sobre un informe de Consultora Oximoron
Redacción final de Carolina Mantegari
“El kirchnerismo te viola con un sexo breve y fláccido”
Oberdán Rocamora. Teorías.
Introducción
Complementos de la escenografía
“¿Para qué nos hicieron venir?”. Es el lamento de un “gobernador atragantado”.
El interlocutor, otro sobreviviente, aunque sin territorio, lo comprende. Pero le reclama:
“No me lo preguntes a mí. Preguntáselo a Parrilli, o a Zannini”.
Ambos se identifican con el sentimiento tóxico de la inutilidad. Les cuesta asumir que fueron convocados para aplaudir en el Salón Blanco. Como complementos sustanciales de la escenografía televisiva.
Pero ni siquiera pueden acercarse para saludar a La Doctora.
Ella termina, agradece a “todos y todas”, entre los cánticos de los fervorosos que “bancan el proyecto, nacional y popular”.
Sin embargo se forma un cordón de seguridad mientras La Doctora se esfuma.
Finaliza la cadena. Los medios vuelven a sus programaciones habituales.
Forreados, los gobernadores vuelven hacia la habitualidad de sus provincias.
Osiris Alonso D’Amomio
Director/ Consultora Oximoron
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La transgresión perdida
“El peronismo, Carolina, era insolencia”, confirma la Garganta.
Una suerte de rebeldía emotiva, racionalmente aplicada a la noción de justicia social.
Creatividad, transgresión, atorrantismo.
Tendencia hacia el placer inmediato, según Santoro, el gran pintor del sentimiento que fue.
Aquel peronismo insolente y transgresor -para Oximoron- hoy se presenta como un conjunto triste de oficinistas preocupados por hacer “la suya”.
Atender sus quioscos, pensar en la próxima, para cobrar, mojar.
Y pagar, sobre todo los salarios.
Entre los gobernadores, es De la Sota, El Cordobés Profesional, quien se banca alguna disidencia real. Y hasta por ahí nomás. Porque mantiene el escudo cultural de una provincia obstinada.
Como reflexiona El Sofista del Llano: “En treinta y un años de democracia, Córdoba nunca fue alfonsinista. Ni tampoco fue menemista. Menos, sobre todo, kirchnerista”.
“Córdoba es la Cataluña argentina”, confirma otra Garganta. Lo sostiene con más orgullo que espanto.
Mientras tanto San Luis, con los Rodríguez Saa, es -para Oximoron- un Estado Libre Asociado. Como Puerto Rico. Con menos dinero pero sin mar.
Otras provincias carecen de la tendencia hacia la diferenciación. Algunos gobernadores, incluso, embajadores. O una especie de virreyes.
Meros representantes del poder central que deben bancarse la persistencia cotidiana del desaire.
Se instala, y se toma como algo normal, que si La Doctora los bombea, o los posterga, se les incendian los territorios. Tienen que convivir con la monotonía del maltrato.
En el federalismo trucho no queda otra alternativa que sostener esta patología de gobierno. La gran farsa de “Cristina Conducción”.
Aunque los vegetalizados sepan que La Doctora no conduce un pepino.
Sólo los manda, por intermedio de Zannini, El Cenador. Ahora también a través de los mensajes de Capitanich, El Premier. El que pasó de Premier a Locutor Matinal.
La Doctora ni siquiera los tiene en cuenta. Por un sentido bartolero de la conveniencia, los peronistas que quedan se suman al equívoco de creerse conducidos. Y hasta minimizan el rol de los sindicatos.
Como aquí se dijo: de columna vertebral, las organizaciones sindicales pasaron a ser, en el peronismo que gobierna, apenas apliques indeseables.
Por sus atributos descartables -para Oximoron- La Doctora lo prefiere, como presidente del Partido Justicialista Vegetal, a Eduardo Fellner, El Milagritos de Jujuy. El que llamativamente “es” porque no quiere “ser”.
Y Juan Carlos Mazzón, El Tejedor, heredero del Flaco Mera, emerge como el penúltimo escéptico eficaz.
Por pedido de La Doctora, El Tejedor disuelve la ristra de los presidenciables. De los que quieren “ser”.
Por orden alfabético, en nombre de La Doctora se distribuyen las vicepresidencias honorables.
Sin que nadie tenga la insolencia, o la rebeldía, de decirle a La Doctora lo que sostienen entre ellos, sin decirlo.
“¿Quién c…te crees que sos?”.
O: “¿cómo se te ocurre que vas a poner todos los diputados?”.
O: “ya debimos tragarnos hasta el sapo de Zamora, ¿qué más querés?”.
O a lo mejor: “Sin el PJ, con la fuerza propia que tenés, a lo sumo podrías llegar a la otra cuadra”.
O acaso, ya en el esplendor de la etapa lazarista:
“Si tu destino inmediatamente político, Cristina, no pasa por la utopía del regreso. Pasa por Comodoro Py”.
El crepúsculo del PJV
Sin embargo La Doctora se permite el lujo de disolver, en la mezcla, al instalado Milagro-Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol, con su aceptable replicador, Urribarri, El Padre del Marcador de Punta. El atendido que puso a Gallucio en YPF. Y a alguien menos conocido. A Michel, en la AFIP (no olvidar que la SIDE, comparada con la actual AFIP, es ateneo religioso).
Después de todo, como se sostiene hasta en los arrabales de La Agencia de Colocaciones, “va a ser Mancusso”, se dice, por Scioli.
“Pero Mancusso, para fortalecerse, a alguien tiene que ganarle”.
Y La Doctora acomoda en la mezcla, para esmerilar a Scioli y atemperarlo, a los que por ahora no aparecen en ninguna pantalla.
Como Domínguez, El Lindo Julián, y Randazzo, El Loco de la Florería.
Son los dos “rivales eternos de la Cuarta”, que necesitan nacionalizarse con celeridad. Para llegar, con más fuerza, a la gobernación de la provincia de Buenos Aires, La Inviable. Y así evitar, en adelante, la forzada importación de las figuras metropolitanas. Como se importó en su momento a Ruckauf, El Missing, o el propio Scioli.
Por su mediocridad estructural, sólo el PJV le obedece a La Doctora. Es el único factor de poder que le queda. Con cierto valor y una base siempre considerable de votos.
Como el “muy buen crepúsculo”, al que canta el poeta Nicanor Parra, el PJV es “el único amigo que le queda”.
El resto del Frente para la Victoria, con los sellos de Unidos y Organizados, representa una colección honorable de buscapinas que contemplan el horizonte con la tensión de la medialuna enarbolada.
En el plano dirigencial del PJV, La Doctora logra instalar, por la instrumentación negociada de Mazzón, a los jóvenes que prefiere imaginar como sus continuadores. Buscapinas enrolados en La Agencia de Colocaciones. La Cámpora.
Estamentos
No será fácil, en el futuro inmediato, asumir que convivieron, hasta la postración, con la magnitud de la patología cristinista.
Con el último gobierno de origen peronista que lega una sociedad unánimemente estropeada.
En los tres estamentos. Arriba. En el medio. Y abajo.
1.- Los poderosos que construyen riqueza saben, hasta aquí, que sólo pueden hacerse buenos negocios cuando se está muy cerca del poder. Si se es, claro, “del palo”.
Los aspirantes a la sucesión como Macri o Cobos, Massa o Scioli, Sanz, Carrió o Binner, tendrían que elevarse y convencer a los constructores de riqueza. Que para hacer buenos negocios en la Argentina, para proyectarse, no es estrictamente indispensable arrimarse al poder. Ni tender hacia la ventajita de la proximidad.
El capitalismo no requiere que el inversor sea pecaminosamente amigo del transitorio interesado que decide.
2.- Deja una capa media exhausta. Carne fácil de caceroleo. Agobiada por el hartazgo sin representación política. Consumistas sofocados por el desvarío de pagar impuestos inútiles, sin que se le garantice la vigencia de reivindicaciones elementales. Derivaciones sustanciales de la idea de la libertad. Artículo 14.
3.- Deja, por último, abajo, lo peor, una marginalidad peligrosamente creciente. Millones de miserables excitados con el cuento invasivo de la inclusión social. Urgidos de soluciones inmediatas.
Estafados por la plantación irresponsable de una revolución imaginaria. Por un gobierno que los franeleó con el engaño de la pertenencia.
Los aspirantes a la sucesión de La Doctora deben saber que el desposeído queda en un estado infinitamente más calamitoso que el de 2001.
En trece años, aquel desposeído asistió al estrago del narcotráfico. Al culto subsidiado de la pereza sin perspectivas.
Al divisorio rencor, que unifica -para Oximoron- a los tres estamentos de la sociedad estropeada.