sobre informe de Consultora Oximoron
Redacción final de Carolina Mantegari
Introducción
El desaire de Randazzo
La lucha interna se impone con su brutalidad literaria.
Florencio Randazzo, presidenciable Ministro del Interior, llegó a San Miguel de Tucumán para anunciar algo con el intendente Domingo Amaya.
Ni siquiera por cortesía se comunicó con el gobernador José Alperovich. Lo ninguneó.
Para los tucumanos veloces, el motivo del desaire es estrictamente obvio. Alperovich cometió el error oportunista de apresurarse. Y organizó un acto multitudinario en Lules, para lucimiento del presidenciable Daniel Scioli.
El episodio admite un fuerte mensaje local: Amaya se aparta y dispone a enfrentar a Alperovich.
Pero cabe también un expresivo mensaje de orden nacional: Randazzo no se entrega. Va a enfrentarlo a Scioli.
Como dijo:
“Le voy a ganar a Scioli, aunque lo apoye Cristina, el Papa y La Cámpora”.
Osiris Alonso D’Amomio
Director Consultora Oximoron
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San Miguel de Tucumán (especial)
“La Betty no lo quiere a Manzur”, confirma la Garganta “lopecista”.
La falta de cariño, de ser verdadera, representa aquí un dilema político.
Alperovich, El Ruso, o El Jinete Implacable, es el radical que se hizo cargo del peronismo (ventajas del vaciamiento ideológico y cultural).
Después de reinar durante doce años, Alperovich, pretende ser continuado por Juan Manzur, El Turco Rico, su vice.
Manzur es el médico sanitarista que Alperovich tiene prestado a La Doctora. A plazo fijo, técnicamente en comisión. A cargo del Ministerio de Salud. Desde julio de 2009, cuando Manzur sucedió a la señora Graciela Ocaña, La Reina del Dengue (y la gripe aviar).
Para reposar un par de años sabáticos, Alperovich prepara el desembarco venerable como senador. Para ocupar la banca que hoy administra su esposa, la señora senadora Beatriz Rojkés, La Betty. Es la jefa nominal del Partido Justicialista (Vegetal).
Aparte, Rojkés supo ser Presidenta Provisional del Senado, la número tres del escalafón.
Por la fría instrucción de La Doctora, los senadores obedientes destronaron a La Betty, para suplirla por Gerardo Zamora, El Neo Juárez. Es otro caudillo radical, de Santiago del Estero, que absorbió también la intrascendencia del peronismo.
Cambiar a un tucumano por un santiagueño suele tomarse como una insolencia popular. Aunque emerge un consuelo. Zamora es trasplantado. Nació en Bowen, Mendoza.
Plaza Urquiza
Alperovich aún maneja los resortes espirituales de la estructura. La gran carga esclarecedora de la caja.
Y la fórmula que baja el jefe es Manzur-Jaldo.
La circunstancia incomoda no sólo a La Betty. Irrita, hasta el paroxismo, a Amaya, el intendente peronista de San Miguel, la capital.
Amaya se distancia del alperovichismo y amenaza con disputarle a Alperovich hasta la chapa de senador. Para amargarle el último tramo del reinado dilatado que compartieron.
El conflicto entre el gobernador (de Scioli) y el intendente (de Randazzo), ex aliados y acaso socios, se ventila generosamente en los bares de San Miguel. Es la ciudad argentina que mantiene más gente en la calle.
Reconforta contemplar la vida, por ejemplo, desde las terrazas de los bares que merodean la Plaza Urquiza.
La Garganta asegura que, antes de colgarle a Amaya la banda de gobernador, Alperovich prefiere colgársela a Cano.
Por José Cano, el senador radical. Aliado fotográfico de Sergio Massa, titular de la Franja de Massa.
Cano es quien se encuentra adelante en las encuestas. “Afana”. Con 24 puntos de intención de voto. Diez más que Manzur, que ronda los 14. Duplica a La Betty y al “Colorado” Amaya.
Si el alperovichismo scioli-cristinista va unido, Cano con Massa puede tener un rol decoroso.
Para vencerlo, Cano necesita perforarlo. Y que Amaya se independice de El Ruso y vaya por afuera. Están en eso.
El otro José y la “tucumanidad”
Por si no bastara, los fines de semana cae el otro José.
Es José Francisco López, El Neolopecito, Secretario de Obras Públicas. Ingeniero que vuelve interesado a Tucumán, después de la década (personalmente) ultra-ganada.
Necesita, al menos, una banca. Fueros para asegurarse la vida afuera, sin ser alojado adentro.
El Neolopecito tiene pendiente una causa cajoneada del juez Daniel Rafecas, Mensajitos. Por enriquecimiento ilícito (*)
“La Banca ya la tiene asegurada -confirma otra Garganta- No crea que por una banca miserable López va a venirse todos los fines de semana”.
Después de un par de vueltas, de pronto, al Neolopecito se le encendió la tucumanidad. Y decidió ir por la gobernación. Trafica el apoyo del cristinismo.
El Otro José cae con obras para sensibilizarlo a Alperovich. Obritas menores, “pozos de agua”. Trae el efectivo que sirve.
Pero El Neolopecito tiene la maldita obstrucción del artículo 88, de la reforma de 2006.
No basta con la tucumanidad. Para ser candidato necesita acreditar dos años de residencia inmediata.
“Pero si El Ruso quiere, la traba se arregla”, insiste la Garganta.
El Neolopecito es un pingüino falso de los tantos. Otro trasplantado. De los que se fueron a hacer moneda, entre las durezas de Santa Cruz. Ahí llegó a capitanear la reconocida Banda del IDUV. Instituto de Desarrollo Urbano y Vivienda de Santa Cruz. Aprendió a recaudar con el polvo de las obras, junto a Julio de Vido, Ex Superministro, otro adelantado, ambos al amparo de Néstor Kirchner, El Furia.
La cuestión que El Neolopecito ya cuenta con algún buscapina en cada pueblo. Lo invade a Alperovich los fines de semana, lo acompaña en los actos, o arma actos propios donde se larga a tocar la guitarra, por los pueblos, al mejor estilo Boudou. Canta zambas que enternecen como La Pobrecita, o De Simoca. Trasciende que conmueve al elevar su voz para proclamar que no le canta “a la luna porque alumbra y nada más”.
El Neolopecito se hace el chalchalero. Recupera la tucumanidad y trata de entenderse con La Betty. Por el camino lateral. Para armar la fórmula: Neolopecito-Betty. ¿Quién los para?
Al cierre del despacho se explica que el pobre Alperovich esté cada día más inflado, excedido, a punto de reventar.
Tucumán se le pone como un camello rebelde cuando se estanca. De todos modos, El Jinete Implacable va a imponer para la sucesión a Manzur-Jaldo. Pese a los planteos domésticos de La Betty, los desplantes de Amaya, la altiva superioridad de Cano y la “luna en Simoca” de El Neolopecito, que lo acosa con los “pozos de agua” y los arrebatos de tucumanidad.
(*) Rafecas, Mensajitos, también quiere quedarse adentro. Con el oficio de juez federal. Tiene asimismo otra causa cajoneada en el desopilante Consejo de la Magistratura, donde oficialistas y radicales, por distintos motivos, lo quieren expulsar.
La ceremonia circular del cajoneo es complementada por la causa que Mensajitos tiene también del general César Milani, El Seductor de Sexagenarias.
¡Marche otro enriquecimiento ilícito! (ampliaremos sólo si viene al caso).