El factor Milani

El factor Milani (I): por primera vez en 30 años un militar tiene cuotas de poder real.

escribe Oberdán Rocamora

El control de la calle

En Egipto, Bolivia, Túnez, Argentina o probablemente pronto en Venezuela, lo que derriba gobiernos es “la calle”.
Es la lección positiva que dejó Néstor Kirchner, El Furia. La necesidad de mantener controlada “la calle”. E impedir que el adversario sea quien la ocupe.
El Furia invirtió dinero en abundancia del Estado para compartir la calle con los sectores inofensivos de la izquierda. Fue a través de las “organizaciones sociales”. Padecimiento organizado, adicto al arte de aferrarse al presupuesto.
Aparte entonces contaba a su favor con el espectro de Hugo Moyano, El Charol. Y con el encanto de la negritud disuasoria.
No iba a ser nada fácil disputarle “la calle” a Kirchner.
Pero el primero que lo atormentó, hasta el desequilibrio, fue El Ingeniero Blumberg. Aquel que convocó cientos de miles de inseguros portadores de velitas.
A Blumberg, El Furia logró controlarlo con leyes y billetes. Llegó hasta a exhibirlo en aquel penoso Corsódromo de Gualeguaychú.
Hasta que ocurrió el (auto) devastador conflicto del campo. Cuando hubo que recurrir hasta a la trompada previsible de Luis D’Elía, El Falso Negro Levantino.
Y después fue la ocupación trágica del Parque Indoamericano. Resuelta por el bolso mágico y el banco móvil del teniente coronel médico Sergio Berni, El Licenciado Serial (que tiene mucho que ver en la miniserie que hoy se inicia).
En adelante se registraron los sustanciales cambios en el área cosmética de la Seguridad. Se le concedió el poder inusual a la Gendarmería, que irritó a la Policía (y también al Ejército, aunque aún no contaba).
Emergía Gendarmería como la fuerza geisha del cristinismo (Ver “Gendarmería para la Victoria”). Hasta que al cuerpo le estalló la propia crisis que asustó al gobierno desprevenido hasta el espanto.
Era tarde, aparte, para entregarse a la policía. Contenía el flagelo del conflicto que estallaría definitivamente en el último diciembre, en la vanguardia de Córdoba. Para expandirse.
Con el marco desolador, como paisaje brutal, de la estrategia triunfal del narcotráfico. Y con las catástrofes del gobierno inepto, a la deriva, surcado por la mala praxis y atemorizado por el presagio del mal final.
Desde entonces, el Ejército es la única fuerza en que confía el cristinismo. O sea, para ser rigurosos, Carlos Zannini, El Cenador, La Doctora y a veces Máximo, En el Nombre del Hijo.
Es en el Ejército donde persiste el General inquietante. El Seductor de Sexagenarias. Casi carismático, poco escrupuloso, de ascenso irresistible. Acumula cadáveres en los placares, pero ya supo proporcionar muchos más servicios de los necesarios.
Está encuadrado, es “del palo”. Enternece hasta a la señora Hebe de Bonafini, La Comandanta, improvisada como entrevistadora.
Supo desgastarse en el periodo de los méritos y en la tensa eliminación de competidores.
Y se pronuncia, por si no bastara, a favor de “la causa nacional”. A la que pone el Ejército a su disposición.
En un cierre circular, llegado el caso, ya transformado en el Jefe de Estado Mayor, el Teniente General César Santos Gerardo del Corazón de Jesús Milani asegura la movilización de tropas para sostener al gobierno. Apenas hay que darle todo lo que pide. Tragarse sapos. Y bancarlo.

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Gendarmería para la Victoria

4.500 efectivos más para velar por la Seguridad Inter-Electoral del conurbano bonaerense.

escribe Serenella Cottani

* * * * *

El cristi-sciolismo mantiene el incierto descaro que resulta casi admirable.
Una trascendente carencia de recato, que evita el ejercicio vano de la simulación.
Durante 45 días -extensivos a 60-, 4.500 gendarmes más van a esmerarse en el cuidado de los suburbios de Buenos Aires, la provincia inviable.
La inseguridad, de pronto, existe.
El objetivo es explícito. Lograr que la derrota de octubre sea menos catastrófica que la derrota de agosto.
Después de las elecciones, los habitantes del conurbano tendrán que encomendarse a Francisco, El Papa Girado.
Los gendarmes volverán a los destacamentos de frontera (de donde nunca debieron haber salido).

La Gendarmería (Para la Victoria) es, según su web, “una fuerza de seguridad, de naturaleza militar, con características de fuerza intermedia”.
Lo confirma Sergio Berni, Secretario de Seguridad, El Licenciado Serial. Se trata de la institución militar que creció más.
“Un 90 por ciento desde 2003”, año fundamental de la historia.
De 18 mil efectivos, Gendarmería (Para la Victoria) pasó a tener 34.400.

La movida inter-electoral costará, según nuestras fuentes, alrededor de 100 millones de pesos. Por lo bajo.
Cada gendarme cobra un viático diario de 485 pesos. Aunque tengan que procurarse el alojamiento y la comida. La Garganta confirma: “algún mango siempre les queda”.
Al margen, claro, del sueldo entero, “que les entra limpio”.
Los gendarmes son lo suficientemente austeros como para acomodarse de a seis o siete, en dos piezas.
Se las ingenian para hacer una “vaquita” y cocinarse. Para estar a disposición, alejados de sus familias. A los efectos de cumplir una misión que, en el fondo, no sienten. Ni les corresponde.

Tampoco hay que descontar que, pese a la rectitud institucional que los caracteriza, algún gendarme pueda ponerse de novio. Para anotarse en el desafío entretenido de la bigamia. Casos bastante previsibles, entre los abnegados integrantes de las fuerzas de seguridad (así sea “intermedia”). Tan habituados a enfrentar la cultura rutinaria de los desplazamientos.
(Tienta contar el dramatismo que se experimentó durante el velatorio de cierto policía, “muerto en acto de servicio”. “En cumplimiento del deber”.
El pobre muerto ofreció el espectáculo beligerante de los deudos de sus dos familias. Mujeres e hijos que se peleaban a los gritos y a los empujones para estar más cerca del cajón. Delante, según nuestras fuentes, del jefe de la policía bonaerense, y del señor ministro).
Pero los gendarmes suelen ser modestos, austeros, serviciales. Eso sí, muy exigentes con sus derechos. Les disgusta el maltrato y son fundamentalistas del respeto.
(Deben saberlo los pares del devaluado Ejército, o de la Policía, que se siente invariablemente invadida por su insuficiencia).
Cuentan que varios gendarmes tomaron como un verdadero maltrato el hecho de estar formados como idiotas. Bajo el sol, desde las 8.30 de la mañana. Para el lanzamiento del Plan Centinela Electoral, en La Escuela de Gendarmería Martín Güemes, Puente 12, La Matanza.
Pero las autoridades llegaron, lo más campantes, a las tres de la tarde. Cuando los gendarmes formaditos maldecían. Y extrañaban, pese a los viáticos, la zona de frontera.

Por una cabeza

Para la fotografía y el discurso llegaba el gobernador Scioli, líder de la Línea Aire y Sol.
En defensa propia, Aire y Sol I debió ponerse al frente de la campaña, compuesta por candidatos inicialmente preparados para aislarlo.
Lo acompañaba Arturo Puricelli, el Ministro de Seguridad, La Caricatura de Sabat.
Y por supuesto el hombre fuerte del área que lo instruye, y lo dibuja. El ya citado Berni. Quien aún se jacta, según nuestras fuentes, de brindarle la mínima importancia al General César Milani, el titular del Ejército, El Espía Seductor.
Trasciende que Milani lo busca a Berni, como a la Titina de la vieja canción. Para “acordar”.
Aunque Berni -cuentan- ni le da b…

Por orden de La Doctora, Berni mantiene también una relación formalmente amable con Ricardo Casal, El Flaco. Otro participante del acto del lanzamiento.
El Flaco Casal es el Ministro de Seguridad de La Inviable Buenos Aires.
Por conseguir su valiosa cabeza, y mantenerla colgada en su despacho, quien bregó afanosamente fue la señora Nilda Garré (junto a Milani).
Garré, La Novia Ausente, es la antecesora en Seguridad de “El Dibujo Puricelli”.
También intentó quedarse, con la cabeza del Flaco Casal, el inmanente director del CELS.
Es el colega Horacio Verbitsky, titular del Movimiento Todos por Horacio, quien hoy, según nuestras fuentes, tiene el acceso infortunadamente vedado a La Doctora.
Desde que lo entregaran, envuelto en celofán, y con un moño rojo, al general Milani, El Espía Seductor, por quien suspiran las ardientes sexagenarias.

Ahora quien reclama la cabeza preciada de Casal es, según nuestras fuentes, El Ingeniero.
Es -El Ingeniero- el cuadro misterioso que maneja, desde hace décadas, la actual Secretaría de Inteligencia, la SI, Cooperativa de Crédito de 25 de Mayo 11.
Porque, durante una feroz madrugada, desde el elitista Grupo Halcón, le habían “mandado para arriba” a uno de los suyos. El Lauchón.
Para la dogmática interpretación de El Ingeniero, según nuestras fuentes, nadie mueve el Grupo Halcón sin autorización del Ministro. Y mucho menos sin su conocimiento.
Aunque Casal, El Flaco, por lo que se supo, hizo lo imposible para demostrar que en ese tema “dormía”. Nada tuvo que ver. Y que lo último que quiere, en la vida, es tener “un quilombo con la SIDE”.
Casal, por el ajusticiamiento de El Lauchón, despidió a algún jefe. Aunque para El Ingeniero, según nuestras fuentes, no basta. Quiere más renuncias. De arriba. Es implacable.
Consta que se planificaba también enviar a El Ingeniero, según nuestras fuentes, “para arriba”.
“Enfriarlo”. Como a una botella de Don Perignon.

Pero el Líder de la Línea Aire y Sol no podía entregar la cabeza del Ministro Casal. Nunca antes de convertirlo en el próximo Fiscal de Estado.
Menos iba a entregarlo ahora, que con La Doctora “está tan bien”. Como en un noviazgo platónico, sin paredones ni zaguanes.
Por su parte, trasciende que el Ministro Casal asegura que es totalmente ajeno a la “Servilleta’s War”.
La guerra inconcebible por la información, desatada contra El Ingeniero por el bloque sólido que conforma el general Milani, El Seductor de Sexagenarias, con el respaldo declinante de La Doctora y Zannini, El Gran Consumidor de Pescado. Podrido.

Destino: Comodoro Py

Regresemos, mejor, al Puente 12.
Para que no quede la menor duda del uso grosero de la Gendarmería Para la Victoria, en el Plan Centinela (Electoral), participó del lanzamiento también el buenito de Martín Insaurralde, El Barrilete de Plomo.
Es -El Barrilete de Plomo- el candidato abnegado que debe poner la cara, junto al Líder de la Línea Aire y Sol. Para “defender los trapos” del relato que estalló. Como un espejo por culpa de un cascote. Como una causa irremediablemente perdida. Entre incoherencias y desastres. Imposturas desvencijadas, tratadas en textos anteriores del Portal.
Austero, intrascendente, abreviado, también participó del anuncio el Comandante Enrique Zach, El Gallo.
Es el Director de la Gendarmería para La Victoria.
En el esplendor del desbarajuste, El Gallo Zach deberá forzarse para no seguir los pasos desgarradores del antecesor, el Comandante Schenone.
El pobre Schenone culmina su trayectoria en el exacto destino estratégico que les aguarda a los prohombres del cristinismo.
En Comodoro Py. Edificio emblemático de la Justicia. Donde los legajos, inapelablemente, siempre esperan. Como esperaron la llegada de los funcionarios los miles de gendarmes formaditos. Hartos de la amansadora y del sol. Por el acto de servicio. Por el deber. Y -sobre todo- por unos mangos.

Serenella Cottani

Tigre, Tierra Santa

Por la mini-gobernación. Y por Villa La Ñata.

escribe Oberdán Rocamora.

Aire y Sol I, Daniel Scioli, y Aire y Sol II, Sergio Massa.
Por prepotencia de encuestas, por persistencia y suerte de los protagonistas, Tigre pasa a ser, en adelante, la transitoria Tierra Santa.
Como lo fue Anillaco, en La Rioja. O Río Gallegos, en Santa Cruz.
Mientras tanto, la civilización kirchner-cristinista paulatinamente se extingue. Se asiste al cambio abrupto de santidad geográfica.
Consecuencia lógica de la fatídica caravana de errores. Y de los “escándalos y soledades” (novela homónima de Beatriz Guido).

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