escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
Estadio de Vélez Sarsfield. 27 de abril de 2012. La consigna es “ni un paso atrás”. Se destaca el cartel estratégico: “Aguante Morocha”.
La Morocha, la señora presidente Cristina, La Doctora, acababa de cometer la catastrófica decisión de expropiar YPF por cadena nacional.
El desastre derivó en el segundo gran error del segundo mandato.
Sin la auditoría del extinto Néstor, El Furia, el primero de los errores fue la designación, como compañero de fórmula, de Amado Boudou, El Descuidista.
En el colmado Vélez, en plena actitud de onanismo eufóricamente colectivo, La Doctora se dispuso a construir las claves del tercer gran error. El definitivo.
La gestación del gran movimiento de incondicionales. Los Unidos y Organizados. Formidable amontonamiento de sellos integrados por los heroicos buscapinas que iban a acompañarla en la epopeya de “ir por todo”. Hasta el foso, sin ir más lejos, de la actualidad. Pero para continuar con el onanismo del relato, en una atmósfera de auto-celebración, en el Mercado Central. Donde se tributan méritos por haber creado “seis millones de puestos de trabajo”, haber disminuido la “pobreza extrema”, mientras atacan a todos los desestabilizadores que, para ser francos, no les creen tantos indicadores truchos.
El núcleo era, en el fondo, un buen producto. Vendible. La Cámpora.
Un artificio burocrático inventado por Néstor, en su condición de presidente consorte. Para atribuirle algún tipo de liderazgo a Máximo, En El Nombre del Hijo. Con ambiciones lícitas de transvasamiento generacional. Kirchner-cristinismo puro, con un lejano origen aceptablemente peronista, para encarar la depuración étnica de los elementos tradicionales del aparato. Peronistas que debían pasar a un segundo plano.
Sindicalistas como Hugo Moyano, El Charol. Justamente una de las tres patas del trípode con que la pata principal -El Furia- logró conquistar la hegemonía. Y mantener la Argentina entera a sus pies, con sus empresarios en actitud de súplica, deseosos de cercanías.
La pata restante del trípode la ocupaba Héctor Magnetto, El Beto.
Significaba que El Furia podía dedicarse tranquilamente a la masacre cotidiana de la recaudación. Iba a mantenerse, en el plano secundario, al hoy hostigado Lázaro, El Resucitado. Como la orgiástica obra pública, con el dinero-ducto que se extendía desde la vialidad hasta la vivienda. Con el festín obsceno de los subsidios y sus espiritualidades que efectivamente ascendían. .
Si cuesta que entiendan, hasta hoy, las razones de la hegemonía alcanzada, cuesta aún más que se expliquen los motivos de la caída. Ampliaremos (sólo si viene al caso).
Los Buscapinas
En cierto modo La Cámpora nace como consecuencia del fracaso anterior de Compromiso K.
De cuando El Furia quiso tener su grupo personal de buscapinas incondicionales, que le permitieran no entregarse a la dirigencia tradicional del peronismo. Un ex Movimiento que aspiraba a convertirse, apenas, en un Partido Vegetal. La Doctora pudo finalmente completar la hazaña.
Pero la incondicionalidad del olvidado Compromiso K fracasó por las querellas presupuestarias que solían desgastar al Pilo Asset, del sur, y al correligionario Porcaro (un radical kirchnerizado que clama por un poco de iluminación).
A La Cámpora, pronto una Agencia de Colocaciones, la acompañaba un conjunto interminable de sellos que ni merecen ser chicaneados.
Basta con rescatar, sobre todo, al Movimiento Evita, del algo distante Pérsico, El Heladero, y El Chinito, El Próspero. Entre sus mezclas de sabores lo contiene a Jorge Taiana, El Inadvertido, el militante que pasó de canciller a concejal.
O el Grupo Kolina, desde donde aún dilapida fondos la señora Alicia, La Fotocopia. A través de la canaleta por donde se derraman los billetes que se desperdician escandalosamente desde el Ministerio de Desarrollo Social. Con los cientos de miles de subsidiados que votan, en bloque, sentimentalmente, de manera casi unánime, por Sergio Massa, La Rata del Tigre, Aire y Sol II.
Por portación de rostro, La Doctora, según nuestras fuentes, no debe echar a La Fotocopia.
“¿Cómo te parece que va a rajar a una Kirchner del gobierno?” exclama la Garganta. “La mantiene, aunque no sirva para nada”.
Al no poder echarla, La Doctora se dispone, según nuestras fuentes, a vaciarla. Arrancarle competencias. O encajarle a Larroque, un camporista que por su preparación y sus maneras debería ser canciller.
Desde que se le fue Berni, El Licenciado Serial, Alicita está casi tan desconcertada como el propio Berni. Que se designó a una inofensiva Cecilia, como supuesta ministra a la carta, y ahora se atreve, incluso, a criticarlo. Y hasta a disentir.
Onanismo colectivo
Aquel “ir por todo” implicaba, por supuesto, la utopía de la Cristina Eterna. Mecanismo conceptual que reclamaba la diputada Diana Conti, Fernet con Coca.
En el éxtasis del magno retroceso, junto al diputado Carlos Kunkel, El Cacheteado, la Conti va por los límites a la protesta social. Debe ser criminalizada porque las protestas, en adelante, se les vienen en contra.
Dos años después, en plena etapa lazarista del cristinismo, para colmo se paga de más por aquel horror confiscatorio de YPF. A los Titanes Catalanes se los va a tapar de billetes, pero con gesto humillante. Y con la certeza de saber que será un clavel para que lo paguen las próximas generaciones. “Pelito para la vieja”.
Hoy se llega al extremo de desgastar, incluso, a aquel soberbio Axel Kicillof, El Gótico, el mismo que iba a cobrarles a los Titanes Catalanes por el daño ambiental. Con la aplicación del ajuste que ni siquiera asumen. Y declaran, por si no bastara, inexistente.
“¿De qué ajuste habla la prensa concentrada?” se queja un camporista franco, en el onanismo colectivo del Mercado Central, frente a un micrófono de CN 23, de Sergio Szpolski. Es el duro empresario escogido para suplir, nada menos, que a Magnetto.
Desde la política, con el rabo entre las piernas, tanto La Doctora como los Buscapinas sólo pueden, todos juntos, tratar de condicionarlo a Daniel Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol. Acotarlo, estampillarle como vice a un nuevo Mariotto, y llenarle las listas de diputados propios.
A pesar de todo, Scioli es el más presentable de los que La Doctora cuenta para sucederla. Aunque lo detesten –a Scioli- los carteristas inmolados de Carta Abierta. Y en sus solemnes sesiones de onanismo colectivo, registradas en la Biblioteca Nacional, se lamenten por la magnitud del fracaso.
“¿Cómo se les pudo ir todo tan rápido a la m…?” pregunta la Garganta.
No obstante, La Doctora, según nuestras fuentes, ya le hizo saber a Scioli que será el sucesor.
Aunque, para facilitar la digestión lenta de los buscapinas que la rodean, va a promover a otros presidenciables. A los efectos de proseguir con la faena de “esmerilar” a Scioli.
Como Sergio Urribarri, El Padre del Marcador de Punta. Es quien compra el cristinismo entero “llave en mano”.
Urribarri es el responsable también de la designación de Galluccio, El Mago (según Tía Doris) al frente de YPF.
Pero Tía Doris ya no sabe cómo asegurar la permanencia de Galluccio al comando de YPF. Así el próximo presidente sea Massa (que se hace el desentendido) o Macri (ídem).
Será porque en YPF hoy temen, razonablemente, que Carlos Bulgheroni quiera ocupar también el despacho del último piso de la torre de Puerto Madero. Como si YPF fuera otro quiosquito más. De los tantos. Como si Bulgheroni no se encontrara justo en el centro de la mira de la SEC americana. Securities and Exchange Commission de Estados Unidos. Por una circunstancia que atormenta a todos los que mojaron la cometa con el Dragón del Cerro. Extinto incluido. En la operación cometeril más gravitante, según nuestras fuentes, de América. Con una ampliación explotadora, a favor de Los Bulgheroni, hasta 2047. Aguante PAE. Pan American Energy, con El Dragón del Cerro. ¿Ampliaremos?
Otro presidenciable es Florencio Randazzo, El Loco, que se anota en la grilla. Para su campaña sería conveniente que no ocurriera el menor accidente ferroviario.
Aunque Randazzo sabe –como Domínguez, El Lindo Julián- que tiene el techo, para nada desdeñable, de la provincia de Buenos Aires, La Inviable.
El último presidenciable presunto es Agustín Rossi, El Chivo.
Fue puesto como Ministro de Defensa sólo para encontrar una salida a la interna de Santa Fe. Pero Rossi, hasta aquí, ni siquiera logró el apoyo de su jefe inmediato.
Es el general César Milani, El Irresistible Seductor de Sexagenarias. Al cierre del despacho Milani aún no amaga con presentar ninguna candidatura.