La ciencia y la religión tienen muchos puntos de desencuentro pero no se puede negar que probablemente sean las dos formas más importantes de interpretar el mundo. Para algunos son dos visiones absolutamente contrapuestas, para otros hay muchísimos matices y puntos de contacto. En este debate se distinguen tres posturas bien claras: la reflexiva, la conflictiva y la pacifista. Existe un mito que sostiene que todo científico debería ser ateo porque ser religioso implicaría descreer de la teoría de la evolución, uno de los más álgidos puntos de desencuentro entre la religión y la ciencia. Mi experiencia me dice que se trata sólo de un mito ya que he tenido la oportunidad de conocer durante mi formación científica a colegas de diversas regiones del país y de diferentes países del mundo y muchos de ellos son religiosos practicantes, otros son simplemente creyentes y otros tantos son ateos. Ninguno es mejor o peor científico por eso. El debate religión versus ciencia necesita de una reflexión seria y serena que examine la relación entre ambas como formas de conocimiento y como fenómenos sociales. Dentro de esa reflexión debemos incluir también el rol de la política porque la religión y la ciencia, así como quienes forman parte de ellas, están atravesados por la política. Continuar leyendo