La negociación con los llamados holdouts (acreedores que se han mantenido fuera del proceso de renegociación de la deuda) parece ingresar en instancias de definición. Este grupo de inversores se ha hecho más conocido como fondos buitre, término aceptado desde la oposición y el oficialismo, actual y previo, si bien la popularización del término en Argentina ha tenido que ver originalmente con el kirchnerismo.
Nos preguntamos si tiene sentido continuar hablando de fondos buitre, teniendo en cuenta las implicancias del término: una descripción no neutral de una contraparte con la que el sector público de la Argentina realizó un acuerdo de pago de deuda. El concepto es claramente “meteculpa”, en el sentido de que pone las responsabilidades de los actos en terceros y no en los propios; no se hace cargo de las decisiones tomadas para llegar a un acuerdo, pone las responsabilidades sólo del lado de los prestamistas y no en los prestatarios. Supone que hay buenos y malos, víctimas y victimarios, depredados y depredadores. No debemos dejar de ver que para que se concrete un préstamo es necesario que al menos dos partes acepten el acuerdo. Continuar leyendo