtió, junto con el excedente fiscal, en un estandarte del “modelo” económico.
Sin embargo, los resultados de la balanza comercial de los últimos años confirman un agotamiento del ciclo, acentuándose en el primer trimestre de 2014 y se resalta mucho más cuando se analiza el intercambio comercial con Brasil, principal socio comercial de Argentina.
Según cifras de la secretaría de comercio exterior de Brasil, el comercio bilateral entre las mayores economías del Mercosur se redujo entre el 16% y 18% entre enero y marzo del corriente año, profundizándose el mes pasado, al contraerse un 24%.
Mientras las exportaciones a Brasil se redujeron un 21% respecto a abril del año anterior, las importaciones desde el país vecino presentaron una caída más pronunciada, al descender un 27% interanual en el cuarto mes del año.
Dado el carácter intra-industrial del comercio entre ambos países, principalmente en industria automotriz, la cual representa más del 45% del intercambio, el descenso en el flujo de comercio tiene un impacto negativo, tanto en la producción como en el empleo de Brasil y Argentina.
Se observa que la devaluación de enero no ha tenido efectos reales sobre las exportaciones argentinas, las cuales continuaron desplomándose, debido a que la inflación acumulada en los primeros meses del año ha vuelto a atrasar el tipo de cambio real, y que el nivel de actividad de Brasil se encuentra estancado. En tanto, las restricciones a las importaciones y el menor nivel de actividad de nuestro país han generado el mismo efecto sobre las importaciones, las cuales se contrajeron más que las ventas al país vecino en el cuarto mes del año.
Asimismo, debido a la fuerte incidencia del sector automotriz en el intercambio bilateral, debe destacarse que ambos gobiernos han firmado los primeros días de mayo un acuerdo, en el cual se prorroga por un año el acuerdo automotor, entre otras medidas, con el fin de tratar de equilibrar la balanza sectorial.
No obstante, a pesar de la buena voluntad de los gobiernos, la principal dificultad que enfrenta el comercio entre Argentina y Brasil es el estancamiento del nivel de actividad de ambas economías, sumada la distorsión de precios relativos, la cual desfavorece a nuestro país.
En este contexto, la economía de nuestro país debe comenzar a generar condiciones favorables para el intercambio, ganando en competitividad y corrigiendo las distorsiones en los precios relativos. Es por ello que al equipo económico se le presenta la alternativa de continuar con micro devaluaciones con el objetivo de intentar ganarle a la inflación y, por lo tanto, hacer que los productos nacionales sean competitivos frente a los brasileros. El reto está en generar diferentes vías de contención para que el avance del nivel de precios no siga su proceso expansivo y atrase nuevamente el tipo de cambio real.
Por lo tanto, teniendo en cuenta los efectos de la política comercial, la devaluación y el menor nivel de actividad que se verificará este año en ambas economías, y la importancia del comercio intra-industrial, especialmente en industria automotriz, la prórroga del acuerdo automotriz con la economía vecina es un factor clave.
(Nota escrita con Eliana Scialabba)