Anibalicidio

Sobre informe de Consultora Oximoron.

Redacción final Carolina Mantegari, especial para JorgeAsísDigital

Al ritmo de Lanata

El periodismo sustituye -otra vez- a la política.
La condiciona, la diseña. La despoja de la amabilidad ficcional que suele caracterizar a los candidatos guionados.
Y le aporta tensión. Con la espectacularidad de Alfredo Leuco con el papa o La Doctora. Con la virulencia envolvente de Luis Majul. Con las irreverencias ingeniosas de Horacio Verbitsky.
Y con -por qué no- las reflexiones emotivamente racionales de la señora Mirtha Legrand.
Hoy la realidad vuelve a girar alrededor de la emisión televisiva de Jorge Lanata.
Se debe bailar al ritmo que impone su música.
Llega al extremo de marcar una frontera abierta, entre el antes y el después de cualquiera de sus coberturas. Sea con Amado Boudou, El Descuidista, o con “la ruta del dinero K” (por la marroquinería política).
O sobre la última entrega. El anibalicidio.
Con los testimonios cuestionables y frágiles que lo señalan a Aníbal como el autor intelectual del triple crimen de General Rodríguez (que en realidad aconteció en Quilmes). Por la muerte de aquellos tres muchachos obsesionados por los atributos del dinero rápido.
Exclusiva -y única- salvación espiritual en esta época nefasta.

Osiris Alonso D’Amomio

Director Consultora Oximoron

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Zannini y Sabbatella: dos tobilleras electrónicas

Polarización de perdedores
El regodeo se traslada desde Massa a Macri.

escribe Bernardo Maldonado-Kohen

De la Sota y Massa suelen enojarse, con ciertos fundamentos, cuando se habla de la polarización entre Scioli y Macri. Los deja afuera. Polarizados.
Cuesta entender que se trata de una polarización de ganadores que pierden, con frecuencia, elecciones distritales. Polarización de perdedores.
Scioli perdió en Córdoba, Santa Fe, Mendoza, Río Negro, el Artificio Autónomo de la Capital. Hasta aquí, sólo celebró en Salta, La Rioja y Tierra del Fuego.
En cambio Macri, de acompañante, sólo ganó en Mendoza. Y ayer, de manera casi agónica, en su distrito, la Capital. Pero fue donde terminó de recibirse -según la evaluación- como verdadero político.
Consta que Macri perdió en 9 comunas de 15. Que un gran sector de la clase media le mostró la tarjeta amarilla. Sin embargo se comprobó que se encuentra en condiciones de construir la propia realidad. Para entregarse a la simulación de la alegría. Con la piel de cuero, como corresponde. Para modificar, en adelante, el discurso. Y empezar saludablemente a hablar de algo. Del cambio, por ejemplo, pero con alguna idea. Aunque sepa que hoy es el protagonista principal del regodeo. El flamante señalado por los oportunistas que explotan el error ajeno.
Tanto hablar de cambio, en abstracto, para que irrumpa, de pronto, Lousteau, en representación del cambio, en concreto. Y le brinde la lección que el macricaputismo, en el fondo, necesitaba.
Polarización de perdedoresEn adelante, para no sucumbir, Macri tiene que entregarse a la acción política, para la que está preparado. Sin confiar, apenas, en los slogans efectivos, que derrochan insuficiencia.
Cuesta entender que, pese a la proliferación de las derrotas, sean igual Macri y Scioli los que polaricen. Para indignación de los polarizados que no se resignan.
En el portal se escribió que la victoria aquí no está para el que acierte más. Está para quien se equivoque menos (ver “El error como motor de la historia”).
Del mismo modo, el que pierda menos es quien va a convertirse en el ganador final.
Es el sentido estricto de la polarización de perdedores. En una política signada por la derrota, en el país (derrotado) que debe “reconstruir su credibilidad”, al decir de Luis Gregorich.
Como los encuestadores, que hoy también son señalados como los graves vencidos.
Pero el tema -es una hipótesis- no es meramente contable. Es analítico. La falla no está en el número. Está en el error de la interpretación.

La obsesión por la pureza

Resuelto, angustiosamente, el litigio electoral del Artificio Autónomo, a favor piadoso de Macri, la atención -y sobre todo la tensión- se traslada ahora hacia Buenos Aires. La sustancial Provincia Inviable.
En simultáneo, se traslada el regodeo, desde Massa hacia Macri.
Justamente en el territorio único donde Massa aún conserva cierta fortaleza. Y donde Massa necesita recuperarse de la humillación de no haber sido aceptado, como aliado, por Macri. Para vencer al cristinismo hoy sciolizado. Como lo vencieron juntos, Massa y Macri, en 2013. En una victoria que sólo fue facturada por Massa, y que lo catapultó, ilusoriamente, hacia la presidencia. Hoy una ambición -por qué no decirlo- lejana.
Para algarabía de Scioli y de La Doctora, el entendimiento entre Macri y Massa no pudo recomponerse en 2015.
Polarización de perdedoresEn el regodeo, a Macri se le reprocha la reconocida obsesión “por la pureza”.

El sectarismo virtual de Macri lo instiga a cultivar la política de circuito cerrado. A proponer sólo fuerza propia, con incondicionales.
Pureza legitimada, según nuestras fuentes, por la desconfianza. Sobre todo por el temor a la traición.
En efecto, por la clásica desconfianza fue que Macri no llevó, en el primer plano de su fórmula, a un radical. Así se tratara del más confiable Sanz, que presentaba el atributo de no aportar votos decisorios.
Fue por temor a que, en la primera de cambio, los radicales pudieran plantearle la rosca de la diferencia.
Una reticencia profunda sirvió también para no acordar con Massa, al margen de las cuestiones personales, que (tal vez) no vienen al caso.
Por la sospecha que, ante la primera diferencia, Massa pudiera entenderse directamente con los peronistas y dejarlo a Macri mal parado. Colgado. O en el piso.

Pujas domésticas

Como si fuera el sabot del “punto y banca”, la dificultad pasa ahora desde Macri hacia Scioli.
Hasta hoy, Macri demoraba el desembarco final en la Provincia Inviable. Por la puja doméstica del Engendro Cambiemos. Entre el estático Rodríguez Larreta, que creyó tener la suerte atada, y el dinamismo de Lousteau, que llega con hambre lícito de poder.
Ahora es Scioli el que se encuentra atravesado por otra puja doméstica. La del Frente para la Victoria. Es entre Aníbal Fernández y Julián Domínguez.
Polarización de perdedoresDos que confrontan, entre sí, para beneficio temporario de la señora María Eugenia Vidal, la candidata de máxima pureza del PRO. Y de Felipe Solá. Es el eterno sobreviviente que surfea entre la ola del repunte que lo favorece a Massa. En el distrito clave y exclusivo donde Massa aún conserva legitimidad y protagonismo. En todos los restantes, aunque se enoje, solo participa.

Téngase en cuenta que La Doctora quería presentar una sola lista para presidente. Y otra para gobernador.
Para la fórmula presidencial, tuvo suerte. La Doctora decidió colocarle a Scioli la tobillera electrónica de Zannini, como vice. Y para gobernador quería ponerlo a Randazzo. Precisamente al instrumento descartable que Zannini utilizaba para ablandarlo a Scioli.
Significa confirmar que Randazzo, por el error de tomarse en serio, por adherir a la utopía superada de la coherencia, “absolutamente enfermo de importancia personal” (Jauretche), con la negativa, iba a provocarle, a La Doctora, un severo daño estratégico.
Entonces La Doctora debió tragarse el batracio de la desobediencia. Y armar las pesadas parejitas que hoy tanto le preocupan. Y con razón. Porque una pugna interna, elegantemente metropolitana, entre Rodríguez Larreta y Lousteau, nunca puede compararse con una interna en la provincia inviable. Entre Quilmes-Morón, o sea Aníbal-Sabbatella, y Chacabuco-La Matanza, o sea Domínguez-Espinoza.

“El peronismo pudo haberse amariconado un poco”, confirma la Garganta. “Pero algunas escenas de pugilato tiene que haber”.
Razonamiento simple. Si no se registran peleas, es porque el peronismo perdió su histórica virilidad. Si se registran sirven como imágenes potenciadoras. Útiles, como los “cajones de Herminio”, para espantar a la sensible clase media de “todo el país”.

En PRO lo prefieren a Aníbal

Polarización de perdedoresEn el PRO, según nuestras fuentes, lo prefieren a Aníbal. Es decir, que la señora Vidal, después de las PASO, compita por la gobernación con Aníbal, el famoso de lengua temible. Y no con Domínguez, menos conocido pero bastante más presentable. Porque trafica -sin confesarlo- el misterioso apoyo del Papa más “girado” de la historia del Vaticano.

Al contrario, ciertos mini-gobernadores del conurbano, como los significativos Curto y Othacehe, lo prefieren a Domínguez. Aunque se encuentre por debajo en las encuestas (que ya no tienen credibilidad). Con una diferencia -según los “anibalistas”- irremontable.
Ocurre que los mini-gobernadores no toleran la presencia de Sabbatella. Es la tobillera electrónica que padece Aníbal, por decisión de La Doctora, que es perversa y también lo prefiere a Domínguez. Como Scioli.
Los mini-gobernadores culpan a Sabbatella de la totalidad de paludismos y viruelas que asolaron la provincia. Por haberlos enfrentado y hacerles la gestión imposible. Desde los concejos. Con colectoras y comisiones investigadoras.
En PRO lo prefieren como rival a Aníbal pero no por cargar con la tobillera electrónica. Confían en la imagen negativa que Aníbal arrastra en las encuestas que ya nadie, en el fondo, toma con seriedad.

Sin embargo, digitar la preferencia del adversario suele presentar sorpresas desagradables. Le pasó a Alfonsín, en 1988. Cuando Alfonsín creyó que para el radicalismo era más fácil confrontar con Menem que con Cafiero. Polarización de perdedoresAl final Menem lo embocó primero al peronista Cafiero y después lo embocó al radical Angeloz. El riesgo es que Aníbal, el preferible, sin misericordia, pese a la alta negatividad, los emboque.

Bernardo Maldonado-Kohen

La bacinilla de Francisco

La Doctora y Los Bonetistas marchan sobre Puerta de Hierro.

Tío Plinio querido,

Para diciembre el problema energético dista de ser grave. La solución es natural. La actividad cayó lo suficiente. Es la ventaja indirecta del desmoronamiento de la economía.
Entonces con la energía que hay alcanza para alumbrarnos a todos (y todas).

Para el cristinismo, tratar un conflicto, implica fomentarlo. No hay manera de salvarse. Ni “razonamiento lateral”, de los que Francisco pondera y recomienda.
Tratarlos significa avalar los alborotos que se vienen en las vísperas del verano. Las protestas irremediables de ciudadanos de pantalón corto y ojotas. Enojados por los cortes de electricidad que, en el fondo, no van a suceder. Es la suerte de convivir con la estanflación. Inflación más recesión. Estancamiento.

El diciembre de Harry

Ante cualquier problema, La Doctora suele recurrir a las enseñanzas de El Furia. Antes que la solución debe encontrarse siempre un culpable.
Primero fueron los fatídicos 90. Después, hasta un olvidado 7 de diciembre, fue Clarín. Pudo ser también Duhalde, el fantasma selectivo que los catapultó. Ahora son los buitres de Griesa. Y providencialmente aparece Kevin Sullivan, diseñado como un potencial Spruille Braden, en gestación.
La modalidad prospera. Porque el hallazgo último consiste en encontrar al culpable con anticipación. Antes que el problema anunciado se produzca.
La bacinilla de FranciscoEs el diciembre de Luisito Barrionuevo. Harry, como lo apodaba Triacca.
Aunque Harry, esta vez, ni siquiera se fue de boca. Rutinas del ejercicio transgresor de la palabra. Apenas le planteó a Clara Mariño (que se imponía en rating a Intratables, A dos voces y a Sylvestre) lo que cualquier desdichado sabe y teme. El alboroto habitual de los diciembres.
Ahora se descuenta que lo que se viene es por culpa de Harry. Si en diciembre se producen alborotos, por despidos o hartazgos, o si se arma algún saqueo, el instigador es siempre Harry. Barrionuevo.

La utopía de durar

A diario, tío Plinio querido, en cualquier parte, brota la pregunta. ¿Dura?
¿Usted cree que esto, así como va, puede llegar a diciembre de 2015? Por más que Francisco invierta voluntad y rezos en la utopía de durar.
Pasa que La Doctora twitea sin la menor credibilidad. Rodeada por los incondicionales que se fanatizan. Aplaudidores entusiastas que pronto tendrán que salir a pasear con pasamontañas.
La bacinilla de FranciscoPasa que La Doctora ya no puede aportar ninguna solución. Es parte sustancial del problema. De la mano de Kicillof, El Gótico que la obedece, va camino del foso.
Por más que Francisco les pida a los desopilantes argentinos que se obstinen en cuidarla. Por más que la reciba con almuerzos bimensuales. Y prosiga con el envío de las cartas conmovedoras, por intermedio de Eduardo Valdés, El Nuncio Móvil. Conductor virtual de la línea Bonetista. Una escuadra mística que integra Domínguez, El Lindo Julián, con Gaby Mariotto, El Pesado de Llavallol, Morenito, El Napia que Vuelve, y Maradona.
Por más invocaciones y eucaristías de Francisco, hoy cualquier pagador de sueldos acepta, en respetado off, que en tanto sigan La Doctora y El Gótico, a la Argentina no va a llegar una moneda.
“Nadie va a traer un p… dólar”, nos dijo un empresario asustado. Extranjero. Cabrero porque tampoco se puede llevar ningún p… dólar.

En el pozo y con pedanterías

La bacinilla de FranciscoHay declinación, sí, pero con arrogancia. En el pozo pero con pedanterías y desplantes.
Persiste la decadencia paulatina. De acuerdo, pero con ambiciones de ejemplaridad.
La agonía, aparte, tío Plinio querido, también es cierta, pero desafiante.
Trátase de una agonía guapa, casi pendenciera.
Muestras de simulada fortaleza en medio de la colectiva fragilidad.
Simples ideas para sintetizar el momento actual del país durante el ocaso del viento de cola. Con Fábrega, El Sensato Marginal, que ya no sabe cómo retener los dólares que quedan mientras la soja cae a 360. De todos modos, el cristinismo busca siempre culpables. Detecta las conspiraciones más sublimes, perfectas. En el esplendor de la paranoia son portadores de una audacia tan enternecedora como admirable.

La Doctora y Los Bonetistas se toparán con esta carta cuando lleguen a Roma. Para la marcha frecuente hacia la nueva Puerta de Hierro.
El Vaticano es la primera escala de la cruzada multilateral. Porque Argentina va a sepultarse en el grotesco de Naciones Unidas. A someterse al desgaste del pedaleo inter-sesional.
La bacinilla de FranciscoLa Doctora va a pedirle a Francisco la metafórica bacinilla. En la búsqueda del viento espiritual del santo. Alguien que es más peronista que ella pero que actúa en otra categoría, con el mundo como competencia, con incomparable profundidad de campo. Pero en simultáneo un Guardián que quiere ayudarla a sobrepasar el diciembre de Harry y hasta llegar al diciembre de 2015. Aunque no haya nadie que quiera impedírselo. Sólo La Doctora está trabada por la propia incapacidad. Nadie tiene el menor interés en rajarla.
Es por sus propios atributos que La Doctora roza la lona. Con el país puesto de sombrero, y con su comportamiento para tratar con la homeopatía. O la medicina elementalmente clínica.
Mientras tanto, los muchachos de La Cámpora reinstalan, desde La Paternal, la ficción de su supremacía imbatible.

Galletita amarga

La Cámpora es, en la práctica, tío Plinio querido, lo único políticamente vivo que le queda al cristinismo.
Son los que sostienen el desvencijado relato. Surrealismo o realismo mágico que impulsa la Revolución Imaginaria. Junto a una colección de Buscapinas sueltos que se aferran a los puestos y a los medios de comunicación. Y que cuentan con la impotencia colaboracionista del PJV. Partido Justicialista Vegetal.
Certifican con convicción que, de ser La Doctora de nuevo candidata, nadie estaría en condiciones de competirle.
Una galletita amarga que Macri, El Niño Cincuentón, se come en silencio. Sin rebatirla. Como si la dejara pasar. Como la come también Massa, El Renovador de la Permanencia, que sabe que ese fantasma se desvaneció el 27 de octubre del año pasado. Galletita que soporta el mismo Cobos, El Malvinero Sentimental, que la padeció durante tres años. Y hasta De la Sota, El Cordobés Profesional, al que quisieron cargarse el último diciembre. Es el único que podría ensayar una impostura peronista, que no sea vegetal.
La bacinilla de FranciscoLa cuestión que, en términos políticos, el cristinismo hoy cuenta las monedas para comprarse un pancho. Pero mientras tanto se atreve a juzgar la carta de La Tour d’Argent. O del Oviedo.
Son verdaderos maestros en el arte de tergiversar. De mandarla cambiada. Otra prueba de la vieja teoría del Portal. Indica que van siempre al frente. Con la iniciativa capturada y con el único glóbulo rojo que les queda. Cuando se frenan es sólo para tomar envión.

Final con la pecadora arrepentida

Desde el descenso del default (al que se ingresó por exclusiva decisión política), La Doctora pasa a la ofensiva oral. Hasta marcar la condición de proscripta.
Sin que importe el desaire explícito hacia el abanico de voluntariosos candidatos que se postulan para defender los trapos del modelo para tirar.
Desde el natural Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol, El Esmerilado, hasta Urribarri, El Padre del Marcador. O Randazzo, El Loco de la Florería. También comen la galleta amarga del desaire. Urribarri se muestra como el más leal. Como si sobreactuara.
Pero La Doctora es la gran y única estrella. Trata a los postulantes como si fueran meros personajes de reparto. Extras que hacen “bolos” en la filmación.
Protagonistas austeros del banco de suplentes. Salen a jugar sólo cuando La Doctora tiene imposibilidad electoral.

Lo importante es que los cristinistas se las ingenian siempre para cambiar el eje. Para ocultar que la marcha hacia la Puerta de Hierro, de La Doctora y Los Bonetistas, es para suplicar por la bacinilla de Francisco.
Por el aire espiritual que debe ayudarla para continuar. Sin que nadie le aproxime la línea de llegada. Para que el final esté más cerca.

La bacinilla de Francisco

Dígale a tía Edelma que indague, en el Evangelio según San Lucas, sobre la parábola de “La Pecadora Arrepentida”. En casa del fariseo que almuerza con Jesús.
Cuando la pecadora llega “con un frasco de alabastro con perfume, se pone detrás de Jesús, y comienza a llorar. Con las lágrimas bañaba sus pies”.
Dígale a tía Edelma que se anote para recibir el servicio diario de Catholic.net. Por internet.
En su compu. A la mañana. Mensaje de Dios.

 

Sólo tres en la pantalla

El Fenómeno Insaurralde-Jesica y la competencia para seducir radicales

 

Sobre Informe de Consultora Oximoron

Redacción final Carolina Mantegari, especial para JorgeAsísDigital

 

Introducción

La construcción del buitre

Mauricio se opone de entrada. Siempre listo como boy scout Daniel apoya. Sergio opta primero por la cautela y luego también se opone.

El episodio sirve para marcar diferencias entre los tres exclusivos protagonistas de la gran pantalla.

Son los que ocupan la centralidad. Pese a los innumerables participantes que pretenden colarse, con lícito derecho, en la fotografía.

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Estamos, Butch, en problemas

Ineptitud, Mala praxis. Falta de credibilidad. Sin fiado.

Moncloa, cancelación de PASO y adelantamiento electoral

sobre Informe de Consultora Oximoron

Redacción final Carolina Mantegari, especial para JorgeAsísDigital

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Introducción

Credibilidad agotada

“Para negociar, la Presidente argentina hoy es un impedimento” confirma la Garganta, telefónicamente, desde New York. “Y con su ministro de Economía es peor”.

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La Doctora y Menem, epílogos paralelos

Final de ciclos peronistas. Similitudes y diferencias.

Escribe Oberdán Rocamora, Redactor Estrella, especial para JorgeAsísDigital

Para el desenlace de la historia sólo resta saber si el Scioli de 2015, en volumen político, va a superar al Duhalde de 1999.

En versión casi grotesca, quince años después se reitera otro final de ciclo peronista. Con el respectivo gobernador de la provincia de Buenos Aires, La Inviable, entregado al proyecto sucesorio.

Aquel Duhalde de 1999 mantuvo un clavado epílogo de derrota. Confirmó el maleficio esotérico de la gobernación. La condición de destino final, y no de mera escala intermedia, para una conquista de envergadura superior. Aunque ser un aceptable gobernador de Buenos Aires es tan dificultoso como ser un presidente eficaz.

Hoy Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol, apuesta otra vez por la anulación de aquel designio que adquiere el carácter de fundamentada superstición. Con el objetivo de perforarlo. Sin repetir, en lo posible, el mal interrumpido de Antonio Cafiero, Oscar Alende, el propio Eduardo Duhalde, y tantos gobernadores que se propusieron después saltar hacia la presidencia. Para quedar colgado de los cables.

Sólo Duhalde, en cierto modo, alcanzó a quebrar el citado maleficio. Pero de un modo ultra-excepcional. Accidente previsible del sistema democrático.

 

Estilos imperiales

Acontece que aquel Menem del 99, o La Doctora de 2015, más allá de sus circunstancias, distaron de caracterizarse por producir continuidad.

Antes de destacarse como el Piloto de Tormentas (generadas), Duhalde logró imponer su candidatura. A pesar del escaso interés del presidente Menem, que invariablemente se iba.

Del mismo modo hoy Scioli, con suerte bastante relativa, trata de imponer la suya. A pesar del esmerilamiento cotidiano que le aplica La Doctora que -invariablemente- debe irse.

Consecuencia absoluta del estilo imperial para el ejercicio del poder. Típica del caudillismo peronista.

En la patología, el comportamiento de Menem parece unificarse con el que comparten Kirchner, El Furia, y La Doctora. Situados en las antípodas, en materia de ideología impostada. Del rumbo que, cada uno de ellos, le dio al peronismo, adaptable hasta el pragmatismo.

Por la inacción de sus conductores, el peronismo dejó de ser un Movimiento para transformarse, en los distintos periodos históricos, en un complemento apenas partidario. Un instrumento vacío para sacarlo a relucir en las vísperas de la competencia electoral.

Este Scioli de 2014 se muestra mucho más aferrado, en cierto modo, a los lineamientos compulsivos que baja La Doctora. Mientras aquel Duhalde, ya en 1998, plantaba diferenciaciones erróneas con el modo de empleo que bajaba Menem. Lujos que le facilitaron, en definitiva, la derrota.

En la previa de la campaña, Duhalde manifestaba claras disidencias con la política medular de Menem. Entonces pasaba por la Convertibilidad.

En cambio Scioli hoy se diferencia de La Doctora sobre todo en el estilo. En las formas que pulverizan el todo. Tiende más al consenso, a la cohesión, que a la confrontación, fenómeno que dejó de ser redituable.

Lo que atormenta a La Doctora, como lo atormentaba también a El Furia, en vida.

Sin embargo, al menos exteriormente, Scioli respalda cada una de las catastróficas políticas implementadas por el cristinismo que declina. Aún así, Scioli debe someterse a una especie de examen rutinario donde en general es aplazado. Con retos descalificatorios para cualquier dirigente normal. Pero que el personaje de la referencia ni los registra.

Como si las agresiones le resbalaran, el Milagro Scioli continúa, como si nada, con el atletismo positivista del Aire y del Sol.

 

Disolución en varias candidaturas

Otra diferencia sustancial de La Doctora de 2014 con aquel Menem de 1998 consiste en la perversidad de estimular precandidaturas, a los efectos de atenuar la postulación del gobernador de La Inviable Buenos Aires. Por peso prepotente de provincia, el gobernador siempre suele considerarse el candidato natural.

En algún momento Menem supo alentar al popular Palito Ortega (que fue rápidamente absorbido por Duhalde, que lo estampilló de vice). Y también hasta estableció alguna breve complicidad, a mediados de 1999, con la ambición recatada de Adolfo Rodríguez Saa, en una fórmula de literatura pendiente con Jorge Asís. Pero no pasó, por suerte, del amague.

En cambio La Doctora alienta la instalación de otras cuatro precandidaturas que sirven, en el fondo, para disolver con vaselina la postulación del gobernador de La Inviable.

Sergio Urribarri, El Padre del Marcador de Punta, catapultado por la potencia estructural de la Tía Doris. Domínguez, El Lindo Julián, con su tráfico admisible de francisquismo. O Florencio Randazzo, El Loco de la Florería. Cuesta mencionar también la carta de intención de Agustín Rossi, El Pollo de Milani.

Por lo que trasciende, semejante pluralidad que convoca a la abundancia de la oferta, no termina de conformar a muchos de los kirchneristas desasosegados de paladar negro. Los que más presienten la proximidad del final. Son los incondicionales que apostaron por la revolución imaginaria, que exhiben la conformidad hacia “las políticas públicas”.

Son los kirchneristas que no contiene Scioli. Los que renuevan las imágenes de la angustiosa soledad de aquellos menemistas que tampoco Duhalde podía contener.

 

Para salvar los trapos

“Nos vamos mal, no tenemos ningún candidato que nos represente”, confirma la Garganta K.

Como si se enfrentara, de pronto, a la desolación del fracaso prematuro.

Sin continuadores confiables, el kirchner-cristinismo se desvanece con celeridad. Persiste la tierra arrasada, y a los adeptos incondicionales les queda el consuelo de dedicarse a una suerte de resistencia, a los efectos de lograr el regreso triunfal de La Doctora. En 2019. El regreso que Menem no pudo consolidar en 2003.

Se explica que La Doctora, antes de partir, planifique ilusoriamente el regreso con gloria. Para aproximarse a semejante objetivo, La Doctora impone que los presidenciables del diluido Frente para La Victoria lleven la misma lista de diputados. Seleccionados, por supuesto, por ella. Por la próxima jefa de la oposición. Para oponerse a Macri, El Niño Cincuentón, o a Sergio Massa, El Renovador de la Permanencia. Y también, por qué no, para oponerse, llegado el caso, a Milagro Scioli. Si no consigue desmoronarlo antes. Con estampillas y condicionamientos.

Los kirchneristas huérfanos de paladar negro también saben que, a medida que pasen los meses, y que se acorte el duro momento de la despedida, a La Doctora le será más difícil asegurarse el rol de la conducción. Y como ni los contiene Urribarri, que se dispone frontalmente a comprar -llave en mano- el kirchnerismo, en su versión cristinista, en el estado (piadoso) en que se encuentra. A pesar de la magnitud desgastante de Lázaro, El Resucitado, y del clavel inerte de Boudou, El Descuidista.

Urribarri compra la mercadería en bloque y en pie. Pero no logra entusiasmarlos.

Tampoco, hasta hoy, los contiene Domínguez, El Lindo Julián. Ayudado, en su caso, con su densidad espiritual, y por saberse depositario de la esperanza de determinados kirchneristas históricos como Eduardo Valdés, cada vez más privilegiado por La Doctora, por Carlos Kunkel, El Bataclano, Pepe Albistur y sus cartelones. Por su parte Rossi aún no encuentra ningún perfil y mantiene el discurso extraviado. Tampoco los contiene Randazzo, aunque suene, en este caso, a obcecación que deriva en injusticia. Como con Scioli, que bancó la totalidad de los arrebatos y aún no lo aprueban.

La última esperanza que les queda a los nostálgicos peronistas de la izquierda, que se encuadraron en el kirchnerismo, como a tantos buscapinas independientes que se referencian en Unidos y Organizados, es que se presente la candidatura de Jorge Taiana, El Inadvertido. Aunque sea meramente testimonial. “Para salvar los trapos”.

 

Soledades comparadas

La soledad de Menem, en el último año del poder, después de haberse desvanecido el intento equivocado de la re/reelección, contuvo la mansedumbre lenta y triste de alguien resignado, que no quería despedirse. Fue menos patética, en realidad, que la soledad de La Doctora. Después de haberse derrumbado el sueño de la Cristina Eterna. La pedantería del “ir por todo”.

La Doctora contempla el universo como si la humanidad siempre estuviera en deuda con la magnitud de su obra. Hostiga cuando puede a Scioli, ya de manera casi deportiva, como si fuera un comodín. La pobre cada vez habla con menos elegidos. La mayoría de sus funcionarios pueden verla para aplaudirla en los actos ya menos convincentes. Y su mecanismo de consulta y de toma de decisiones se encuentra cada vez más acotado.

Sobre el final, Menem pasaba largas horas de golf. O pensativo, solo, en Olivos, mientras tal vez Alberto Kohan, Jorge Rodríguez y Carlos Corach se encargaban de las tareas administrativamente rutinarias del gobierno que partía.

En cambio, en la plena crueldad de la etapa lazarista, La Doctora inicia sus consultas con Máximo, En El Nombre del Hijo, para terminarlas, según nuestras fuentes, en el propio Máximo.

Entre ambas terminales pasa el inmanente Carlos Zannini, El Cenador, acaso el próximo integrante de la Corte Suprema, a los efectos de encargarse de atajarle los penales posibles que se vendrán desde el lado de la Justicia. En medio de la peste de transparencia, de la epidemia de moralidad que vaticina el portal, de los bacilos de decencia que irreparablemente van a apoderarse de la Argentina.

Después de Zannini es el turno de De Pedro, El Wado, el instrumentador discreto y de criterio, que hizo un curso acelerado de resolución de problemas. Después probablemente, la consulta roce a Kicillof, El Gótico, al que considera genial y casi la arrastra, con desenfado y cierta jactancia, hacia el pantano. Para concluir el ciclo decisorio exactamente donde se inició. En Máximo. Sin que ningún exponente de la sociedad pueda imaginar, siquiera, el motivo. Para ocupar semejante rol, el muchacho debe ser necesariamente idóneo, certeramente eficaz. De una sabiduría conmovedora. La sociedad merecería descubrir, acaso, las claves secretas de tan invalorables atributos.

Oberdán Rocamora

para JorgeAsisDigital.com

Peronismo: de la insolencia a la postración

sobre un informe de Consultora Oximoron
Redacción final de Carolina Mantegari

“El kirchnerismo te viola con un sexo breve y fláccido”
Oberdán Rocamora. Teorías.

Introducción
Complementos de la escenografía

“¿Para qué nos hicieron venir?”. Es el lamento de un “gobernador atragantado”.
El interlocutor, otro sobreviviente, aunque sin territorio, lo comprende. Pero le reclama:
“No me lo preguntes a mí. Preguntáselo a Parrilli, o a Zannini”.
Ambos se identifican con el sentimiento tóxico de la inutilidad. Les cuesta asumir que fueron convocados para aplaudir en el Salón Blanco. Como complementos sustanciales de la escenografía televisiva.
Pero ni siquiera pueden acercarse para saludar a La Doctora.
Ella termina, agradece a “todos y todas”, entre los cánticos de los fervorosos que “bancan el proyecto, nacional y popular”.
Sin embargo se forma un cordón de seguridad mientras La Doctora se esfuma.
Finaliza la cadena. Los medios vuelven a sus programaciones habituales.
Forreados, los gobernadores vuelven hacia la habitualidad de sus provincias.

Osiris Alonso D’Amomio
Director/ Consultora Oximoron
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La transgresión perdida

“El peronismo, Carolina, era insolencia”, confirma la Garganta.
Una suerte de rebeldía emotiva, racionalmente aplicada a la noción de justicia social.
Creatividad, transgresión, atorrantismo.
Tendencia hacia el placer inmediato, según Santoro, el gran pintor del sentimiento que fue.

Aquel peronismo insolente y transgresor -para Oximoron- hoy se presenta como un conjunto triste de oficinistas preocupados por hacer “la suya”.
Atender sus quioscos, pensar en la próxima, para cobrar, mojar.
Y pagar, sobre todo los salarios.

Entre los gobernadores, es De la Sota, El Cordobés Profesional, quien se banca alguna disidencia real. Y hasta por ahí nomás. Porque mantiene el escudo cultural de una provincia obstinada.
Como reflexiona El Sofista del Llano: “En treinta y un años de democracia, Córdoba nunca fue alfonsinista. Ni tampoco fue menemista. Menos, sobre todo, kirchnerista”.
“Córdoba es la Cataluña argentina”, confirma otra Garganta. Lo sostiene con más orgullo que espanto.

Mientras tanto San Luis, con los Rodríguez Saa, es -para Oximoron- un Estado Libre Asociado. Como Puerto Rico. Con menos dinero pero sin mar.

Otras provincias carecen de la tendencia hacia la diferenciación. Algunos gobernadores, incluso, embajadores. O una especie de virreyes.
Meros representantes del poder central que deben bancarse la persistencia cotidiana del desaire.
Se instala, y se toma como algo normal, que si La Doctora los bombea, o los posterga, se les incendian los territorios. Tienen que convivir con la monotonía del maltrato.
En el federalismo trucho no queda otra alternativa que sostener esta patología de gobierno. La gran farsa de “Cristina Conducción”.

Aunque los vegetalizados sepan que La Doctora no conduce un pepino.
Sólo los manda, por intermedio de Zannini, El Cenador. Ahora también a través de los mensajes de Capitanich, El Premier. El que pasó de Premier a Locutor Matinal.

La Doctora ni siquiera los tiene en cuenta. Por un sentido bartolero de la conveniencia, los peronistas que quedan se suman al equívoco de creerse conducidos. Y hasta minimizan el rol de los sindicatos.
Como aquí se dijo: de columna vertebral, las organizaciones sindicales pasaron a ser, en el peronismo que gobierna, apenas apliques indeseables.

Por sus atributos descartables -para Oximoron- La Doctora lo prefiere, como presidente del Partido Justicialista Vegetal, a Eduardo Fellner, El Milagritos de Jujuy. El que llamativamente “es” porque no quiere “ser”.
Y Juan Carlos Mazzón, El Tejedor, heredero del Flaco Mera, emerge como el penúltimo escéptico eficaz.
Por pedido de La Doctora, El Tejedor disuelve la ristra de los presidenciables. De los que quieren “ser”.
Por orden alfabético, en nombre de La Doctora se distribuyen las vicepresidencias honorables.

Sin que nadie tenga la insolencia, o la rebeldía, de decirle a La Doctora lo que sostienen entre ellos, sin decirlo.
“¿Quién c…te crees que sos?”.
O: “¿cómo se te ocurre que vas a poner todos los diputados?”.
O: “ya debimos tragarnos hasta el sapo de Zamora, ¿qué más querés?”.
O a lo mejor: “Sin el PJ, con la fuerza propia que tenés, a lo sumo podrías llegar a la otra cuadra”.
O acaso, ya en el esplendor de la etapa lazarista:
“Si tu destino inmediatamente político, Cristina, no pasa por la utopía del regreso. Pasa por Comodoro Py”.

El crepúsculo del PJV

Sin embargo La Doctora se permite el lujo de disolver, en la mezcla, al instalado Milagro-Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol, con su aceptable replicador, Urribarri, El Padre del Marcador de Punta. El atendido que puso a Gallucio en YPF. Y a alguien menos conocido. A Michel, en la AFIP (no olvidar que la SIDE, comparada con la actual AFIP, es ateneo religioso).

Después de todo, como se sostiene hasta en los arrabales de La Agencia de Colocaciones, “va a ser Mancusso”, se dice, por Scioli.
“Pero Mancusso, para fortalecerse, a alguien tiene que ganarle”.
Y La Doctora acomoda en la mezcla, para esmerilar a Scioli y atemperarlo, a los que por ahora no aparecen en ninguna pantalla.
Como Domínguez, El Lindo Julián, y Randazzo, El Loco de la Florería.
Son los dos “rivales eternos de la Cuarta”, que necesitan nacionalizarse con celeridad. Para llegar, con más fuerza, a la gobernación de la provincia de Buenos Aires, La Inviable. Y así evitar, en adelante, la forzada importación de las figuras metropolitanas. Como se importó en su momento a Ruckauf, El Missing, o el propio Scioli.

Por su mediocridad estructural, sólo el PJV le obedece a La Doctora. Es el único factor de poder que le queda. Con cierto valor y una base siempre considerable de votos.
Como el “muy buen crepúsculo”, al que canta el poeta Nicanor Parra, el PJV es “el único amigo que le queda”.
El resto del Frente para la Victoria, con los sellos de Unidos y Organizados, representa una colección honorable de buscapinas que contemplan el horizonte con la tensión de la medialuna enarbolada.
En el plano dirigencial del PJV, La Doctora logra instalar, por la instrumentación negociada de Mazzón, a los jóvenes que prefiere imaginar como sus continuadores. Buscapinas enrolados en La Agencia de Colocaciones. La Cámpora.

Estamentos

No será fácil, en el futuro inmediato, asumir que convivieron, hasta la postración, con la magnitud de la patología cristinista.
Con el último gobierno de origen peronista que lega una sociedad unánimemente estropeada.
En los tres estamentos. Arriba. En el medio. Y abajo.

1.- Los poderosos que construyen riqueza saben, hasta aquí, que sólo pueden hacerse buenos negocios cuando se está muy cerca del poder. Si se es, claro, “del palo”.
Los aspirantes a la sucesión como Macri o Cobos, Massa o Scioli, Sanz, Carrió o Binner, tendrían que elevarse y convencer a los constructores de riqueza. Que para hacer buenos negocios en la Argentina, para proyectarse, no es estrictamente indispensable arrimarse al poder. Ni tender hacia la ventajita de la proximidad.
El capitalismo no requiere que el inversor sea pecaminosamente amigo del transitorio interesado que decide.

2.- Deja una capa media exhausta. Carne fácil de caceroleo. Agobiada por el hartazgo sin representación política. Consumistas sofocados por el desvarío de pagar impuestos inútiles, sin que se le garantice la vigencia de reivindicaciones elementales. Derivaciones sustanciales de la idea de la libertad. Artículo 14.

3.- Deja, por último, abajo, lo peor, una marginalidad peligrosamente creciente. Millones de miserables excitados con el cuento invasivo de la inclusión social. Urgidos de soluciones inmediatas.
Estafados por la plantación irresponsable de una revolución imaginaria. Por un gobierno que los franeleó con el engaño de la pertenencia.
Los aspirantes a la sucesión de La Doctora deben saber que el desposeído queda en un estado infinitamente más calamitoso que el de 2001.
En trece años, aquel desposeído asistió al estrago del narcotráfico. Al culto subsidiado de la pereza sin perspectivas.
Al divisorio rencor, que unifica -para Oximoron- a los tres estamentos de la sociedad estropeada.

¿Ubi est nostram? (¿dónde está la nuestra?)

LA POLÍTICA SWINGER (II): Macri con Sanz, De la Sota con Massa. Mientras se lanza El Lindo Julián.

El armado de las parejitas, en el club de la “política swinger” prosigue con su obscenidad aceptable. Casi inofensiva.
Mauricio Macri, El Niño Cincuentón, se muestra, en la selectiva universidad, con Ernesto Sanz, La Eterna Esperanza Blanca.
Mientras tanto José De la Sota, El Cordobés Profesional, trata de acercarse a Sergio Massa, El Renovador de la Permanencia. Pero también le guiña un ojo a Macri. Como si lo cabeceara, para danzar.
Por su parte Eduardo Duhalde, El Piloto de las Tormentas (generadas) insiste, con suerte relativa, en su condición de Celestino. Para que vuelvan a rozarse Massa y Daniel Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol.

Macri-Sanz

Por el tenor de las complicidades, el entendimiento entre Macri y Sanz parece estar, según nuestras fuentes, cerrado.
Sería un logro de Emilio Monzó, El Diseñador, por el cual brega desde hace meses. Con argumentos pacientemente seductores, hacia los radicales necesitados de un buen candidato que sea nutritivo para su aparato (que el portal prefiere denominar esqueleto).
La componenda induce a la alianza natural entre el esqueleto que no tiene una cabeza convincente (La Unión Cívica Radical), con la gran cabeza (Macri) que carece del elemental esqueleto.
La fusión representa la manera casi ideal de armarse para enfrentar al culpable peronismo en una segunda vuelta. Con posibilidades de triunfo.
Si gana, Macri podría nacionalizar la festiva ceremonia del bailecito. “No me arrepiento de este amor”. Y hacer, del país entero, una interminable vía rápida, como en la avenida 9 de Julio.
Aquí el radicalismo centenario podría incorporarle su fibra al esqueleto. Pero recargarse con infinidad de legisladores e intendencias. A los efectos de reciclarse.
Si pierde, Macri podría dedicarse a disfrutar de la tranquilidad de su familia. De Antonia. A comprobar -en fin- la veracidad de otra sentencia clásica de Vernet, el filósofo positivista de Rosario. Reza:
“Cuando un político dice que quiere disfrutar de su familia es porque lo cagaron”.
En cambio los radicales, si pierden, se quedan con el aparato renovado. Recargado y en condiciones de ponerlo a disposición de una cabeza propia. La del promovido Sanz.
Más problemática resulta la posibilidad de entregárselo a Cobos, El Cleto No Positivo. A quien no le perdonan haberse ido en 2007 con Kirchner, El Furia.
Aunque nadie en el radicalismo está en condiciones de perdonar a nadie, menos después de haber apoyado, en 2007, al peronista Roberto Lavagna, La Esfinge. O que El Alfonsinito haya pactado, en 2011, con Francisco de Narváez, El Caudillo Popular.
Consta también, en el boliche swinger, la suave ironía de Sanz. Cuando prefiere alterar los términos de la fórmula para proponer Sanz-Macri. Hasta el cierre del despacho nadie registra esa posibilidad.
El amontonamiento de FAUNEN, de darse la fórmula pragmática Macri-Sanz, nació seguramente partido.
Los mormones del socialismo, y los buscapinas de la izquierda, tienen ganas de ganar. Pero consideran que es muy alto el precio de ganar con la escafandra de Macri. Al que consideran de derecha. Aunque Mauricio ya no sabe qué hacer para que los progresistas lo acepten como un par. Como si fuera otro Alfonso Prat Gay, El Amalito.
Pero abundan los extendidos límites morales que entienden que Macri representa una frontera que los dignos no deben cruzar. Para cuidar la identidad, y poder dirigirse tranquilos a la emisión de Maxi Montenegro, sin objeciones de conciencia. Como por ejemplo Fernando Solanas, El Dirigente Universitario, que está abonado.
O el propio Hermes Binner, el John Wayne de El Hombre Quieto, al que quieren recluirlo en Santa Fe, donde los radicales se aferran también al presupuesto.
Trasciende, aparte, que de existir un gran arreglo con Macri, la cabeza de Del Sel no será entregada como parte de pago. La alianza puede ser por la presidencia, pero con las manos libres en materia de gobernación.
Por supuesto, si se hostiga el arreglo hasta evitarlo, y Macri y Sanz van previsiblemente por su lado, se facilita la permanencia del peronismo. En cualquiera de sus dos vertientes, Franja de Massa o Milagro-Scioli, podría entonces resolverse el conflicto de manera natural. Con los peronistas en el gobierno que brindan la ventaja de tener identificado al culpable de todas las desgracias.

Cordobecismos

Por su parte De la Sota también está con la caña al borde del dique. Nada quiere saber con ser de nuevo gobernador de Córdoba (como quieren conformarlo a Cobos en Mendoza). Ni conformarse con la parsimonia de la senaduría (que es lo que ambicionan capturar para siempre Reutemann, Rodríguez Saa y Romero).
El Cordobés Profesional confirma que está para presidente o para disfrutar de la familia. Para comprobar la veracidad del Teorema de Vernet.
Como no quiere quedarse solo en el boliche swinger, después de haberle dado la espalda al vegetalismo peronista, De la Sota plantea una interna en las PASO con Massa. Y en un arranque de astucia cordobecista lo incluye también al propio Macri.
A Massa, en principio, le convendría, ya que necesita ganarle a alguien, a los efectos de no perder meses de presencia electoral. Pero también le asusta porque la jugada es proclive a la perversidad de las operaciones. Y a lo mejor De la Sota hasta le puede ganar, y dejarlo afuera. No olvidar que De la Sota no es un bocadito tierno, como Insaurralde.
Tal vez Massa hubiera preferido encarar una interna con Adolfo Rodríguez Saa. Pero los habitantes del Estado Libre Asociado de San Luis son lo suficientemente pícaros como para cobrar muy cara una “interna para perderla”.
“¿Cuál es la nuestra?”, confirma la Garganta, como si le preguntara, en latín “¿ubi est nostram?”. ¿Dónde está la mía?

El Lindo Julián

Alejado del boliche swinger, por sus preceptos católicos y su tradicional monogamia, el que se largó es Domínguez, El Lindo Julián. Sin poder entrar aún en ninguna pantalla, ni siquiera en una selfie.
Con un sistema inverso, desde abajo hacia arriba. El Lindo Julián arrancó con una comida con diez amigos, y les pidió a cada uno que, para la próxima comilona, cada uno llevara otros diez (que pagara su propia cuenta). A la segunda fueron casi cien los comensales. Volvió a repetir el mecanismo hasta alcanzar un núcleo fundador de hierro, Casi 800 buscapinas julianistas se disponen a acompañarlo. Para tratar de mantener mojadas las medialunas, que consumen desde hace años, sin pausas de relajación.
El Lindo Julián mantiene, como proyecto movilizador, la idea del alfonsinismo. Trasladar la capital hacia Santiago del Estero. Sería un enorme alivio para los porteños.
Lo acompañan los patriotas que mantienen los pies adentro del plato del Partido Justicialista Vegetal. Kunkel, Díaz Bancalari, la señora Bielsa, Eduardo Valdés, Calcagno y Oporto.
Como la mayoría de los postulantes del vegetalismo, El Lindo Julián tiene su fotografía en los paredones, con el inquilino de la Nueva Puerta de Hierro, El Vaticano.
Un Francisco que, con la interna peronista, en el fondo, según nuestras fuentes, se divierte.

Oberdán Rocamora

El resurgimiento de Moyano

Escribe Oberdán Rocamora

Redactor Estrella, especial para JorgeAsísDigital

 

El Charol vuelve. Ante la impotencia de La Doctora y sin apoyos del peronismo político. 

La Doctora -como la oposición complementaria- debiera registrar que se asiste al resurgimiento de Hugo Moyano, El Charol.

El encanto de la negritud vuelve a situarse en el primer plano. Moyano se recupera después de dos años. Para ser precisos, desde que La Doctora cometiera el error medular de desairarlo. De instalar la distancia que Néstor Kirchner, El Furia, nunca se hubiera atrevido a clavar, aunque fuera, en el fondo, su deseo íntimo. Pero las mujeres siempre suelen ir más al frente.

Aquí se refirió que El Furia, antes de pactar con Moyano -y de entregarle mucho más de lo que le pidiera- ordenó un abordaje informativo y judicial. Para estudiar por dónde entrarle. Si por suma de irregularidades administrativas, las vulnerabilidades de crecimiento patrimonial, o a través de las siniestras indagaciones que pudieran salpicarlo. Por su actividad política y gremial, durante los setenta, entre las violencias de Mar del Plata. Con la totalidad del material en su poder El Furia evaluó que lo más conveniente era tenerlo adentro a Moyano, en su bolsa, para asegurarse el acompañamiento del obrerismo quieto y garantizarse el control de la calle.

Alguna evaluación casi similar lo llevó a aliarse, también, con Héctor Magnetto. Sin hacerle caso a la recomendación de Moneta, con el que se comunicaba pero sin que apareciera.

“Termine con Clarín”, sentenció Moneta. “Tendrá que aguantarse 50 portadas incómodas. Pero no tienen más”.

Fue la confluencia de los tres pilares. Manejo del Estado, Kirchner. Complacencia en la comunicación, Magnetto. Apoyo sindical, Moyano. El trípode de poder facilitó que Kirchner impusiera su hegemonía, durante su mandato presidencial. Ciclo (2003-2007) que debiera estudiarse académicamente, como ejemplo de la construcción de poder.

Con Kirchner en vida (pero ya sin ser el presidente) se registró el tratado conflicto con Magnetto y el Grupo Clarín. Ver “Guerra de Convalecientes”.

Aquí Moyano también lo acompañó. Fue el inspirador del cartelito “Clarín Miente”. 

A partir de la muerte (irresponsable) de Kirchner se produce la distancia con “el indeseable” Moyano.

Como si La Doctora cumpliera con la instrucción póstuma de El Furia. Si nos inducen a buscar una fecha emblemática, fue el 27 de abril de 2012. Cuando La Doctora percibió que podía colmar el estadio de Vélez sin ayuda del sindicalismo, ni del “aparato justicialista”, y relegar sin inconvenientes a los “gobernadores atragantados” (cliquear), hacia un espacio subalterno.

Es el turno de los buscavidas de Unidos y Organizados y de La (Agencia de Colocaciones) Cámpora. La gestación de la fuerza de incondicionales absolutos, que le permitiera mantener a La Doctora el perfil preferido. Sin imágenes deprimentes. Y aplicar la sentencia movilizadora de “ir por todo”. Hasta desgajarse y paulatinamente reducirse, en una política de circuito cerrado. Hundida entre sus incondicionales, los aplaudidores del elenco estable.

Sin el apoyo del trípode, era una cuestión de tiempo. El cristinismo ya era una causa perdida (Ver “Nuestra César contra El Charol“).

Pero La Doctora no acepta que fue precisamente con Magnetto y Moyano que Kirchner conquistó la hegemonía. Por lo tanto le costará también admitir las claves de su caída.

Creer que podía suplir los servicios que le resolvía Moyano con los buscas incondicionales de Unidos y Organizados, y con la docilidad de los gremialistas deslegitimados como Caló o Yaski, es tan idiota como creer que podía suplirse el servicio inicial del Grupo Clarín con el amontonamiento de sellos de prensa y de canales del Grupo 23, o del diversificado Cristobalito.

 

Relatividad de las encuestas

En adelante, con la constatación de la fortaleza de Moyano y lo que representa, correspondería relativizar el dictado de las encuestas, que signan la placidez de los comportamientos.

El gobierno se inspiró en la hipocresía de aferrarse a la imagen negativa de Luis Barrionuevo, Harry. E identificar la movida sindical que no entendían con su figura. Un gran acierto de Moyano consistió en perforar la negatividad que le marcan las encuestas, para imponerse con su legitimidad, con “el encanto de la negritud”, y acompañado del izquierdismo adaptable de Pablo Micheli y sobre todo del mismo Barrionuevo, con quien nunca Moyano dejó de comunicarse, sin necesidad de hablar siquiera por teléfono. Abundaban, por doquier, los canales. Como persisten en la actualidad los diálogos con los pocos suicidas que se encuentran transitoriamente enredados con Caló.

Aparte, Barrionuevo es el portador de una indiscutible popularidad que espanta, pero que asimismo atrae. Induce a la hipocresía del sensible que supuestamente se disgusta con sus sentencias, pero lo escucha con secreta admiración. Mientras tanto se repiten las imposturas que le produjeron la fama de filósofo de arrabal.

Barrionuevo es otro ganador por su coherencia. Siempre estuvo enfrentado al cristinismo y conserva la suficiente inteligencia como para cederle el liderazgo a Moyano. Al que tanto supo gastar cuando La Doctora lo expulsó del palacio.

“Estamos tristes, La Patrona ya no se pone más el gorrito de Camioneros”, le decía Barrionuevo, por teléfono, a uno de los tantos canales. Un gordo, que adelgazó admirablemente.

 

Los postulantes tibios 

El tercer mensaje del 10 de abril es para los referentes tibios que aspiren a colocarse la banda en 2015. También pueden situarse entre los perdedores de una jornada que no supieron evaluar. Anticipos de los escenarios que tendrán que enfrentar en caso de tener éxito, y suceder a La Doctora.

En los radicales vaya y pase. Pueden alegar una suerte de obstáculo tradicionalmente cultural. Una imposibilidad para captar la dinámica del movimiento obrero, mayoritariamente peronista.

En cuanto a “Sergio, Daniel y Mauricio”, los tres integrantes de la miniserie, es perdonable el error de Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol. Porque, aunque es un buen amigo de Moyano, se encuentra aferrado a la estrategia improvisada de La Doctora que no acierta.

En su impotencia, La Doctora instruyó a los incendiarios para que se incineraran. El caso más grotesco es el de un peronista en la pendiente como Capitanich, El Premier. Costará facilitarle, al Montenegrino Denso, el retorno desde el ridículo (aunque en el peronismo siempre se puede).

O de otro “compañero” como Randazzo, El Loco, que se deslizó por los mismos lugares comunes.

Como Kunkel, El Lindo Julián (Domínguez), o el inexplicable Pérsico, “compañeros” que rifaron sus trayectorias al pronunciarse contra “el chantaje” y la “extorsión” de esta huelga. Para deslizarse en la gilada autoritaria de sostener que el “paro es político”. Como si algún paro, de los tantos en que participaron, no lo hubiera sido.

A veces una huelga/les arruina el alma”, dice un poema de Mario Benedetti. Con el “alma arruinada”, el cristinismo verbal ayer hizo el ridículo. Pero también Mauricio Macri, El Niño Cincuentón, y Sergio Massa, Aire y Sol II, se desgastaron en intrascendencias, como consumidores de encuestas que muestran también su desconcierto ante el confirmado renacer del sindicalismo, sin el menor apoyo del peronismo político. Con la inalterable capacidad de paralización, y sin necesitar, siquiera, de las enternecedoras inocencias de la izquierda tan combativa como adolescente. La que prefiere sobreactuar, incluso, hasta su alborotado crecimiento.